Hay una diferencia sustancial entre la concepción sobre los medios que tiene el kirchnerismo y aquella idea del periodismo que tienen quienes no están abonados a la pauta oficial o no se encuentran bajo el paraguas protector de los fondos públicos. La genuflexión aporta divisas y destruye el profesionalismo, sin embargo hay para todos los gustos. Kirchner, hombre que detesta a la prensa, propuso a nivel nacional un sistema de medios similares al de Santa Cruz, dirigidos, conservador, adulador y sin alma (y sin información), pero fracasó por la magnitud de la oferta. Sin embargo hay buenos intentos como “futbol para todos”, 6,7 y 8 o Página 12. A nivel local y provincial, hay quienes siguen la línea impuesta. Fieles al estilo K.
El modelo K migró desde Santa Cruz a la nación con todos sus componentes intactos, sean estos el manejo de la justicia, la presión sobre los opositores, la cooptación, el ataque indiscriminado a los sectores más críticos y fundamentalmente se llevaron el modelo K de medios, es decir refundar en la nación, gracias al aporte de un aparato publicitario bien aceitado con fondos públicos, aquella parodia de la república maravillosa que nos muestra un INDEC sano, los aumentos de la canasta familiar que se elevan porque la gente cada vez gana más, la inseguridad que crece porque el trabajador tiene muchísima plata en la casa, producto de los altos sueldos que ganan y un sinnúmero de cuestiones que el mundo kirchnerista (enlatado en la parábola del “mundo real”, como le llama Cristina) justifica todos los dislates a través del absurdo, como si el resto de la población fuera mentalmente minusválida.
Santa Cruz fue un coto de caza (y lo sigue siendo) del oficialismo que por casi 20 años tiene copado absolutamente todo el espectro comunicacional de la provincia, ya sea mediante sus emisoras propias (Lu-14, Canal 9) u otras a las que les abona un cachet suficiente (vía pauta oficial) como para matar cualquier instinto de buen periodismo.
El Canal 9 con estudios en Río Gallegos, se ha ganado el mote de “el canal de las buenas noticias”, de hecho aquellos que tienen la desgracia de no contar con acceso a la TV satelital, debe caer (necesariamente) en manos del canal estatal o bien de los canales de cables local cuyos contenidos son manipulados por manos K, como sucede con Canal 2 en esta capital. Este modelo se repite exactamente igual en todos los pueblos del interior.
“Nuestro” Canal 9 emite permanentemente el mensaje oficial; lo viene haciendo desde que Kirchner dio los primeros pasos en la gobernación de la provincia. Muestra obras públicas, actos oficiales del gobernador, inauguraciones, a las maestras del Jardín de Infantes, mucho turismo de empresas cuyas sociedades conforman gente del propio poder y solo difunden algunas dificultades que se puedan encontrar en la ciudad de Río Gallegos, porque (obviamente) la Intendencia no está en manos del FPVS. En sus emisiones “informativas” están excluidas las investigaciones, denuncias o trabajos periodísticos serios e imparciales que aborden la problemática social, política o la inseguridad y cuestionen la acción del gobierno provincial o nacional en esta meteria.
La concepción de Kirchner y Cia es precisamente esa; medios de buenas noticias para todos, lo cual está en total sintonía con el “mundo real” que promueve Cristina y es la máxima aspiración del kirchnerismo en todo el territorio nacional: que no se hable de otra cosa que aquello que conviene al gobierno y solo se repitan sus consignas. En sintonía con esta premisa se forzó la ley de medios. Todo lo demás, el pensamiento libre, crítico, el espíritu investigativo y la libre expresión, están absolutamente vedadas a quienes deban cumplir la noble actividad de informar desde un medio del Estado o desde empresas periodísticas asociadas a él, teniendo como socio mayoritario la pauta oficial.
El “futbol para todos”, fue eso, precisamente; una forma indirecta de hacer buenos negocios (no para el pueblo que debe pagar alrededor de 1.000 millones de pesos por años), untar a los miembros de “La Corte” la productora estrella para la cual fue creada este esperpento estatista y aprovechando la inclinación futbolera del argentino medio tirarle a mansalva los partidos por el Canal 7 y utilizar el espacio que mantiene cautivo a un significativo número de televidentes, para atosigarlo con propaganda política en los zócalos de la imagen, donde permanentemente se publicita desde la obra pública hasta la imagen de la presidenta, mensaje que abundarán hasta el hartazgo a medida que se acerquen las elecciones del 2011.
