lunes, 3 de marzo de 2008

11 meses del asesinato de Fuentealba

No se puede evitar. No lo podemos evitar. Han pasado 11 meses desde aquel 4 de abril día en que el terror ejercido desde el Estado descendió sobre Arroyito-Neuquén. Da mucha rabia, calentura y enojo así como una inmensa tristeza recordar y hacer memoria en torno a lo ocurrido allí; tratando e intentando explicar lo inexplicable. El asesinato de nuestro compañero en el marco de protesta social a manos de la policía provincial por orden directa del gobernador de entonces Jorge Sobisch. Estábamos reclamando recomposición salarial, defendiendo la educación pública, denunciando el abandono de las escuelas por parte del gobierno. Nada más ni nada menos.
Aún creemos que la sociedad neuquina en particular tiene que reflexionar sobre lo ocurrido a los efectos de terminar de una vez por todas con la ominosa costumbre del Estado de asesinar, de matar, de someter a los trabajadores a indignas condiciones de trabajo, de generar exclusión social en amplios sectores de la sociedad que viven hacinados y mueren a causa de ello tal y como ocurrió recientemente en la toma Bella Vista (que ironía ¿no?) con los niños Jonathan y Oscar González (murieron calcinados dentro de su casilla de madera).
Por que está claro, esta criminalidad es posible por que existe impunidad y cobardía, y sectores de la sociedad compuesto por corruptos y boludos al decir del exgobernador. Sabemos y estamos convencidos de que debería ser el Estado el mejor garante de la vida, del derecho a tener derechos.
Ante todo, una vez más una pregunta de rigor en momentos de reflexión y dolor; ¿Para que sirve la memoria en tiempos de ignominia, pragmatismo político e indiferencia? Sirve para no olvidar, para reclamar y para exigir Juicio y Castigo a los responsables materiales e ideológicos del asesinato de Carlos. Mucha memoria por que en este caso la memoria es denuncia. Memoria que interpela a ese pasado reciente atroz, pasado atroz que se transforma en un insomne presente eterno.
Memoria que le exige al poder judicial más celeridad en su trabajo, más juicios y testimonios. ¡Más condena! A una Justicia que ha sido muy lenta. ¡Queremos más Justicia! Para finalizar, parafraseando a Herman Hesse: “el llamar de la vida nunca tendrá fin”. Mucho menos en esta ocasión.
Comunidad del Colegio Carlos Fuentealba, Neuquén
Contacto:
cpem69carlosfuentealba@hotmail.com

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