La pelea por desalojar a Sabbatella de la AFSCA. Qué hacer con la ley de medios. La nueva telefonía celular. Son algunos de los temas que deberá enfrentar el dirigente cordobés y futuro ministro de Macri
Por: Sergio Carreras, scarreras@lavozdelinterior.com.ar
No serán fáciles los primeros meses del abogado cordobés Oscar Aguad al frente del Ministerio de Comunicaciones de la Nación. En sus manos, estará la obligación de desactivar un conjunto de temas explosivos que pueden abrir la puerta a graves enfrentamientos del presidente electo Mauricio Macri con la futura oposición parlamentaria, y también la responsabilidad de llevar al país varios escalones arriba en el universo de las telecomunicaciones.
Primer round
Aguad no tuvo tiempo de calzarse los guantes, pero ya tuvo que subirse al ring con el primer round comenzado.
Tiene la primera misión de desalojar de sus despachos a los directores de los principales organismos argentinos en el terreno de las comunicaciones: Martín Sabbatella, director de la Administración Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), y Norberto Berner, director de la Administración Federal de Tecnologías de la Información y la Comunicación (AFTIC).
Ambos funcionarios tienen mandatos que trascienden la gestión de Cristina Fernández: Sabbatella, hasta 2017, y Berner, hasta 2019. Y tienen, también, la intención de atornillarse a sus sillones.
Para el macrismo, se trata de funcionarios militantes del kirchnerismo que colocaron esa opción política por encima de su responsabilidad institucional, lo que los inhibiría de continuar en los cargos.
El macrismo está seguro de que ambos no podrán resistir mucho y, más temprano que tarde, abandonarán sus sitiales. Y, en el improbable caso de que no lo hicieran, es muy posible que sus organismos sean disueltos próximamente, ya que la idea del nuevo oficialismo sería emprender una importante reforma del marco institucional y legal alrededor de las comunicaciones.
Hacia la convergencia
El kirchnerismo se va dejando a la Argentina dos amplias leyes comunicacionales. La ley 26.522, de Servicios de Comunicación Audiovisual, más conocida como ley de medios, que reemplazó a la vieja Ley de Radiodifusión de 1980, impuesta por la dictadura para un mundo inmerso en la Guerra Fría y para un país que todavía no contaba siquiera con radios FM y televisión por cable.
La segunda es la ley 27.078, Argentina Digital, que a fines de 2014 vino a rellenar algunos huecos que dejó la primera y tiene por objeto conducir al país hacia el horizonte de convergencia comunicacional al que apuntan las nuevas tecnologías.
Claro que, si el macrismo pretende construir un nuevo marco comunicacional y superar el esquema institucional que legaron esas dos leyes, deberá estar dispuesto a enfrentar una fuerte oposición.
Será muy difícil que el kirchnerismo y las organizaciones de la sociedad civil que durante la última década elogiaron la ley de medios como el desiderátum de la legislación comunicacional internacional, se avengan a aceptar que estuvieron equivocados y que ahora es necesario hacer borrón y cuenta nueva.
Será también difícil que, luego de una época de lucha contra “los monopolios”, se acepten sin conflicto las primeras declaraciones que hizo el ministro Aguad sobre que Argentina “no tiene medios concentrados o monopolios” sino apenas “medios más grandes o poderosos que otros”.
El kirchnerismo, a tono con otros gobiernos populistas de la región, eligió a las empresas periodísticas tradicionales como uno de sus adversarios favoritos. Les atribuyó la facultad de conducir y torcer a voluntad la opinión de los ciudadanos y de estar al servicio de intereses antipatrióticos.
Intentaron neutralizarlos con la construcción de un emporio mediático oficialista y un ataque sistemático y constante contra los periodistas, a los que vieron como meros replicantes de los intereses comerciales de sus patrones.
Oídos sordos
La AFTIC todavía no tuvo tiempo de empezar a volar, y la AFSCA, empeñada como estuvo estos años en avanzar contra el Grupo Clarín, jamás escuchó las recomendaciones que le hizo la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo de 2013 que declaró constitucional la ley de medios.
Allí, el tribunal le señaló que debía ser un organismo independiente y manejado por técnicos, no por políticos al servicio de un oficialismo. Le indicó que debía asegurar que los medios públicos no fueran instrumentos de propaganda gubernamental e intervenir para que hubiera una política transparente de distribución de publicidad oficial.
El ente dirigido por Sabbatella desoyó esas indicaciones de la Corte y además se reveló ineficaz a la hora de poner en marcha el esquema propugnado por la misma ley de medios.
Además, como la Ley Argentina Digital modificó un importante punto de la ley de medios y posibilitó el ingreso de las telefónicas al circuito audiovisual, dejó una superposición que el kirchnerismo no tuvo tiempo de emprolijar.
Tampoco pudo tirar abajo la intención de Clarín de quedarse con la operadora móvil Nextel, ni hacer entrar en caja a los medios que siguen sin respetar las pautas de una ley nueva pero que muchos consideran que nació obsoleta.
Además de esta pelea legal e institucional, que podría insumirle un largo tiempo de negociación, Aguad deberá conseguir que los argentinos disfruten de telecomunicaciones de calidad: basta de teléfonos celulares con tarifas caras pero que funcionan mal, y basta de velocidades de conexión a Internet propias de la década pasada.
En las escasas declaraciones que realizó hasta hoy, el cordobés dijo que se trata de un problema simple y de inversión, que espera se comience a solucionar en sus primeros seis meses de gestión.
Equipo
Aguad estará acompañado en su misión por Miguel de Godoy, actual secretario de Medios de Macri en la ciudad de Buenos Aires, quien estaría a cargo de un futuro organismo que podría asumir las funciones tanto de AFSCA como de AFTIC.
Esto, por un lado, aparece como positivo, porque evitaría la duplicación de instancias de control que prevén ambas leyes, aunque también implicará admitir que la discusión por la “fundamental” ley de medios duró mucho más que su implementación: 26 años de propuestas (desde 1983), contra apenas seis años de vigencia.
También Hernán Lombardi, actual ministro de Cultura porteño y futuro titular del Sistema de Medios Públicos, será un colaborador clave para Aguad a la hora de barrer la propaganda oficialista de la programación, de pluralizar la Televisión Digital Abierta (TDA) y de intentar que el de Macri sea el primer gobierno desde 1983 que no impone la agenda oficialista en los contenidos del esquema de radios y canales de televisión estatales.
Lombardi también expresó su intención de contribuir a que el periodismo abandone la lógica dicotómica que lo ha caracterizado en los últimos años, tarea en la que Aguad puede sumar su colaboración a la hora de pensar el futuro esquema comunicacional que se piensa dar a la Argentina.
Fuente: Diario La Voz del Interior