miércoles, 23 de julio de 2025

Vandalismo y mensajes de odio en una muestra sobre la memoria en la Biblioteca Argentina

"La tierra (a)guarda" es una muestra que se exhibe en la Biblioteca Argentina Dr. Juan Álvarez (Pje. Álvarez 1550), construida a partir del registro fotográfico del colectivo documental Posteo. El proyecto recupera una historia íntima pero profundamente política: los libros enterrados por un abuelo en plena dictadura y desenterrados décadas después por su nieta. Una propuesta que invita a pensar la memoria como acto de resistencia. Este trabajo fue vandalizado el martes 22 de julio por al menos dos personas que escribieron mensajes de odio con marcador rojo indeleble sobre el texto de sala y parte de las copias montadas.

En 1979, en la localidad de San Gregorio (Santa Fe), Ernesto Blanco enterró bajo tierra todos los libros de la biblioteca de su hijo. Corrían los años más oscuros de la última dictadura militar en Argentina, cuando el poder estaba en manos de las Fuerzas Armadas y el terrorismo de Estado se expresaba en asesinatos, desapariciones forzadas y una censura implacable sobre la prensa y la cultura. Casi cuarenta años después, en 2018, su nieta Julia Blanco decidió buscarlos y los desenterró. Ese acto dio origen al documental Desentierros. Los libros que no heredamos, que narra el proceso de recuperación de esa biblioteca oculta. El registro fotográfico fue realizado por Matías Sarlo, Héctor Río y Franco Trovato Fuoco, y muestra cómo, en ese gesto, libro y tierra se funden en una misma materia. La edición del libro homónimo, publicada en febrero de este año, estuvo a cargo de Cecilia Fernández y Matías Sarlo.
"Con la estrategia de siempre —gritar no para hacerse oír, sino para impedir que la voz del otrx sea escuchada—, el martes 22 de julio al menos dos personas vandalizaron parte de la muestra, escribiendo mensajes de odio con fibrón rojo indeleble. Como registran las imágenes, los ataques dañaron tanto el texto de sala como varias de las copias expuestas. Creemos que este acto tuvo como objetivo bloquear y obstaculizar la acción artística, una invitación abierta a la lectura y la escritura colectiva de la que el público formaba parte", contaron desde Zafarrancho Ediciones en un comunicado

Además de denunciar lo ocurrido, los organizadores señalaron que "este tipo de actos no deben pasarse por alto ni naturalizarse", ya que el ataque no fue solo material, sino profundamente simbólico. "Creemos que este gesto tiene la intención de bloquear y obturar la acción artística de lectura y escritura colectiva de la que el público era parte", expresaron en un comunicado conjunto junto a Julia Blanco y el colectivo Posteo.

Las frases escritas, aún no difundidas públicamente, fueron interpretadas como una expresión de intolerancia que busca silenciar el abordaje crítico del pasado reciente y reinstalar la llamada "teoría de los dos demonios", que equipara los crímenes de la dictadura con acciones individuales de resistencia, algo ya ampliamente cuestionado por organismos de derechos humanos y el marco legal argentino.
"Estas acciones no son un gesto ajeno ni aislado", afirmaron, atribuyendo responsabilidad indirecta al clima político actual: "Son habilitadas desde la violencia que expresa diariamente nuestro presidente", en referencia a los discursos oficiales que, según los organizadores, promueven un negacionismo de los crímenes del terrorismo de Estado.

A pesar del ataque, los organizadores confirmaron que la muestra continuará en exhibición hasta el 8 de agosto, como estaba previsto. Ese día, a las 17 h, se realizará un desmontaje colectivo abierto al público, con el objetivo de recuperar el sentido original de la propuesta y reafirmar la necesidad de construir memoria desde el arte.
Ver más: Construir sentido desde la memoria de la tierra

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