El modelo de medios K a nivel nacional hace agua, lógicamente porque la resistencia social y empresaria, especialmente en Buenos Aires, es real y concreta e impone cambios de estrategias de las cuales Kirchner adolece, puesto que en estas y otras cuestiones el ex presidente nunca va con un Plan B debajo del brazo, sencillamente porque no está acostumbrado a perder y sentirse obligado a cambiar de rumbo.
A pasado el tiempo y a pesar de todo Santa Cruz ha permanecido fiel al estilo “conservador” que detentan sus medios. Se siguen viendo muchos programas musicales, de turismo, culturales, noticieros con abundante chivos del gobierno, mucha cinta para cortar, promesas de obras en el interior, comunicados de todo tipo, saludos del gobernador con los Intendentes y el mensaje colado de la Nación, le recuerda a los televidentes que absolutamente todo lo que pasa en esta provincia, es gracias a los beneficios de tener a un pingüino en la presidencia.
El Calafate y su “Corte” propia
Este modelo se repite incesantemente en cada uno de los pueblos del interior (Caleta Olivia y El Calafate son casos testigos) donde el que no tiene cable o DirecTV debe afrontar la manipulación informativa del canal oficial que vuelve más boba a la caja boba. En otros lugares como El Calafate, por ejemplo, el modelito se repite mediando los buenos oficios del señor Rafael Gardoqui (foto), un “empresario de medios” de perfil bajo y muy buena facturación, que compite con la popularidad que obtuvo Rudy Ulloa Igor cuando pasó de ex chofer a empresario multimedial.
Gardoqui, a quien algunos juzgan como el nuevo “Rudy”, es un abonado vitalicio a la pauta de la provincia y la nación, cobrando suculentos montos por trabajos de dudosa utilidad pública, pero que cumple a rajatabla con la consigna de permanecer. Por ese motivo en la villa turística es propietario de una radio, un canal de televisión, manipula el cable local y posee una publicación en papel.
Como si costara poco aguantar la andanada de propaganda política que genera Canal 9, Gardoqui, en El Calafate, utiliza las pausas que hacen los canales de cable, para cortar la señal y colocar allí la publicidad oficial, emitir “micros” de uno o dos minutos con discursos del gobernador, el Intendente Belloni, la presidenta o de Néstor Kirchner y refuerza todo este andamiaje propagandístico insoportable con su radio, su propia productora y el canal de su propiedad. Más o menos lo que hace “La Corte” a nivel nacional, pero en distinta escala.
Si todos los medios de comunicación fueran así, el matrimonio Kirchner tendría una preocupación menos en su ajetreada agenda diaria; lamentablemente para ellos y por el bien de los santacruceños, no toda la prensa hace de la genuflexión su medio de vida y hay quienes se le animan (con errores y aciertos) a contar lo que los medios parásitos del oficialismo intentan ocultar.
El modelo de “medios K” se agotará en sí mismo cuando Kirchner deje el gobierno nacional, porque en general no tienen capacidad para autofinanciarse. En algunos casos los empleados de diarios y canales privados desempeñan tareas en ese ámbito, pero cobran de la provincia o de la Cámara de Diputados; no tienen posibilidad de sobrevivir a un corte masivo de fondos proveniente de la caja pública.
Ya que como órganos de información son inocuos, no despiertan interés ni trascienden ni siquiera los límites de la propia ciudad donde se desarrollan (ejemplo: El Periódico en Río Gallegos o los medios de El Calafate) están condenados a desaparecer cuando desaparezca la caja que los solventa; mientras tanto, justifican su existencia componiendo una mímica periodística y sirviendo de órganos de propaganda y operación para atacar a los enemigos del modelo, a la oposición o a cualquier verdadero periodista que quiera contar alguna debilidad del gobierno o investigar acciones de corrupción, negociados y transas políticas.
Este es el “modelo K” de medios. Con ellos se puede aprender a convivir o perecer.
Foto: Francisco Muñoz, OPI Santa Cruz
Fuente: Agencia OPI Santa Cruz