martes, 4 de octubre de 2022

César Alberto Mascetti 1941 - 2022

El histórico conductor de Telenoche llevaba varios años alejado de la TV, donde formó una dupla icónica con Mónica Cahen D'Anvers
A los 80 años, murió el periodista César Mascetti. La noticia fue confirmada por la Municipalidad de San Pedro, ciudad en el que nació y vivió hasta sus últimos días. "La Municipalidad de San Pedro comparte con gran tristeza el fallecimiento del periodista César Mascetti. Su enorme trayectoria en los medios de comunicación, su historia ligada a la prensa sampedrina a través del periódico de su padre, El Independiente, y su vínculo con la producción de la zona a través de La Campiña son solo algunas de las tantas razones por las que su figura es parte de la historia de los sampedrinos. A Mónica, su gran compañera, a su familia y a todos sus seres queridos hacemos llegar las condolencias en nombre del Intendente Municipal Ramón Salazar, el ex Intendente Cecilio Salazar y todo el gobierno de nuestra ciudad”, informó el comunicado", reza el comunicado que difundieron.

Nacido el 9 de diciembre de 1941, César Alberto Mascetti heredó su pasión por el periodismo de su abuelo Alejandro y de César, su padre. Se formó en la Universidad Nacional de La Plata y luego de dar sus primeros pasos profesionales en San Pedro, a mediados de la década del 60 comenzó a trabajar en Clarín, luego en La razón y en 1971 ingresó a Canal 13, donde se convirtió en una de sus figuras más emblemáticas, al igual que de la señal de noticias TN, de la que formó parte desde su inicios en 1993.

Se destacó por sus entrevistas a grandes personalidades como Salvador Allende, Arturo Umberto Illia, Juan Domingo Perón, Raúl Alfonsín, Carlos Menem, George Harrison, Atahualpa Yupanqui y Jorge Luis Borges; coberturas como la tragedia del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en los Andes (Chile, 1972), el retorno de Perón (Argentina, 1972-1973) y la muerte del dictador Francisco Franco (España, 1975-1976).

"Me formé en “El Independiente”. Tratamos de mantenerlo más allá de los vaivenes del país. Trabajé allí mucho tiempo, a los quince años ya escribía en el diario y les hice reportajes a un sinfín de personalidades. Y al mismo tiempo cubría deportes, fútbol, básquet, sociales, iba a buscar información al Registro Civil, hacía la crónica policial yendo a la comisaría, la crítica de cine, en fin, todo…"
"La tragedia de los Andes en 1972, es la nota que me marcó a fuego. Cuando se supo que habían aparecido con vida nadie lo podía creer. Después de setenta días de estrellarse contra la montaña y de fracasar todos los intentos de búsqueda, las esperanzas se habían perdido. Sólo un "mentalista" holandés, al que no se le daba demasiado crédito, le había hecho llegar al padre de Carlitos Páez una visión optimista. Carlos Páez Vilaró fue el que más hizo por encontrarlos. Nunca bajó los brazos. Movió cielo y tierra. Justamente me tocó viajar desde Buenos Aires a Santiago a su lado cuando se supo que "creían haberlos encontrado". Todavía no se había confirmado el milagro, así que el viaje transcurrió en medio de una enorme expectativa. Después de la aparición de ellos, de las curaciones en el Hospital de San Fernando, de la primera conferencia de prensa, de la misa de agradecimiento, la mayor parte de los pocos periodistas que habíamos llegado a cubrir el extraordinario caso de sobrevivencia grupal, emprendieron la vuelta a casa. Navidad ya estaba encima y todos querían estar en familia. Yo, en cambio, intuí que algo más había. Antropólogos y sociólogos de distinta partes del mundo empezaban a interesarse por el tema con llamados al hotel y a la prensa chilena para resolver sus viajes de inmediato a Sudamérica. Decidí quedarme y perderme mi Navidad. Y tuve razón. A la mañana siguiente, en el Sheraton Hotel de San Cristóbal, en Santiago, muy temprano, me crucé con Fernando Parrado. Acababa de bajar de su cuarto. Me dijo que no había podido dormir. Fue su primera noche en una cama confortable después de setenta días en el fuselaje del avión, entre las rocas y el hielo. Los recuerdos y las imágenes de la tragedia se atropellaban en su cabeza. No se podía serenar todavía para enfrentarse con su padre, lo único que le quedaba de su familia, cuando llegara a Montevideo. El tenía necesidad de contarle a alguien lo que había vivido. Pero necesitaba confiar en quien iba a recibir la primera versión de la increíble historia. Era demasiado fuerte, le quemaba. Sólo quería discreción de mi parte hasta que resolvieran cómo iban a manejar todo a su vuelta a Uruguay. Varios cafés de por medio, de a poco, con momentos de mucha emoción cuando hablamos de su mamá y de su hermana, allá arriba para siempre, empezó a contarme el caso de necrofagia jamás imaginado. Cumplí con lo prometido. Conté lo sucedido por televisión cuando Fernando Parrado me lo liberó, antes que ningún otro medio, y me quedó con el "héroe" uruguayo una amistad que dura hasta hoy. Fue mi primer gran cobertura.

