Aún creemos que la sociedad neuquina en particular tiene que reflexionar sobre lo ocurrido a los efectos de terminar de una vez por todas con la ominosa costumbre del Estado de asesinar, de matar, de someter a los trabajadores a indignas condiciones de trabajo, de generar exclusión social en amplios sectores de la sociedad que viven hacinados y mueren a causa de ello tal y como ocurrió recientemente en la toma Bella Vista (que ironía ¿no?) con los niños Jonathan y Oscar González (murieron calcinados dentro de su casilla de madera).
Por que está claro, esta criminalidad es posible por que existe impunidad y cobardía, y sectores de la sociedad compuesto por corruptos y boludos al decir del exgobernador. Sabemos y estamos convencidos de que debería ser el Estado el mejor garante de la vida, del derecho a tener derechos.
Ante todo, una vez más una pregunta de rigor en momentos de reflexión y dolor; ¿Para que sirve la memoria en tiempos de ignominia, pragmatismo político e indiferencia? Sirve para no olvidar, para reclamar y para exigir Juicio y Castigo a los responsables materiales e ideológicos del asesinato de Carlos. Mucha memoria por que en este caso la memoria es denuncia. Memoria que interpela a ese pasado reciente atroz, pasado atroz que se transforma en un insomne presente eterno.
Memoria que le exige al poder judicial más celeridad en su trabajo, más juicios y testimonios. ¡Más condena! A una Justicia que ha sido muy lenta. ¡Queremos más Justicia! Para finalizar, parafraseando a Herman Hesse: “el llamar de la vida nunca tendrá fin”. Mucho menos en esta ocasión.
Comunidad del Colegio Carlos Fuentealba, Neuquén
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