sábado, 15 de octubre de 2022

Martin Baron: "El periodismo sigue alerta"

Por: Juan Cruz Ruíz

El Periódico de España, que nació ahora hace un año en Madrid, como diario de web que además sale en papel, en la época en que hacer ambas cosas se considera heroico, me pidió que entrevistara, para celebrar su aniversario, al que pudiera ser el más representativo de ambos lados del periodismo, y no pensé demasiado hasta llegar a este nombre propio, el de Martin Baron.

Heredero, por ejemplo, de Ben Bradlee, el director del Washington Post que desveló el escándalo del Watergate, Baron ha revalidado al frente del diario propiedad de Jeff Bezos su fama bien ganada de ser un periodista decisivo en estos tiempos en que la información en prensa se halla amenazada por las distintas navajas que persiguen aquello que aun queda del que fue llamado, por Gabriel García Márquez, por ejemplo, el mejor oficio del siglo XX.

Procedente de un éxito colosal, el que llevó al Boston Globe a dar a la luz la ruindad de pederastas de sacerdotes católicos en la ciudad de su diario, llegó al rotativo que fue de Bradlee para impulsar la nueva etapa de un periódico que había sido leyenda en el papel y que ahora es ejemplo en tiempos de Internet.

La conversación fue también una lección de periodismo, como su trayectoria. Confieso que, como viejo periodista, ante Martin Baron, jubilado de 67 años, me sentí un aprendiz tomando notas… para el futuro.

¿Cómo ve hoy el periodismo que aun combina ambos digital y papel?
El mundo digital representa una gran oportunidad para los periodistas. Nos permite llegar a más gente y utilizar varias herramientas para contar mejor: audio, vídeo, gráficos interactivos. Eso ayuda a explicar mejor los asuntos más complicados. Nos permite alcanzar lugares fuera del ámbito geográfico en el que tenemos nuestra redacción central. En ese sentido es una ventaja. Pero también es un reto. Tenemos la presión de difundir las noticias casi instantáneamente. Esto ha desatado una competencia enorme entre los medios y una gran presión hacia los periodistas, porque, al trabajar tan rápido, podemos cometer errores. Se difunde información con errores o también otra que es totalmente falsa a través de las redes sociales. Y hay mucha gente que cree en lo que le llega a través de las redes sociales.
"No deberíamos reaccionar inmediatamente ante cada cosa que pasa. Hay que detenerse y pensar"
¿Cómo debemos prevenir el daño que nos hace lo falso?
Eso es algo que les toca a las compañías encargadas de las redes sociales, son ellas las encargadas de regular algo así. También influye el comportamiento de los usuarios de las redes, es verdad. Pero, bueno, en este sentido la sociedad depende de las compañías que tienen en sus manos a Facebook, Twitter… También los gobiernos de cada país tienen la responsabilidad de monitorizar lo que pasa en las redes sociales. No controlarlas, pero sí monitorizarlas.

Siempre ha parecido usted una persona sosegada en un tiempo de locura. ¿Cómo ha hecho para compaginar el sosiego con la prisa?
Creo que sólo aparento ser sosegado, porque siempre he sentido la ansiedad dentro de mí. Soy una persona muy competitiva y siempre quiero ganar a la competencia. El campo del periodismo tiene esas presiones. Creo, sin embargo, que no deberíamos reaccionar inmediatamente a cada cosa que pasa en el mundo. Tenemos que deteneros un poquito para pensar en lo que está pasando. Pero sí, si me comparas con algunos compañeros, es verdad que tengo una forma de ser más sosegada.

Ahora está retirado. ¿Cómo siente la distancia que ahora hay entre el oficio y usted?
La verdad es que estaba listo para jubilarme porque había trabajado durante muchos años. Fui director veinte años en tres periódicos y antes había trabajado muchos más como redactor y… ya estaba agotado. El agotamiento fue agudizado por la época digital, porque hay que trabajar durante todo el día y tienes la obligación de poner atención todo el tiempo a las noticias. El 24 de octubre cumpliré 68 años. Estoy trabajando en un libro, no creas que no hago nada. Llevo medio año con el libro y acabo de concluir el primer borrador. Cuento mi carrera de más de ocho años en The Washington Post. Me detengo más en el conflicto entre Donald Trump y el periódico y en lo grave que fue el asalto al Capitolio el seis de enero del año pasado y la reacción de Trump hacia los resultados de las elecciones en las que realmente perdió. Estoy trabajando muy duro. También participo en varias charlas y trabajo como asesor para varios medios, algunos de habla hispana aquí en Estados Unidos. Entonces no estoy descansando tanto.

