Alejandro Apo conduce Donde quiera que estés (Continental, lunes a viernes de 23 a 1). Todo con afecto (Sábados de 14 a 17). Montó, como espectáculo de teatro, Y el fútbol contó un cuento, que ya recorrió 270 ciudades.
Por Chistian Rémoli
Como no podía ser de otra manera, Alejandro y Marcelo le dedican un sentido homenaje al más grande jugador de todos los tiempos, a través de una bella balada de Pablo Coll cantada por Sanjurjo y los conmovedores Versos para Maradona, de Héctor Negro, expresados por Alejandro.
El espectáculo lleva recorridas más de 270 ciudades en todo el país y más de 400 representaciones. En el equipaje siempre va una anécdota de Labruna, un saludo eterno a Maradona, un tango de Cadícamo, una gambeta de Rojitas y un cuento del inolvidable Fontanarrosa.
“¡Qué suerte nene, quedó vino para la nota!” Alejandro Apo se acomoda sus jeans negros arriba de la camisa blanca y se levanta para llamar al mozo por un agua más. El contexto de la entrevista pertenece a lo que se fantasea de este señor de casi 1.90, barba y pelo largo: restaurante del centro de Buenos Aires y una mesa después de un almuerzo en la que hubo una charla que se estiró casi hasta la hora de té.
–¿Qué lectura hacés de que tu ciclo Todo con afecto, en Radio Continental, lleve –con alguna interrupción– casi 13 años de aire?
–La lectura que hago es que la radio está invicta, la radio no pierde nunca porque nunca pasa de moda.
–¿Y cómo arrancó la idea de leer cuentos de fútbol por radio?
–En enero del ’95 yo volví a Continental después de haber estado cinco años en Telefé. Víctor Hugo (Morales) me dijo que en la radio no quería transmitir más el fútbol de ascenso y me tiró la idea de generar un programa que era solamente para el verano. Entonces le dije que tenía en mente hacer un programa donde pudiera hablar con mis ídolos (Pastoriza, Rattín, Pedernera) y leer literatura futbolera, que en ese momento era muy poca. Le pusimos Todo el verano en un día, en honor al cuento de Ray Bradbury. En la radio gustó y en la gente pegó mucho. Seguimos en el invierno pero le cambiamos el nombre, pasó a llamarse Todo con afecto. Así fue la historia.
–¿Con qué tiene que ver el auge de literatura futbolera?
–Mirá, este es un mundo que no invita a leer. No es un mundo que te dice “andá al sillón de tu casa y pasá por la apasionante aventura de leer un libro”, más bien te invita a otras cosas. Lo que logramos es contagiar a algunos adolescentes que tienen la pasión por el fútbol y acercarlos, arrimarlos de alguna manera a la literatura y eso se reprodujo de manera notable. Por ejemplo, muchas profesoras de Lengua incorporaron a sus programas cuentos como Esperándolo a Tito, de Eduardo Saccheri, para enganchar a los pibes con la lectura. A tal punto, que maestros de la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sur de Córdoba me piden bibliografía de literatura deportiva para darles cada vez más textos de este tipo a los chicos del secundario.
–¿Y por qué creés que se perdió tanto tiempo? ¿En qué?
–En descubrir la importancia de la literatura futbolera.
–¿Tendrá que ver con que muchos intelectuales miraron casi siempre al deporte por arriba del hombro?
–Seguramente. Tiene que ver con el desprecio por la literatura de Fontanarrosa, por ejemplo. El Negro fue traducido a todos los idiomas y algunos intelectuales dicen que lo que hacía era un arte menor, porque hablaba de deportes o de humor. Eso es una vergüenza. Pero la cultura popular siempre fue bastardeada y no es casual. Los tipos como él, que pueden mezclar a las vecinas de la esquina que van a la verdulería en chancletas con la Torre Eiffel, son transgresores. Quiero decir, esos tipos son de la esquina pero son de París. Alejandro Dolina, otro ejemplo: hace que los muchachos de la pizzería puedan ser visitados por los Dioses Griegos. Eso quiere decir que los futboleros también somos capaces de involucrarnos en la cultura popular. Además no hay que confundir, nosotros no usamos la memoria porque somos nostálgicos y tangueros, la usamos básicamente como enfrentamiento al olvido. Digamos, somos de barrio pero no nos chupamos el dedo. Éramos nosotros los que íbamos a las manifestaciones a defender las causas justas. Y son de las barras nuestras de las que faltan muchos muchachos que hoy están desaparecidos.
–¿Me contás como eran las sobremesas en tu casa?
–Eran maravillosas. Mi papá, el verdadero Apo (Alfredo), creador de Polémica en el Fútbol y periodista deportivo de raza, nos hacía elegir un cuento a cada uno, leerlo en voz alta y después polemizarlo. Éramos mis cuatro hermanos, mi abuela materna, más mi papá y mi mamá. Yo ahí conocí de muy pibe a Borges, Cortázar, Bradbury. Entonces leer cuentos en voz alta es para mí algo completamente normal desde aquella época. Ese clima cultural yo se lo agradezco muchísimo a papi y a mami.
–¿Y qué lugar ocupaba la palabra Perón en ese contexto?
