Prisa prepara un ajuste de personal que reducirá un 18% su plantilla. El recorte, que comunicó hoy a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), afectará a 2.000 de sus 8.000 empleados en España y a 500 de los localizados en América y Portugal. La primera empresa de comunicación española no precisa en su nota cuáles serán las compañías más perjudicadas, aunque avanza su voluntad de preservar el mayor número de empleos periodísticos. El consejero delegado del Grupo, Juan Luis Cebrián, explicó el proceso en una entrevista concedida a principios de este mes para su publicación en el número 24 de la revista Periodistas, que edita trimestralmente la FAPE
Prisa prepara un ajuste de personal en el marco de su proceso de transformación hacia un grupo de tecnología avanzada pero recela de ofrecer cifras del número de trabajadores y medios que se verán afectados
Me ciño a lo expuesto durante la Junta Extraordinaria de Accionistas celebrada en noviembre. Iniciamos un proceso de transformación. Necesitamos una empresa del siglo XXI. Debemos enfrentar la revolución tecnológica, lo que exige cambios estructurales que, obviamente, van a afectar al personal al existir necesidad de incorporar nuevos perfiles tecnológicos. Con todo, el proceso de reorganización incidirá primordialmente en el sistema de producción, no en la plantilla. Pretendemos preservar el capital periodístico, la elaboración de contenidos. Para ello y según qué caso, pondremos en marcha un plan de reagrupamiento de operaciones. Al efecto, hemos encargado a una empresa india el software de una plataforma multimedia que dará servicio a todo el Grupo.
¿Y eso es lo que significa una empresa de tecnología avanzada?
Una compañía de tecnología avanzada es una empresa basada en el software. Es decir: hay cantidad de operaciones diseñadas por el cerebro humano que no necesitan del hombre para su ejecución. Un sistema tecnológico avanzado permite automatizar los valores en la Red.
Lo que viene a decir que los robots sustituirán a los periodistas
No lo creo. Las filtraciones de WikiLeaks ponen de relieve la necesidad de los periodistas para seleccionar, contextualizar y explicar la información. Los médicos operan ahora con robots y da igual que tengan el pulso así o asá. Esta realidad hubiera sido incomprensible para un cirujano de los años cincuenta. Del mismo modo que otras profesiones progresan de la mano de la tecnología, los periodistas también estamos obligados a adaptarnos a los cambios. No tiene que ver con robots, sino con la comprensión y conocimiento del lector, que por otro lado forma parte de la esencia del periodismo. Los periódicos fueron fundados para ofrecer un servicio. Obviamente, urge una transformación profesional.
La reorganización del sector de los medios de comunicación en España no está dejando títere con cabeza
España ha vivido por encima de sus posibilidades. En el actual contexto de crisis económica, sufrimos los males propios de nuestra coyuntura además de los problemas europeos y globales. Los medios, como sector, no están al margen de esta situación, que coincide con un momento de cambio tecnológico crucial, con las dudas sobre la evolución del soporte papel para la información y para la prensa. Pero, a diferencia de otras industrias, los medios tienen una losa añadida: la intervención directa de todos los gobiernos desde 2006 hasta nuestros días. De todos los gobiernos, de los de la derecha y de los de la socialdemocracia, transformando a peor el modelo audiovisual. No solo en cuanto al espectro televisivo sino también en referencia al establecimiento de las redes de banda ancha y el uso de terminales móviles para el consumo de contenidos, sean escritos, hablados, audiovisuales o como sean. Es muy notable cómo ha llevado a cabo este Gobierno la transformación del modelo audiovisual, a golpe de decretos leyes. Suprimimos el cheque bebé y otras prestaciones sociales en pos del ahorro cuando el déficit de las televisiones autonómicas constituye una anormalidad. Estas cadenas tuvieron su razón de ser durante la gestación de las autonomías en la época de la Transición. Hoy, hay sobreabundancia de medios en nuestro mercado.
¿Una burbuja?
Una burbuja, también en los medios. La era digital exige una economía de demanda y los medios continúan atascados en un sistema de oferta. Pese a que el momento es complicado, con una crisis económica global que perdurará, caracteriza además por una dieta en el crédito a las familias y a las empresas, lo que afecta a la financiación de todos los sistemas productivos, con el añadido de la crisis de los medios, la transformación tecnológica y el cambio de comportamiento de los consumidores, urge dar el salto de uno a otro modelo productivo. Creer que España estaba a salvo de transformaciones sociales profundas es un pensamiento provinciano. Este país ha perdido bastante tiempo. Todos lo hemos perdido.
Todos, ¿incluye a las empresas editoras?
Todos. La responsabilidad es compartida, de los medios y de las empresas, de los gobiernos locales... Tenemos un serio problema: la crisis de la economía es sistémica, no podemos evadirnos. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha reconocido que nos quedan cinco años de pasarlo mal. Llevamos tres. Para salir, hará falta una década.
