Por: Julio Miguel Rodríguez Villafañe*
En materia de endeudamiento externo ilegítimo en Argentina, en los últimos 34 años, una de las acciones que facilitaron la trampa y lo indebido fue la cooptación o condicionamiento económico de los medios de difusión por parte de los bancos prestamistas externos y/o por sus representantes. A ello se sumó una dinámica de concentración de medios, en muchos casos monopólica y/u oligopólica y una actitud cómplice del Estado que garantizó el mercado cautivo a dichas estructuras, al no permitir el ingreso de nuevos titulares de licencias, especialmente en radio y televisión. Se negó sistemáticamente que las organizaciones de la sociedad civil y de la economía solidaria, como cooperativas, mutuales, accedieran a prestar servicios de radio.
Los grupos políticos y económicos-financieros interesados en volver invisible o fuera de agenda el tema del endeudamiento externo ilegítimo tenían y tienen en claro que era y es imprescindible hacerse dueños o manejar y condicionar a ciertos medios de difusión.
Los grupos buscaron armar un buen aparato de adormecimiento de los mecanismos de defensa de la sociedad, a través de los medios de difusión y posibilitar la mentira constitutiva del ardid necesario para la inaceptable defraudación que se consumó en contra del país y que continúa afectando el futuro.
El objetivo de dominación de los medios, que informan y conforman la opinión pública explica, lamentablemente, el hecho de que, hubo que esperar veintinueve años, para que se derogara la Ley 22.285 de radiodifusión de la dictadura. Dicha ley era un factor importante en la estrategia de adormecimiento y desinformación de la sociedad en los endeudamientos y pagos indebidos.
El maridaje de intereses que se adueñaron de la política informativa de muchos medios importantes de Argentina estaba claro, durante el Gobierno militar el autoritarismo y el miedo a su accionar bastaban de freno a cualquier información sobre el accionar estatal. Luego, en 1980, se aseguró el silencio con la Ley 22.285 de radiodifusión y los actores que habilitaba y por último, después, se facilitó que los prestamistas externos se adueñaran o condicionaran los medios de difusión. Lo referido permitió que se confirmara la lógica por la cual los sectores financieros usurarios acuden a potenciar la “censura” en las dictaduras. Después, en las democracias, utilizan la “manipulación mediática” a través de los grupos concentrados, monopólicos u oligopólicos, que dichos intereses conforman o financian, al servicio de su discurso único y sus intereses financieros.
Baste señalar, a manera de ejemplo, que a fines de 1999 el Banco de Inversiones de EE. UU. Goldman Sachs compró el 18% del Grupo Clarín SA, el multimediático de mayor presencia y penetración de opinión en Argentina, propietario en distintas proporciones de gran cantidad de medios gráficos, radiales y televisivos, (Canal 13 de Bs. As. y Canal 12 de Córdoba; diarios Clarín, Olé, La Razón, La Voz del Interior y Día a Día de Córdoba, entre otros emprendimientos gráficos; Radio Mitre -Cadena Mitre, Cadena 100, Cadena Top 40 con radios en el interior del país; la agencia de noticia DYN; el sistema de TV por Cable Multicanal, luego fusionado a Cablevisión; etcétera). También uno de los dueños de Papel Prensa SA que fabrica uno de los insumos más importantes de los diarios.
Repárese luego, que Goldman Sachs fue uno de los principales que intermediaron en el llamado “Megacanje”, de mayo de 2001, instrumentado por el ministro de Economía Domingo Cavallo, durante el Gobierno de Fernando de la Rúa. Operación esta última, que agigantó la deuda externa argentina y cuyos mentores y ejecutores se encuentran procesados por la Justicia con motivo de dicha operación. Era un banco que a su vez, ponía el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, como es el caso de Henry Paulson, que era secretario General de Goldman Sachs y pasó a ser secretario del Tesoro en la administración del presidente George W. Bush.
