147 votos a favor, 4 en contra, 1 abstención. Hubo 104 ausencias. El Gobierno logró el apoyo que preveía tras quitar del negocio a las telefónicas y descentralizar y dar pluralidad el organismo contralor. El debate duró 13 horas. Unión-PRO, la UCR y otras fuerzas se retiraron del recinto antes de la votación.
Por: Julieta Bossi
Con las bancas vacías de la oposición, que calificó de “ilegal” la sesión, pero con el apoyo clave de la centroizquierda y de los socialistas, el oficialismo consiguió esta madrugada la media sanción de la nueva Ley de Radiodifusión que envió Cristina Fernández de Kirchner. Después de catorce horas de debate, el kirchnerismo logró 147 votos a favor. Hubo 4 en contra y 1 abstención. Al momento de la votación había 104 legisladores ausentes.
El maratónico debate incluyó ásperos cruces entre los diputados, negociaciones de funcionarios K de último momento para corregir artículos y la retirada del núcleo duro del arco opositor tras denunciar la violación del reglamento de la Cámara baja.
A las 11.24, cuando el tablero marcó que había 130 legisladores presentes. De ese total, 101 eran del bloque kirchnerista que conduce Agustín Rossi. Es decir, que fue fundamental el apoyo de 29 diputados de otras extracciones para lograr el quórum. Entre las bancadas que contribuyeron, están las fuerzas de centroizquierda Encuentro Popular y Social, y Solidaridad e Igualdad, que durante las dos semanas de discusión en el Congreso solicitaron modificaciones a la versión original para dar su visto bueno al proyecto. Los otros aportes vinieron de usuales aliados del oficialismo, como el Movimiento Popular Neuquino –que, sin embargo, presentó un dictamen propio y se pronunció en contra–, el Frente Cívico de Santiago del Estero, la Concertación (ex radicales K) y otros monobloques, como el del diputado Lorenzo Borocotó.
Recién cuando el kirchnerismo consiguió número, la oposición se sumó a la discusión y apuntó a las “irregularidades” del trámite parlamentario. Adrián Pérez (Coalición Cívica) inició una seguidilla de planteos de “cuestiones de privilegio” para solicitar que el proyecto volviera a comisión para darle “un tratamiento sensato”. La moción fue rechazada por la mayoría. “Pido disculpas por si violentamos algunas formas”, dijo el jefe de la bancada K, Agustín Rossi, sobre el final del debate.
“Estamos tocando fuertes intereses de poderosos que se sentían impunes y usaban todo tipo de elementos para impedir que una ley regule los medios so pretexto de afectar la libertad de expresión”, dijo Manuel Baladrón, presidente de la Comisión de Comunicaciones, cabecera del plenario y el primer oficialista en tomar la palabra.
Desde la oposición, la radical Silvana Giúdici, presidenta de la Comisión de la Libertad de Expresión, objetó la falta de regulación de la publicidad oficial en el proyecto: “La pauta ha servido para callar voces críticas y compra medios en manos de los amigos”. Tildó la ley de “confiscatoria” y pronosticó que de instrumentarse esta ley Néstor Kirchner, “el presidente en ejercicio, será quien se quede con los medios”.
Uno de los discursos más escuchados fue el de la diputada Graciela Camaño, la única díscola del Frente para la Victoria. “Es una ley confusa. En algún momento me preguntaba cómo funcionó de mal el cortar y pegar en esta ley”, ironizó. Además, puso el eje en el artículo que fija un año como plazo para que los medios se adecuen a la norma, aun antes de que venzan los permisos. “El amigo Chávez se ajustó a derecho. Cuando las licencias caducaron, hizo su ley de comunicaciones”, concluyó.
A la hora de la siesta, con el recinto despoblado, las negociaciones transcurrían en despachos y bares cercanos. Gabriel Mariotto, titular del Comité Federal de Radiodifusión, trajinaba los últimos retoques a la ley, solicitados por los diputados oficialistas de Chubut y los socialistas, entre ellos, facilidades a las pymes dedicadas al rubro. Los cinco legisladores patagónicos responden al gobernador Mario Das Neves que, desde un principio, denostó la iniciativa. Hasta anteanoche, los peronistas disidentes que suscribieron el dictamen de minoría elaborado por Camaño contaban con la firma del chubutense Juan Pais, según dijeron fuentes de ese espacio a este diario. Eso no ocurrió.
La oposición dedicó la tarde a la rosca política lejos de las bancas. El PJ anti-K motorizó una estrategia para hacerle pagar al oficialismo el costo por la supuesta violación del reglamento. El diputado electo Felipe Solá y Francisco de Narváez se reunieron en una oficina del microcentro porteño para ajustar el plan. El ex gobernador bonaerense se comunicó con Jorge Busti, Adolfo Rodríguez Saá e incluso a Carlos Reutemann, quien no le devolvió el llamado. En total, juntaron 31 diputados que se retiraron de la sesión. La misma táctica adoptó el resto del arco opositor: la UCR, Unión PRO y la Coalición Cívica. Eso implicó que toda una bandeja estuviera vacía al final del debate.
Ayer, la sorpresa la dieron los socialistas: después de una ronda de consultas entre los miembros del comité del partido –entre ellos, el gobernador Hermes Binner y el senador Rubén Giustiniani– nueve de los diez diputados avalaron en general la norma. “Le creemos poco o nada al oficialismo en cuanto a las motivaciones de esta ley”, aclaró Silvia Augsburger, titular de la bancada, a la vez que reconoció que era un avance comparada con la norma de la dictadura. Esta postura ya tiene su correlato en el Senado: se descuenta que Giustiniani votará por el sí. A esa buena noticia para la Casa Rosada, se le sumó una mala: ayer el senador neuquino Horacio Lores llamó para felicitar a su coterráneo, el diputado José Brillo –quien votó en contra– y le anticipó que hará lo mismo, según confiaron a este diario fuentes de esa fuerza. El Movimiento Popular Neuquino fue hasta ahora un aliado fiel.
A diferencia de otros debates, como el de la resolución 125, no hubo enfrentamientos de hinchadas ni arengas en los palcos. Entrada la madrugada, el oficialismo logró aprobar, en soledad, su proyecto de medios.
Fuente: Crítica de la Argentina