–Importantísimo. Yo soy criado en un ambiente que podría resumir en una frase del poeta Héctor Negro que me parece extraordinaria “…y una foto de Evita que mamá jamás dejó sin flores”; eso me da vueltas todo el tiempo por la cabeza.
–¿Y qué significado te parece que tiene la palabra Perón hoy?
–Me gustaría que tuviera más gravitación.
–¿En qué cuestiones?
–En la estrategia política, por ejemplo. En interpretar la voz del pueblo, también. A mí me parece que los Kirchner –en ese sentido– intentaron reflotar los valores del peronismo, que son la base de encontrarnos con un lugar más lindo y más justo.
–¿Qué viene a ser el peronismo hoy según tu visión?
–Y... hubo muchas piedras. Yo creo que es toda una proeza mantenerse en el peronismo desde la idea. Fue muy desfigurado por algunos sectores por una cuestión natural del peronismo, que hizo que en algún momento entraran en el mismo frasco López Rega y John William Cooke. Pero te diría que la importancia aún hoy sigue estando en su líder, Perón, y en Eva. Te voy a decir algo que me decía mi papá perfectamente aplicable al presente: “Cuando uno ve los enemigos del peronismo, se da cuenta de que eligió el camino acertado”. Si vos ves los enemigos que tiene este gobierno, no son muy diferentes a los de Perón. De todas maneras, mi apoyo a este gobierno, siempre es un apoyo crítico, creo que siempre hay que volver a Perón y a sus enseñanzas.
Apo denota en sus formas que pertenece a una época no tan lejana, en la que los periodistas deportivos no querían tener los mismos autos-minas-celulares-peinados-relojes e ir a los mismos boliches que los jugadores. Momentos en los que escribir 10 líneas en un diario o hacer una conexión radial desde una cancha de ascenso, valían más que exhibirse una hora en TV. “Estamos muy mal en general. El periodismo deportivo de hoy está representado por un grupo de periodistas que dependen de un grupo empresario, Torneos y Competencias, y de Clarín, ambos socios de la AFA. Es un fútbol de la TV, del show business, es un periodismo de programas mediáticos donde los árbitros se hacen llamar por sus apodos. Hacen lo que quieren del fútbol, empiezan los partidos a la hora que quieren. Con la llave maestra que les dio Julio Grondona hacen lo que se les antoja con el fútbol, porque el fútbol no es más de la gente, es de la televisión; no es más del viejo que lleva al hijo de la mano a la cancha, es del living con la pizza y la empanada. Y dentro de este contexto lo que más me preocupa es la formación de los periodistas, de los chicos, que es cada vez menor. Salen por tele muy bien empilchados, buenos trajes, buena pinta, pero se conforman con ganar bien, salir con una piba, si es posible actriz, y así les va bien. No les interesa saber quién fue Erico, Labruna o Pedernera, ni tampoco tomar al fútbol como vehículo de ideas, como símbolo de la cultura popular. Entonces, los pibes que se están formando como periodistas deportivos ven eso y quieren ser así. De esta manera, tenemos tipos que pueden dar mucho más pero que se quedaron en un chiste. Eso es lo que propone la televisión del fútbol.
–De todas maneras vos, por tus modismos, tenés llegada a muchos pibes que se están formando.
–Sí, es verdad. Y en eso tiene que ver mucho el programa de Matías Martín (N de la R Basta de Todo, FM Metro). Es un programa que se escucha mucho, especialmente por los pibes. Eso me da una llegada diferente, en un programa donde pasan cosas maravillosas. Yo no acepto propuestas más allá de mis programas, pero a Matías Martín le dije que sí, la verdad es que me sorprenden los pibes que me paran por la calle para que les diga cosas como “tengo miedo, nene” o algunos de esos modismos que están instalados.
–Volviendo a los periodistas deportivos de ahora y la comparación con los de antes. Tu generación también tiene algunas marcas, por ejemplo la polémica Menotti-Bilardo. ¿Cómo suena a tus oídos eso, 25 años después?
–Veamos ¿Quién puede estar en desacuerdo con que los dos contribuyeron al desarrollo del fútbol? Nadie. Pero por ejemplo, Menotti cree que el fútbol se hace a partir de sus ideas y no de los jugadores que tiene. Eso es una locura. Jugar siempre igual es un error. Es como sentarse a una partida de truco y decir “mirá que te voy a mentir”. Ahora, si vamos a lo concreto, es una cosa increíble que dos técnicos, y los periodistas que están más cerca de ellos, estén peleados por parar el equipo diez metros más atrás o más adelante. Increíble.
–Hablabas de Perón. Tu devoción por él y por Maradona, ¿se parecen en algo?
–Sí, totalmente. Llevado al fútbol para mí Maradona es Perón, Carlos Bianchi el vice y Claudio Caniggia, el jefe de Gabinete. Maradona representa para mí el símbolo del futbolista más grande de la historia. Lo digo aún no habiendo visto a los grandes de la historia, porque no se puede jugar más que Maradona. Es la deducción que hago. Y me gustaría aclararte que no me permito juzgarlo nunca por sus actitudes de vida porque mi rancho está lleno de cosas por arreglar.
Fuente: Diario Miradas al Sur