En las próximas horas, los más importantes diarios del país, Clarín y La Nación, devenidos en grupos periodísticos poderosos, ejecutarán la decisión de cerrar la Agencia Diarios y Noticias (DyN), creada hace 35 años por ellos mismos junto a una serie de diarios importantes del interior del país, por caso Río Negro y La Gaceta (Tucumán).
Los trabajadores y las trabajadoras de la agencia reclamamos a los accionistas una revisión de tan grave e inminente decisión, en defensa de nuestros puestos de trabajo.
La decisión de cerrar la agencia de noticias privada más importante del país recae en los accionistas principales, y obedece a razones empresarias ligadas a la reconversión de sus negocios, dentro y fuera de la industria de los Medios de Comunicación, antes que a la posible crisis de algún accionista minoritario.
Los trabajadores –casi 100 entre periodistas, reporteros gráficos, administrativos y técnicos- venimos denunciando hace al menos tres años la falta de inversiones en el mantenimiento y actualización del equipamiento técnico de la agencia, al tiempo que se observaba el despliegue de recursos económicos por parte de sus dueños en el desarrollo de sus respectivas plataformas digitales.
Estamos convencidos que el cierre que ahora se preanuncia inminente, y que provocará el despido masivo de todo el personal, no obedece a una crisis económica.
La "libertad" para decidir el destino de sus sociedades por parte de los accionistas no los excluye de la Responsabilidad Social Empresaria de la que mucho hablan y nada ejercen.
Lo que desplaza a DyN del espectro de Medios de la Argentina no son "los cambios tecnológicos que transformaron la tarea periodística" ni "el auge de la digitalización y los nuevos ciclos 24 horas de producción informativa de los diarios", argumentos esgrimidos por parte del propio Directorio de la empresa.
No descartamos que la decisión del cierre se deba, entre otros motivos, a divergencias de intereses entre los hasta ahora accionistas, a pesar de que todos ellos se sirvieron de la producción periodística –escrita y gráfica- realizada a diario por los trabajadores y trabajadoras de DyN.
En su trayectoria de 35 años, los trabajadores de la Agencia DyN pasamos de escribir en máquinas mecánicas, a las computadoras; de la transmisión por teletipos al uso de Internet; asistimos al nacimiento y cuasi extinción del fax. También, al desarrollo de la telefonía celular y sus más recientes aplicaciones, y además pasamos de la cámara fotográfica mecánica, el revelado con químicos y la transmisión de radio-fotos, a las cámaras, ediciones y transmisiones digitales.
Los trabajadores y trabajadoras de la agencia DyN no fuimos refractarios al avance tecnológico, pero siempre pretendimos que el manejo de nuevas tecnologías también se reflejara en mejores salarios y condiciones de trabajo, y no jugaran en contra de nuestros derechos laborales.
Los periodistas, reporteros y técnicos de DyN estamos entrenados para producir las 24 horas información debidamente corroborada y por lo tanto confiable, la misma que publican desde hace años los diarios papel, radios, canales de televisión y portales de noticias, y que reciben también organismos gubernamentales y empresas privadas.
Definitivamente, Clarín, La Nación y los otros accionistas podrían contar con una cada vez mejor agencia de noticias proveedora si así lo hubieran querido e invertido lo necesario, y también si desde 1982 a estos días no se hubiera alterado el poder relativo de cada socio en el Directorio, conforme se producía la concentración de medios en cada vez menos manos empresarias.
El efecto de tal concentración, se sabe, homogeiniza el mensaje y atenta contra la circulación federal de la información, lo cual no es bueno para el sistema democrático.
Pero la situación que hoy atravesamos los trabajadores y trabajadoras de la agencia DyN no constituye un caso aislado: Sólo en los dos últimos años se han perdido en el país más de 2.500 puestos de trabajo en diarios, revistas, agencias, radios, canales de TV y portales de Internet.
Despidos directos, “retiros voluntarios”, jubilaciones anticipadas, y cierres abruptos de Medios a manos de empresarios oportunistas que dejaron un tendal de trabajadores sin siquiera cobrar las indemnizaciones que por derecho les corresponde, explican el desastre y el reclamo urgente de las organizaciones sindicales para que se declare la Emergencia Laboral en el sector.
Pero tanta prepotencia empresaria no sería explicable si además no se contará con condiciones generales que la facilitan: la maxidevaluación del peso a principios de 2016 “abarató” las indemnizaciones, y, además, la falta de reacción del ministerio de Trabajo y de un sector del Poder Judicial ante los reclamos de los trabajadores afectados.
Los proyectos de reforma laboral y los cambios en el sistema previsional que se impulsan desde el gobierno terminan por configurar un escenario cada vez más complicado para todos los trabajadores del país.
Comisión Gremial Interna
Santiago Magrone - Fernando Cáceres