Mientras tanto, el 16 de abril de 2010, la comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC, siglas en inglés) acusó a Goldman Sachs de fraude. Se sostuvo que tenía responsabilidad de haber creado y vendido productos vinculados al negocio de hipotecas, que causaron pérdidas por más de mil millones de dólares a inversores tentados por ganancias especulativas, en base a “información distorsionada”. Fueron esos derivados los que, precisamente, dispararon la “burbuja inmobiliaria” y trajo la crisis financiera global. Los intereses del grupo movieron influencias tremendas para salvarse, obstante ello, en julio de este año 2010, el Banco Goldman Sachs debió pagar 550 millones de dólares de multa, para poner fin a la demanda presentada por la SEC.
A su vez, Goldman Sachs tuvo que reconocer formalmente, en el acuerdo al que se arribó, haber dado “información incompleta” a sus clientes. ¿Qué tipo de confiabilidad se podía o puede tener en la información que dicho banco brindaba y brinda, en los medios que le pertenecían y pertenecen, respecto de las operaciones en las que intervenía en Argentina?
Por su parte, el Citibank, una de las entidades financieras más poderosa de los Estados Unidos, en 1997, compró el control mayoritario de Telefónica de Argentina. Empresa ésta que era propietaria del paquete accionario de Telefe, titular de la licencia de Canal 11 de Buenos Aires. A su vez, Telefe y su señal llega a todo el país, por diversos canales, en especial, por los ocho canales de aire de propiedad del mismo grupo de Telefónica, entre otros, el Canal 5 de Rosario. También ha sido dueña en diversas proporciones accionarias de Radio Continental (AM) y FM Hit, de muchos medios gráficos, (revistas Gente, Para Ti, Billiken, La Chacra y Campo Argentino), de emprendimientos audiovisuales y comunicacionales, como Cablevisión TCI.
Resulta que, en el llamado Plan Brady, instrumentado por Carlos Menem y Domingo Cavallo en 1993, al decir de Alejandro Olmos Ganona, en su libro “La deuda odiosa”, refiriéndose a “los bancos acreedores (Morgan y el Citibank) no sólo prepararon los contrato, fijando unilateralmente sus condiciones -incluidas las exorbitantes tasas de interés- sino que impusieron sus condiciones, en una negociación que no fue consensuada y ni siquiera discutida con los representantes del poder administrador”.
En 1999, Azul TV, Canal 9 de Bs. As., fue adquirido por Telefónica, de propiedad del Citibank y por la banca de inversiones J. P. Morgan.
Asimismo, otro grupo multimediático fuerte de Argentina, el llamado grupo Vila-Manzano, para sus negocios, por los que adquirieron gran parte de los medios gráficos, radiales y televisivos que poseen en el país, denunció la periodista Susana Viau, se hicieron a través de dinero introducido mediante maniobras de transferencias efectuadas por el Citibank. Además, son socios con dicho banco, por ejemplo, en Supercanal, empresa que presta TV por cable, donde un porcentaje accionario es del grupo Clarín-Citibank. Dueños este último grupo de la mayoría de la televisión por cable en el país, ya que poseen también Multicanal y Cablevisión, (Citibank y Goldman Sachs). Además con acciones en DirecTV, la televisión satelital de Argentina. Señal satelital que, prácticamente, sube a su grilla sólo los canales de los que tenían influencia directa o indirecta los bancos referidos (Canales 9, 11 y 13 de Bs. As.).
Como se ve, y como muestra basta un botón, todo se tocaba y toca. Los bancos como el Citibank, Goldman Sachs y J. P. Morgan, prestamistas, gestores de créditos externos, vendedores de influencia, comisionistas, inventores y fijadores del llamado “riesgo país”, cómplices necesarios de operaciones fraudulentas y usurarias en contra de países y pueblos, además, han manejado y manejan directa e indirectamente la información en y de Argentina. Nos dicen qué somos y lo que debemos hacer. Ha quedado claro, a través de la historia, que saben mentir y ocultar a favor de sus intereses. Todo lo que debe revertirse a la brevedad.
*Profesor y abogado constitucionalista especialista en Derecho de la Información, miembro del Foro de Periodismo Argentino
Fuente: El Diario del Centro del País