Destituido el director de El Telégrafo
El directorio de diario El Telégrafo destituyó de sus funciones de director de ese medio a Rubén Montoya Vega, supuestamente por el “mal manejo comercial y las pérdidas registradas por el periódico”, señaló una fuente de ese matutino.
La remoción fue solicitada en una sesión extraordinaria realizada la noche del jueves y notificada ayer a Montoya, al regreso de sus vacaciones.
El ex director, abogado y con un masterado en Comunicación Social fue posesionado por el anterior directorio el 27 de julio del 2007.
En un comunicado público, Montoya dijo que el pedido de renuncia es ilegítimo. Y agregó que la razón de su salida obedece “a mi postura, respetuosa pero discordante con el Gobierno, gestor de los medios públicos, pero no su dueño. Me voy por cómo pienso y actúo; escudar en otras ‘razones’ mi despido sería hipócrita e indigno. Hemos intentado, y me refiero a un gran equipo de trabajo, levantar un proyecto que consideramos congruente con el fortalecimiento de la democracia que genera esta nueva época”.
En reemplazo de Montoya quedó encargada la subdirectora de El Telégrafo, Carol Murillo. Al respecto hubo versiones de que el cargo de director había sido ofrecido a Máximo García, director del proyecto del periódico popular que impulsa el Gobierno y al cual se opuso Montoya abiertamente porque utilizaría recursos económicos y la infraestructura del matutino.
La creación de ese nuevo diario generó hace unos meses una disputa interna en El Telégrafo que fue reconocida por el ministro de Telecomunicaciones, Jorge Glas. El viernes se conoció que el periódico popular finalmente comenzaría a circular en junio próximo.
Tras conocerse la salida de Montoya, personal de la redacción –especialmente los editores que ingresaron en su administración– se solidarizó con el ex directivo que hasta ayer estuvo en funciones.
Algunos jefes de secciones manifestaron que seguirán en sus cargos hasta ver qué decide el directorio del matutino guayaquileño.
Despidos
Fuentes de El Telégrafo revelaron que además de la remoción de Rubén Montoya, el directorio del diario habría decidido el despido de algunos gerentes y personal administrativo porque supuestamente “no están funcionando”, por lo que serán reemplazados.
Fuente: El Universo
Carta del ex director de El Telégrafo:
A la ciudadanía
El nuevo directorio de diario El Telégrafo ha resuelto mi despido. Estatutariamente puede hacerlo y en virtud de ello lo acepto. Pero su resolución es, por lo menos, ilegítima.
El nuevo directorio fue nombrado para ejecutar un plan gubernamental denominado “periódico popular”, con presupuesto y personal de El Telégrafo y sin la autonomía que el diario, al menos hasta hoy, siempre tuvo. Lo hace ejecutando un plan que mixtura la descalificación de todo lo actuado y el hostigamiento a quienes lo defienden. A ese proyecto, teóricamente salvador, me he opuesto razonada y razonablemente. No he descalificado a nadie. Si me equivoco en sostener que no puede existir, de ninguna forma, la convivencia entre un medio público (como tal hemos construido a El Telégrafo) y uno gubernamental (de la naturaleza que fuere) el tiempo lo dirá.
La razón de mi salida obedece a mi postura, respetuosa pero discordante con el Gobierno, gestor de los medios públicos, pero no su dueño. Me voy por cómo pienso y actúo; escudar en otras ‘razones’ mi despido sería hipócrita e indigno.
Hemos intentado, y me refiero a un gran equipo de trabajo, levantar un proyecto que consideramos congruente con el fortalecimiento de la democracia que genera esta nueva época. Lo hemos hecho convencidos de la necesidad, más bien de la urgencia, de contar con medios que respondan a intereses que no sean los del mercado o de los grupos de poder. Que respondan a la sociedad en su conjunto y con preferencia a aquellos sectores históricamente marginados, excluidos, menospreciados salvo en los tiempos de papeletas y de urnas.
La oposición violenta que nuestros enemigos internos y externos han ejecutado sin descanso -contra todos los medios públicos, pero en especial contra este diario- revela lecturas que mentes más lúcidas que las nuestras sabrán desglosar. Ojalá algunas de ellas provengan de los asambleístas, en cuyas sabias decisiones está la elaboración de una imprescindible Ley de Comunicación, que esperamos incluya una normativa de Medios Públicos, que debe definir claramente su misión, objetivos, características. Y también sellar sin dobleces sus irrenunciables autonomías.
A todos los que apoyaron -muchos de ellos críticamente- a este maravilloso proyecto mil gracias. Y más todavía a quienes lo levantaron, periodistas en todas sus ramas que vencieron el miedo al estigma y practicaron un periodismo para la gente. Gracias a quienes estaban aquí cuando llegamos y a quienes se nos juntaron en el camino. Y gracias, sobre todo, a nuestros mejores representantes: los trabajadores de la rotativa.
Gracias a los más de 500 héroes y heroínas nacionales que nos regalaron su historia ejemplar para Retrato. A los 200 colectivos marginados o no gubernamentales que llenaron nuestras páginas de Zona Ciudadana, Diversidad, Educación y Salud Comunitaria. A los más de 100 emprendedores colectivos que nutrieron Economía Solidaria. A los miles de fuentes que nos permitieron la realización de más de 800 reportajes sobre situaciones de género, exclusión, marginalidad, respeto a los derechos ciudadanos. A los 50 editorialistas que cimentaron con libertad y lucidez Opinión & Debate. A los 700 lectores que nos criticaron e incentivaron todos los días...
A los ciudadanos y ciudadanas de buena fe les ofrezco mis disculpas por no haberme despedido con una indispensable rendición de cuentas. Si bien ustedes han tenido todos los días en sus manos el resultado de nuestro esfuerzo, hay logros y fallas que allí no se reflejan. Cumplimos ciertas metas, fallamos sin excusas en otras. Responderé a ustedes por todas. Incluso a los que, adentro y afuera, seguirán con su visceral batalla.
Un proyecto social, uno verdadero, no lo define un despido. Ni cien. Tarde o temprano se vuelve colectivo. Y lo colectivo es invencible.
Rubén Montoya Vega
Guayaquil, marzo 26 de 2010
Censura
Ayer no dejaron entrar a la editora de Diversidad Mariuxi León al diario. El motivo contar lo que pasó con la renuncia del director. Censuraron la nota que escribió. Ese texto debía aparecer así en la página 2:Pero apareció así:
Esta es la nota censurada: