Héctor Magnetto, director general, analizó en un encuentro con los gerentes del grupo la coyuntura política y económica que atraviesa el multimedios, sostuvo que “la dinámica de la crisis política y las necesidades del poder nos pusieron aquí” y anunció “vamos a seguir resistiendo. Ni se nos cruza por la cabeza tirar la toalla, o vender, o retirarnos”
Dijo Magnetto: “No se trata de un año más. Nos encontramos frente a uno de los momentos más desafiantes de nuestra vida como Grupo. Se ha utilizado todo el poder y el dinero del Estado para intentar horadarnos en lo tangible y lo intangible. Nosotros no elegimos ser enemigos de nadie. Quisimos seguir ocupando el lugar que nos corresponde. Y esto no fue admitido por una lógica binaria, en la que se es cooptado o se es enemigo.
Lo que nos pasó, lo que nos pasa, tiene una razón profunda. La no aceptación de nuestro rol periodístico. La no aceptación de que seamos un actor mediático autónomo, con una espalda un poco más ancha, en un mercado pauperizado y con dificultades de subsistencia. No somos los únicos, pero somos los de mayor peso, los que representamos un sector más amplio de la sociedad. Y por eso los cañones se direccionaron contra nosotros.
Este esquema de poder requiere que sean cada vez más angostos los espacios de independencia en el resto de los actores de la sociedad. Por eso, tan cierto como que estamos defendiendo legítimamente nuestra integridad patrimonial y editorial, es que al mismo tiempo estamos encarnando en primera persona cuestiones mucho más críticas y trascendentes. Somos un objetivo en sí mismo pero también una traba en el camino hacia un poder menos auditado y balanceado. En este momento histórico tan particular nos toca afrontar esta prueba. Nuestra mayor fortaleza será seguir siendo lo que somos y haciendo lo que hacemos. Aunque no la buscamos, la dinámica de la crisis política y las necesidades del poder nos pusieron aquí. Y tenemos que seguir afrontándola. No tenemos otra alternativa moral y ética, ni otra alternativa práctica. Y no lo digo como un signo de fatalidad, sino de compromiso. Debemos resistir, por nuestra propia supervivencia y porque también es una señal importante para la sociedad y para el país. El mal llamado "modelo" requiere una matriz de medios que también atrasa décadas, aunque los ropajes puedan parecer sofisticadas teorías de la comunicación actual.
Se busca un cambio en las reglas de juego del sistema comunicacional de la Argentina, invirtiendo 180 grados la matriz que caracterizó a la prensa desde el surgimiento del país, caracterizada por el protagonismo de la iniciativa privada y el pluralismo editorial. Un esquema coherente, por otra parte, con nuestro sistema constitucional, en el que el periodismo está llamado a ser el "perro guardián" de los excesos del poder y no un apéndice del misma. Ese objetivo se busca por varias vías. Primero, a través de los abusos administrativos y las desmesuras confiscatorias que intentan burlar la suspensión del artículo 161 de la Ley de Medios.
Cuando el año pasado mencionábamos que la relatividad del concepto de propiedad estaba alcanzando niveles nunca vistos, no imaginábamos hasta dónde se podía llegar. ¿De qué otra forma, si no confiscación, puede llamarse el intento de cierre de una compañía por razones inexistentes y por la sola voluntad de un funcionario?
El segundo eje es el sistema de propaganda, con una multiplicación de medios oficialistas que parece no tener techo. Un sistema que filosóficamente se emparenta con los regímenes del siglo pasado en Europa y que incluye la creación artificial de audiencias populares, apalancadas hoy en cuestiones extra-políticas como el fútbol. O programas de alimentación de la militancia, donde el recorte faccioso y falaz de la realidad hasta se reivindique teóricamente. O mecanismos aún más peligrosos, como la TV digital transformada en instrumento de colonización ideológica. Todo esto lo acompañaron con la peor campaña de estigmatización personal de la que yo tenga memoria.
Ustedes y nosotros sabemos que hemos vivido algunos de los momentos más difíciles de nuestra vida, en términos no sólo profesionales, sino fundamentalmente humanos. Y esto va para todos y cada uno de los que han sufrido en carne propia el hecho de ser parte más o menos visible del Grupo. Y que por eso tuvieron que pagar costos personales, familiares, sociales, públicos. Todos saben a qué me refiero. Quiero que sepan que somos absolutamente conscientes de cada una de esas situaciones. Y las valoramos profundamente. Hemos vivido el significado de la persecución personal. Hemos visto cómo se traspasaban todos los límites morales y éticos para atacarnos. Hemos soportado la difamación, la calumnia, el invento sin pudor. Hemos sufrido en carne propia la violación de nuestra intimidad, la amenaza, el escrache cobarde y anónimo.
Buscaron y seguirán buscando quebrarnos en lo personal, a nosotros, a ustedes y a cada uno de tos que trabajan en nuestros medios. Nosotros hemos demostrado que sus operaciones pueden servir para la tapa de un pasquín, pero que no resisten un análisis honesto intelectualmente. Tuvieron que manipular la historia. Quisieron aplicarnos su mirada militante, pero nuestra lógica es otra. Nosotros podemos tener fallas, conflictos, mejores y peores momentos. Pero sabemos que estamos acá para cumplir una función que preexiste a este ciclo político, y que está destinada a sobrevivirlo.
Quiero decirles que tengo esperanza. La tengo porque estamos siendo fieles a nuestras convicciones. Y siento que esto de a poco la gente lo va percibiendo. Saben que resistimos, y eso, en la Argentina del arreglo y la cooptación, no es un dato menor.
Quiero terminar diciéndoles que tenemos razones profundas para seguir ejerciendo esta "resistencia esperanzada".
Tenemos una enorme fortaleza en nuestra gente.
Colaboradores que vivieron este conflicto no con la amenidad de un tema corporativa sino con el compromiso que implica sentirse parte de un proyecto colectivo.
Tenemos una fuertísima determinación de los accionistas. Ya lo decidimos hace rato: vamos a seguir resistiendo. Ni se nos cruza por la cabeza tirar la toalla, o vender, o retirarnos.
Tenemos el respaldo para encarar la resistencia. Hemos construido un Grupo que nos permite dar esta prueba, por su dimensión económica, por su capacidad profesional, por la unidad interna entre accionistas, directivos y personal.
Tenemos la tranquilidad de haber hecho las cosas bien.
Podemos estar aquí porque somos transparentes y cumplimos la ley. Si no fuera así nunca nos hubiéramos dedicado a esto.
Tenemos una fuerte responsabilidad y compromiso con la Argentina. Y con los argentinos. Y no vamos a entregar esa bandera.
Por nosotros, por nuestros hijos y por el país en el que queremos vivir.
No tengan dudas de que vale la pena”.