No es muy diferente de lo que sucede en otras partes
También soy consejero de Le Monde y no, la situación no es muy diferente. Aunque con particularidades. ¿Qué tenemos los medios españoles que les falta a otros? La hispanidad. Operamos en un mercado lingüístico de casi 500 millones de personas, 45 de ellos localizados en Estados Unidos, la primera potencia mundial. Constituye una oportunidad que, al contrario que Brasil, hemos desaprovechado. Los brasileños pretenden ser potencia hegemónica en Sudamérica y, para ello, necesitan la lengua, por lo que han puesto a 15 millones de cariocas a estudiar español en las escuelas. Tenemos los problemas de todos, pero algunas ventajas extra. Contamos con un mercado global que en la economía global es un plus. Naturalmente, una mediana empresa no podrá abordar el reto. El éxito será de uno, dos o tres grupos como máximo.
Selección natural: los más débiles morirán
Cuando el profesor Philip Meyer anuncia que en 2043 desaparecerán los periódicos no pronostica su muerte, sino el desinterés general hacia la prensa. En una economía de demanda, nadie quiere producir lo que no se consume. Con caídas del 10 y del 15% en la circulación en la prensa española y rebajas del 30 y del 40% en la inversión publicitaria en medios, debemos reflexionar sobre nuestro futuro. No es que sea negro ni pernicioso, pero quizá haya que mirar hacia el mercado estadounidense, que es un espejo muy nítido.
¿El fin de los periódicos es el fin del periodismo?
He pasado los últimos 47 años haciendo periódicos todos los días, de una forma o de otra. Nadie puede dudar de que si algo soy es periodista. Mi currículum en la Real Academia de la Lengua solo contiene dos palabras: escritor y periodista. Dicho esto: los medios de comunicación han dejado de ser intermediarios entre la sociedad y la realidad. ¿Significa eso que los periodistas van a desaparecer? Obviamente, no. Aunque, por definición, los periodistas son aquellos que hacen periódicos y los periódicos salen periódicamente, cuando lo característico de la sociedad de redes es la continuidad. Confío en que continuará existiendo un circuito de medios de comunicación locales y regionales, que serán importantes dentro y fuera de la Red, destinados a desempeñar el papel que ocupó la producción artesanal respecto de la producción industrial en el pasado. Con ellos convivirán los medios globales. Hablamos de una transformación tremenda que dará la puntilla a muchas empresas. Las fotografías y los vídeos con mayor número de visitas son tomados por ciudadanos que los transmiten directamente a las redacciones de los periódicos y a las páginas de Internet, a través de su correo electrónico o de teléfonos móviles.
Eso es periodismo ciudadano
No creo en el periodismo ciudadano. Quise decir que los medios hemos perdido la carrera de la Red. El 60% de los estadounidenses recibe las noticias a través de Google News, Facebook o Twitter donde no trabaja un solo periodista. Los periódicos ocupamos un papel importante en la construcción de la opinión pública, pero cada vez menos relevante. Ninguna de las organizaciones tradicionales ha triunfado en la Red. Esa ha sido la victoria de otros.
CNN+ y 'Cinco Días'
¿Prisa está soltando lastre para subirse a ese palmarés?
De momento solo hemos anunciado una reducción de personal en Cinco Días, que en número y comparativamente con la plantilla del grupo es algo anecdótico. El recorte será lamentable para quienes se vean afectados, no para el sector. España, un mercado financiero poco importante, disfruta de una oferta de cinco diarios económicos. Reino Unido, el corazón financiero de Europa, solo cuenta con uno, The Financial Times. El caso español es una anomalía. Cinco Días seguirá existiendo, pero necesita proyectarse hacia la Red y, por eso, urge la incorporación de nuevos profesionales. Cierto porcentaje de su plantilla actual no está capacitado para adaptarse y producir información en la era digital. En nuestro sector, unos oficios desaparecen mientras que otros se crean. De momento, no hay ningún proyecto de renovación del diario; al menos, a mí no me ha llegado todavía. Cierto es que para hacer el periódico que pensamos, necesitamos el personal adecuado. El caso de CNN+ es distinto: vendimos la compañía.
¿Su cierre pudo haberse evitado?
Tuvimos la opción de alquilar, pero no resultó interesante. Primero: al vender Cuatro, traspasamos el canal y todas sus licencias. Solicitamos un repetidor en la TDT de pago con la idea de continuar emitiendo CNN+. Aclarar que la marca del extinto canal no nos pertenecía: ni el CNN, que es propiedad de Ted Turner, ni el Plus, que es de los franceses. Segundo: el acuerdo nos obligaba a devolver el repetidor. Tercero: una marca como CNN, en español, no puede ser global. Cuarto: en el entorno operativo de Cuatro, las pérdidas de CNN+ eran asumibles; sin embargo, los cinco millones de euros que requería Telecinco por alquilarnos el repetidor, no. Quinto: a cambio, Mediaset proponía hacernos todo el servicio. Podríamos personalizarlo, pero ellos producirían la base informativa, lo que lo encarecía aún más. En números redondos, hubiera supuesto un sobrecoste de 20 millones de euros anuales.
