A 25 años de Circo Beat, Rosario sigue estando cerca. El músico rosarino habla sobre su ciudad en un nuevo audiovisual presentado en el canal de YouTube RosarioTurismo
A 25 años del lanzamiento de “Circo Beat”, uno de los álbums más emblemáticos de Fito Páez, la Secretaría de Turismo de Rosario y el Ente Turístico Rosario presentaron un nuevo audiovisual que rinde homenaje al músico rosarino en el canal RosarioTurismo de YouTube.
El trabajo se integra al ciclo “Subjetivas de Rosario”, una serie de microprogramas que describe a Rosario a través de historias, anécdotas y percepciones personales de rosarinos y amantes de la ciudad. De esta manera el ciclo aporta nuevas miradas sobre Rosario, invitando a descubrir paisajes distintos, rincones desconocidos y experiencias originales.
En apenas 3 minutos el nuevo audiovisual muestra a un Fito Páez relajado, que piensa en su ciudad con una “sensación de pertenencia”, con “sentir que sos de ahí”, mientras entre otras cosas recuerda el sabor del típico sándwich Carlito, la pasión por el fútbol y el placer de disfrutar “de cualquier lugar y a cualquier hora a la vera del río”. “Es un misterio –comenta también- cómo en Rosario se concentra tanta gente con tanto talento”.
No ha sido casual la fecha de presentación en sintonía con los 25 años de Circo Beat. Fue este el álbum en el que Fito enfoca una mirada retrospectiva sobre su Rosario natal. “La intención era darle un espacio virtual a mi barrio Rosario, a mi casa, a mi familia, a los bares, a la música que yo escuchaba de chico. Toda esa fantasmagoría y todo ese mundo lisérgico que a la vez convivía dentro de una austeridad muy grande”, recordó alguna vez en relación a este disco.
Muchos pasajes de las letras de Circo Beat remiten a esa añoranza. Ya “Mariposa tecknicolor” recuerda “Todas las mañanas que viví / Todas las calles donde me escondí”, y luego aparecen canciones como “Tema de Piluso”, que hace referencia al rosarino Alberto Olmedo -con su “Rosario siempre estuvo cerca”-; “Normal 1” nombre de una escuela asociada a su adolescencia, y el sugerente título de “Lo que el viento nunca se llevó”.