Las autoridades iraquíes han abierto un teléfono al que pueden llamar los periodistas que teman por sus vidas. La Policía informó de que su efectividad ha quedado patente en el poco tiempo que lleva funcionando, ya que en las últimas dos semanas se desbarataron dos supuestos planes de asesinato contra dos profesionales.
El teléfono cuenta con el aval del Observatorio de Libertades Periodísticas (www.jfoiraq.org), ONG encargada de defender a uno de los colectivos más amenazados en el país árabe. Una vez conocido el caso, la organización lo pone en conocimiento de una Policía especial, que pone en marcha un dispositivo de patrulla y protección.
El jefe de JFO, Ziad al Ajili, destacó el "gran éxito" de esta novedosa iniciativa "a todos los niveles", durante una rueda de prensa dada esta semana para presentar el proyecto. A su juicio, el teléfono plasma que las autoridades han constatado la importancia de proteger a los medios de comunicación y sus trabajadores".
Desde la puesta en marcha del proyecto, se habrían evitado las muertes de un corresponsal de la cadena Al Hurra, Saad Qusay, y un reportero gráfico en Basora, según el portavoz del Ministerio de Interior, el general Abdul Karim al Jalaf. Además, las fuerzas de seguridad detuvieron en Mosul, en el norte de Irak, a varios sospechosos de participar en el secuestro y asesinato de tres periodistas de la televisión Al Sharqiya.
El propio Qusay aplaudió esta iniciativa, que le salvó de una muerte prácticamente segura a manos de una milicia. "No puedo ocultar que estoy asustado", reconoció, "temo por mi familia porque la Policía sólo arrestó a una persona y la célula aún está libre", señaló el periodista, de 25 años. En este sentido, las fuerzas de seguridad en Basora le recomendaron abandonar Irak durante un tiempo y evitar nuevos riesgos.
Actualmente, Irak es uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas, como lo demuestra el hecho de que desde la invasión, en el año 2003, hayan perdido la vida al menos 276 profesionales, según datos aportados por Jalaf. Estas cifras convierten a este conflicto militar y su posguerra en el peor de las últimas décadas para la integridad de los informadores.
Fuente: Reuters