Que no ayuda a tapar agujeros
El problema no es si ganas o pierdes dinero, sino qué futuro tienes. En un proyecto de este tipo, no puedes permitirte datos marginales. Producir CNN+ para que solo lo vea el 0,5% de la audiencia es una pérdida. Frente a esos datos, gestores y profesionales estamos obligados a preguntarnos por qué, si éramos tan buenos, solo nos veía el 0,5% de la audiencia. Éramos buenos, no lo pongo en duda, pero podríamos haber sido mejores. Si hay alguien que lamenta el cierre de CNN+, ese soy yo. El canal fue un proyecto personal. Negocié directamente con Turner para traer la marca a España. Respecto a la plantilla: Prisa ya no es responsable de las decisiones que tome Telecinco. Con todo, el Grupo pretende poner en marcha un nuevo canal informativo, global y de costes operativos inferiores, emitido a través de cable en América Latina y en España. No es un experimento. Prisa es propietaria de un canal informativo 24 horas en Portugal, con emisión en otros países de habla portuguesa. Su estructura de costes no tiene nada que ver con la de CNN+. Además es rentable: las compañías de cable pagan por el contenido que les servimos.
Ese nuevo canal global, ¿cómo sería?
Lo están diseñando en Sogecable. Todavía no podemos hablar de fechas.
Deuda y desinversiones
¿Estas operaciones son suficientes para cumplir con la deuda o se verán obligados a desprenderse de otros activos?
No lo tenemos previsto. Cerramos las librerías [Crisol] porque dejaron de ser rentables y CNN+ no lo cerramos, lo vendimos. Al contrario, estamos alcanzando nuevos acuerdos. Existe una sinergia constatada entre los medios de comunicación y las compañías de telecomunicaciones. Así lo entiende Prisa, como una convergencia de contenidos. Los móviles, no los actuales que son la prehistoria, soportarán el grueso de los contenidos informativos en un futuro. Desde esa perspectiva tenemos que contemplar nuestra profesión, de una manera distinta. Así que estamos satisfechos con los acuerdos con Telefónica, compañía a la que consideramos un socio estratégico.
Liberty
Muchos ven a Liberty tras este reajuste
Obviamente, quienes no leen información. Lo he explicado cien veces. Liberty no existe. Liberty no es un fondo de inversión. Liberty es una figura financiera peculiar que solo se da en Estados Unidos, un special purpose acquisition company (spac), un vehículo inversor cuya única vocación es fusionarse con otra compañía por los motivos que sean. Liberty se disolvió, no existe. No comprendo ese empeño en negar la operación. Sucede que, cuando nadie quiere invertir en España, resulta increíble que los estadounidenses vengan a hacerlo en un grupo de comunicación.
Si Prisa no es Liberty, el Grupo no tiene por qué perder su perfil familiar
Puedo resultar arrogante, pero algo creo que tengo que ver yo con El País y con este grupo. El Consejo de Administración seguirá siendo el que tome las decisiones. En este cónclave, hay miembros anteriores a la inversión de Liberty y otros posteriores. En cuanto a mi persona, he firmado por tres años como primer ejecutivo de la compañía y consejero delegado del Grupo.
Al cabo de esos tres años, ¿se irá?
Quizá ya no ocupe el puesto de consejero delegado, sino alguna otra posición en el Consejo de Administración. Me gustaría disponer de más tiempo para escribir.
¿Liberty era la mejor opción?
Encontrar capitales que quieran invertir en medios de comunicación en medio de este follón no es tarea fácil, menos aún en España. Para captar su atención: no les hemos propuesto España, les hemos vendido América Latina. Muchos de los que critican la operación lo hacen porque no entienden que fuera posible acometerla, como también veían inviable que vendiéramos paquetes minoritarios, cuando Cuatro es el único activo del que nos hemos desprendido.
Con todo, la fusión coincide con la reorganización de mayor calado de un grupo de comunicación en español de las últimas décadas
El reajuste es real, pero no improvisado. Y no se hará tanto notar por lo que se refiere a los puestos de trabajo, como en cuanto a la producción, insisto, aunque Santillana dispone de una plantilla amplia. Prisa opera en 22 países. Comprendo que no sea fácil de asumir. En parte, habrá reducciones de personal, en parte externalizaciones.
¿Es el modelo de negocio, estúpidos?
Voy más lejos: no sé si hay un modelo de negocio. No sé si vamos a dar con una o con 200.000 fórmulas distintas. Puede que no exista ninguna. No estoy seguro. De lo que sí estoy convencido es de que un periódico en la Red no es un periódico, es información continua. Tampoco comprendo la discusión de cobrar o no cobrar por los contenidos. Nada es gratis. Siempre hay alguien que paga: el Gobierno, la sociedad, los anunciantes o mi papá. La gratuidad, como tal, no existe. La información es una commodity.
¿Hacia dónde camina Prisa?
Hemos adquirido el 12% del canal de televisión VME, en Estados Unidos, y pretendemos entrar en el mercado de la radio. Aprovechar nuestro potencial de marca global en la primera economía del mundo.
Fuente: Periodistas