Sergio Santesteban, editor de La Arena, sostuvo que siempre estuvieron a favor de que se cambie la ley de la dictadura.
El diario La Arena, de la ciudad de Santa Rosa en La Pampa, anunció su alejamiento de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (AdEPA) en “desacuerdo” con la postura crítica de la entidad frente al proyecto de ley de Servicios Audiovisuales que impulsa el oficialismo en el Congreso.
Sergio Santesteban, editor del diario, explicó por Radio Provincia que el diario fundado por su abuelo en el año 33 siempre estuvo a favor de los proyectos que se presentaron en el congreso para cambiar la ley de la dictadura con respecto a los medios. “Este apoyo no es de ahora” insistió.
Santesteban indicó que los este proyecto lo apoyaron con un plus, porque “vimos que era muy bueno el debate que se había generado, donde participaron sectores sociales que le interesa la comunicación pero nunca habían podido acceder a ellas”.
Santa Rosa tiene 120 mil habitantes y tiene un solo operador de cable, la Cooperativa Eléctrica, que tiene 70 años, no puede operar una grilla mínima de 15 canales, porque la ley vigente se lo impide.
“De acuerdo a la posición del diario no pudimos más que apoyar esta ley” sostuvo Santesteaban, y cuando AdEPA tomo la decisión de oponerse al proyecto de ley decidieron renunciar a la entidad y al consejo de Asociación de Diarios del Interior de la Republica Argentina (ADIRA).
“Nosotros somos todos periodistas, tenemos esta empresa pero somos todos periodistas, nosotros no somos empresarios que manejamos un pool, si tenemos una FM” reconoció el editor del diario La Arena; “no pretendemos un tratamiento diferencial, el tema trasciende los intereses particulares” reafirmó.
“Y apuesto a que la ley pueda ingresar nuevos operadores y nuevas voces” sostuvo Santesteban al tiempo que criticó los cuestionamientos de oposición “ha sido lamentable”, se han encolumnado detrás de los grandes intereses, “uno de los argumentos es que va a haber menos trabajo y es una mentira”, otro es que se ataca la libertad de expresión, “hay que desenmascarlo no es así” afirmó el periodista pampeado, al tiempo que señaló “como una norma de la dictadura ampara más la libertad de expresión que una ley debatida en el congreso”.
Asimismo, Santesteban recordó que por más que se apruebe la ley “no está ganada la batalla” porque los grandes medios van a presentar una batalla legal, mientras indicó que la ley “tendrá puntos objetables” pero supera “este engendro que nos regula”.
Sergio Santesteban en diálogo con Martín Canullán y Germán Martinez:
Fuente: Informales y Corteses, lunes a viernes de 9 a 12. Radio Provicia de Buenos Aires, AM 1270
Editorial de La Arena:
Los que deberían dar explicaciones
La semana pasada tres diputados nacionales pampeanos se retiraron del recinto y no votaron cuando debió decidirse en la Cámara Baja del Congreso Nacional sobre el proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales. Ellos fueron los radicales Daniel Ricardo Kroneberger y Eduardo Federico Kenny y la justicialista Adriana García quienes no acompañaron así a sus pares de esta provincia Manuel Justo Baladrón y Marta Osorio.
El proyecto, que fue aprobado por una holgada mayoría por los diputados oficialistas y sus aliados de la centroizquierda, pasó ahora al Senado en donde la oposición apuesta a torpedearlo o a demorarlo hasta después del 10 de diciembre, lo que es igual que decir, hasta siempre.
Es evidente que esta iniciativa ha tenido la virtud de dividir las aguas en la arena política nacional. Ha permitido ver con nitidez quiénes están a favor de que las cosas sigan como hasta ahora, amparadas por la normativa pergeñada por la dictadura militar y "retocada" por el menemismo, o que se instale una nueva ley sancionada por los representantes del pueblo en el Congreso. Lo cual es lo mismo que decir que continúe la escandalosa concentración de medios en muy pocas manos o que se democratice el espectro radioeléctrico con el ingreso de nuevos actores privados y sectores sociales que hasta ahora han tenido vedada su participación.
El escandaloso tratamiento que la cuestión ha merecido en los medios porteños -propiedad de las grandes corporaciones dueñas de los principales diarios, canales de TV abierta y por cable y radios de AM- es demostrativo de que el proyecto apunta al corazón del sistema concentrado. Esa cobertura periodística tendenciosa y "grosera" -como bien la calificó un conocido periodista independiente entrevistado por este diario- demuestra mejor que cualquier argumentación que lo que busca el proyecto es repartir mejor la torta de los medios en el país.
Por esa razón, los dos diputados radicales y la diputada justicialista que votaron "no positivo" en el Congreso, alineados con las posturas más retrógradas y complacientes con los medios concentrados, deberían explicar aquí en La Pampa las razones de su posicionamiento. Deberían explicarle a las cooperativas de Santa Rosa y de General Pico, como también a la Fepamco, por qué se oponen a que las entidades solidarias puedan ingresar como operadoras en los servicios de comunicaciones audiovisuales. También a muchas otras entidades gremiales, sociales y culturales por qué se oponen a que puedan acceder a operar una radio o un canal de TV. En síntesis, por qué defienden el esquema de propiedad de medios militar-menemista, subordinado al dogma neoliberal, que le otorga primacía absoluta a las grandes empresas privadas y a una ideología que considera el uso del espectro radioeléctrico -propiedad del Estado, es decir, de todos los argentinos- un negocio antes que un servicio.
Estos diputados siguen la línea de quienes -desde la recuperación de la democracia en 1983- se han negado a tratar en el Congreso Nacional toda posibilidad de cambio en la materia. Son los que han cedido y se han arrodillado ante los dueños de las enormes corporaciones mediáticas, quienes no son periodistas sino empresarios riquísimos. Son los que han apelado a argumentos pusilánimes como: "no es el momento", "no se ha debatido suficiente" y otros de la misma calaña con la intención embozada de posponer eternamente los cambios tan necesarios como urgentes.
Lo más retrógrado de la derecha peronista y radical se ha embanderado tras esta cruzada renegando de la tradición popular de sus respectivos partidos. Parece mentira que no alcancen a ver que son meros títeres de un poder que, en más de una ocasión, no ha titubeado en contribuir decididamente a derrumbar gobiernos electos de ambos signos políticos.