¿Qué consecuencias ha tenido en la democracia estadounidense las actitudes que mantuvo Trump?
Hasta antes de su tiempo yo tenía mucha fe en la democracia de Estados Unidos. Pero con él se desató mucho peligro y, aunque ya no esté en la presidencia, nuestra democracia todavía está en riesgo. Por eso me preocupa mucho el futuro de nuestro país.

Hay una frase suya que podría ser un eslogan para la profesión periodística, mientras se desarrollaba la persecución de Trump contra su periódico: “No estamos en guerra, estamos trabajando”.
Podría ser un eslogan, pero la verdad es que hay muchos periodistas que piensan que estamos en guerra contra los autócratas y contra los que todavía cuestionan los resultados de las elecciones de 2020 en este país. Es verdad que se han puesto en peligro los principios que han regido a Estados Unidos: la diversidad de la población, la inclusión, la tolerancia, la libertad de prensa… y por eso hay quien dice que estamos en guerra. Pero yo creo que nuestra responsabilidad es desenterrar los hechos, ponerlos en contexto y publicarlos para que el pueblo pueda juzgar lo que está pasando en su país. Eso es lo que nos corresponde.

La dicho que el futuro es digital. Pero, ¿cuál será la función del papel? ¿Nos ve a los viejos periodistas desapareciendo con el papel en la mano?
No me gustaría predecir la muerte de los periódicos impresos. Sin embargo, yo diría que llegará el momento en que el lector reciba la información sólo a través de los medios digitales y, sobre todo, en sus dispositivos móviles. El mercado para los medios impresos está disminuyendo y el mercado para los medios digitales está subiendo. Yo no me atrevo a decir cuándo desaparecerán exactamente los medios impresos, pero sé que llegará ese día. Tal vez dentro de 10 años. Aproximadamente. Porque la gente ya se está acostumbrando a no esperar el impreso de la mañana.

¿Qué sería en la época actual un buen lector y qué debe esperar de los periodistas?
Un buen lector debería esperar la honestidad de los periodistas, la exactitud, la imparcialidad, que pidan cuentas a los poderosos, que hagan uso de la libertad de prensa para descubrir los hechos y que estemos en la disponibilidad de escuchar a la gente.

Si hoy llegara de nuevo a una redacción, ¿qué aconsejaría a los periodistas para no ser burlados por la mentira?
Hacer bien lo de siempre: una investigación profunda de los hechos, con tiempo para hablar con mucha gente y leer muchos documentos. El periodista no debe repetir sólo lo que circula por las redes sociales. Se requiere una buena investigación y para eso hace falta tiempo. Es una pena que haya jefes y directores que no lo entiendan. Señores: den tiempo a sus redactores para que hagan una información de calidad. Sólo así puede distinguirse y triunfar un periódico hoy.

¿Usted por qué quiso ser periodista?
Porque siempre tenía interés en lo que pasaba en la política, en lo que pasaba en otros países. Y, bueno, me influyó mucho la investigación del Watergate. Ocurrió cuando yo estaba en la universidad y eso me inspiró mucho. Pero no era sólo por la idea de que algo así podía cambiar a la sociedad. Yo sólo pensaba, y pienso, en que hay que dar buena información para que la gente participe en la democracia. Esa es mi filosofía. Creo que esa es nuestra responsabilidad: dar la información que la gente merece y necesita para fortalecer la democracia.

¿Internet ha alterado esa misión?
Internet ha cambiado mucho nuestra profesión, pero antes de la llegada de Internet no todo era perfecto en nuestra profesión. Así que no deberíamos dramatizar. Hubo periodistas que cometieron muchos errores en el pasado. Había malos periodistas y malos periódicos. Pero, claro, no tenían la capacidad de llegar a todo el mundo, eso es verdad. También hay que decir que la información falsa no es algo nuevo. En el pasado también se difundían falsedades.
Fuente: Diario Clarín

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