El gay cazafortunas de octogenarias
Por: Juan Ignacio Irigaray
Es una historia de 'amor' muy singular, en algún punto semejante a los casos de los españoles Alfonso Diez, el enamorado de la Duquesa de Alba, y Javier Rigau, que planeaba casamiento con Gina Llollobrigida, 25 y 34 años menores que sus novias, respectivamente.
Intríngulis de los sentimientos o confites a conveniencia, sea como sea, ahí está el matrimonio entre la octogenaria Adelfa Volpes y el veinteañero Reinaldo Waveqche: 82 años ella y él 24, o sea 58 primaveras de diferencia entre ambos. Y, sin embargo, se casaron el 28 de septiembre de 2007 en la ciudad argentina de Santa Fe (norte).
En el registro civil, los novios explicaron la insólita unión. "A Reinaldo lo conozco desde que nació, porque yo era amiga de su madre y cuando ella falleció le dije a él que se viniera a vivir conmigo -contó Adelfa-. Era sólo un niño, tenía 15 años, pero desde el primer día de convivencia nos complementamos".
Transcurrido un tiempo de convivencia bajo el mismo techo, y después de que Reinaldo cumpliera 19 años, ella comenzó a darse cuenta de que la relación comenzaba a tomar otro color. "Un día me sinceré con él y le propuse que cambiáramos las cosas", explicó.
Entonces, Cupido parece que se instaló en la casa de los amantes, siempre según Adelfa, quien se arriesgó a anticipar a los curiosos que se acercaron a la boda: "No es sólo una unión espiritual, después de la boda van a pasar otras cosas...", mientras guiñaba un ojo a las cámaras de televisión.
Reinaldo se puso serio para hablar por primera vez de la relación. "Siempre me gustaron las mujeres maduras", se justificó y añadió que la diferencia de edad nunca había tenido importancia. "Ella significa todo para mí: una abuela, una madre y ahora también una esposa. Es todo lo que nunca tuve en mi vida después de mi mamá", afirmó.
"Me conquistó por su forma de ser, por su energía, amor y dulzura", recalcó Reinaldo. Pero frente a las inevitables conjeturas de que sólo le movía un interés económico, el joven parafraseó al afamado escritor argentino Jorge Luis Borges: "No nos une el amor sino el espanto, será por eso que la quiero tanto".
Después de una breve luna de miel en Río de Janeiro y cuando se aprestaban a viajar a España, invitados por una cadena de televisión que quería que contaran su historia, sobrevino el final. Adelfa falleció a causa de una insuficiencia cardíaca y un accidente cerebro vascular. El matrimonio duró sólo 28 días.
Todos pensaron que a causa del duelo o la pena, váyase a saber, al viudo se lo tragó la tierra. Pero después de un año, reapareció en uno de los tantos programas bizarros de la televisión argentina. Luciendo otro 'look', peinado estilo 'emos', con extensiones de cabello, y retoques de bótox en el rostro, el joven se mostró liberado y super locuaz.
Confesó que, en verdad, es homosexual y planea unirse civilmente con Cristian, su pareja, a fin de año. Y de la finada Adelfa sólo recordó que "dejó un testamento y ahora todo es mío". La fortuna y la pensión heredadas, confió, le permiten "rascarme las bolas de por vida". Después de esos tristes minutos de fama televisiva, Reinaldo denunció un supuesto intento de secuestro extorsivo. "No me van a quitar nada -advirtió-. Ni un peso, porque todo lo que me dejó Adelfa está en acciones y bonos, así que va a ser mejor que se olviden".
En los blogs de Internet no paran de reírse y apuestan a que los presuntos secuestradores del 'cazafortunas' pertenecen a un ignoto grupo comando '¡Adelfa vive!' y buscan venganza.
Fuente: El Mundo.es
*Merengo y Gayalí