Pero sin lugar a dudas, para muchos argentinas, César será recordado por la entrañable dupla que formó con Mónica Cahen D'Anvers delante y detrás de cámara. Durante una década fueron la cara de Telenoche, noticiero por el que ganaron 8 premios Martín Fierro como mejor noticiero, además del de oro. Y luego de tantos años informando al público, en 2003 decidieron retirarse de la pantalla chica.

"Cuando estábamos pensando en irnos de la tele, un brillante psicoanalista con el que hacíamos terapia nos tiró una frase que terminó por definir nuestra decisión: ‘No sé ustedes, pero yo quiero que a mí la muerte me encuentre vivo’, dijo. Y ahí se nos bajó el telón", reveló César en una entrevista con La Nación y aseguró que nunca se arrepintió de su decisión.

El periodismo siguió siendo parte de su vida y mantuvo la dupla con Mónica en Radio Del Plata hasta 2015, cuando se retiró definitivamente para volver a San Pedro, donde junto a Cahen D'Anvers abrió un establecimiento rural-turístico llamado La Campiña de Mónica y Cesar, en Rio Tala, en el km 154 de la Ruta 9.

Enamorado de la vida y del micrófono
Cesar habló con Alicia Petti en La Nación (2005) en la previa de la vuelta a Radio del Plata con Mónica
A mí la radio me infundía mucho respeto porque no era mi medio, si bien con la TV son parientes como medios audiovisuales. La sensación que viví fue la de una libertad absoluta, porque al no estar atado por un formato cerrado, ortodoxo, con tiempos que imponen límites, la radio te da otra posibilidad. En la radio, uno puede reaccionar al instante con lo que le sale de las entrañas ante cualquier tema, y esto se vive con un sabor muy especial.

"Los medios tienen la obligación de ser creativos y rara vez lo son. Este es el espíritu con el que se labura, y con todas esas cartas, lo único que hay que hacer es armar el juego, y todos los días es uno distinto, porque un programa es una cosa viva que va mutando con la actualidad y la noticia, y podés disfrutar un reportaje clásico, como a un político, y preguntar lo que querés. Quiero que no suene petulante; sé que prestigiosos colegas de la radio también lo llevan a la práctica, pero en nuestro caso, sentimos que estamos ejerciendo la esencia de este oficio, y al mismo tiempo nos divertimos como locos porque hacemos el programa con un grupo de compañeros con el que nos tratamos como si fuéramos amigos. Por otro lado, el oyente construye el programa a la par nuestra", contó Cesar.

"Si uno extrae de 30 llamados las frases fundamentales y pegás una al lado de la otra, se puede construir un editorial con los oyentes. Un formidable editorial lleno de sensatez, de sentido común y de una inteligencia superior a la que podemos dar nosotros, porque están todas las clases sociales, todas las ideologías. Hubo un programa de televisión en Estados Unidos hace muchos años que se llamaba "Real People" ("Gente Común"), y esto es lo que muchas veces se pierde de vista", sostuvo.

Para Mascetti, "el periodismo del interior tiene una enorme importancia. Es un periodismo noble, sano -define-. Las redacciones del interior ofrecen una versatilidad que hace más fácil llegar a Buenos Aires. Están más cerca de la gente. Yo me formé en una de ellas, y cuando llegué a la capital no me resultó difícil, porque la formación fue buena", señaló.
¿Un balance después de años frente al micrófono?
La sensación de libertad que Mónica expresa yo la siento en la manera de trabajar. Encontrás la posibilidad de tener un horario en el cual podés desarrollar un estilo, manera de ver, de ser, y esto se traduce en un producto cargado de naturalidad y espontaneidad. Salís de un esquema (la TV) cerrado, ortodoxo, en el que los espacios de todo tipo son menores. Esa libertad radial es la que estamos disfrutando y así nos sentimos todas las mañanas. Me parece que encontramos un formato en el que conviven la actualidad, la política, el deporte y el espectáculo, con un clima de humor y de diversión entre los integrantes de la mesa, que es real y no forzado. Creo que eso le llega al oyente, que está bombardeado con la nota dramática y pesada. Y está el reportaje estricto con las preguntas justas y adecuadas. Lo importante es saber a quiénes nos dirigimos y encontrar ese delicado equilibrio que permite que todos disfruten y cuando hay una realidad urgente allí estamos.

Cuál es la fórmula para ejercer la coconducción -Yo puedo ser el fogonero, pero aparece Mónica, dice dos frases y en el acto tenés la respuesta de la gente. La misma mezcla que aplicábamos en la tele la practicamos también aquí. A veces, con un entrevistado difícil, por distintas circunstancias y no quiere hablar con nadie, sale ella y se escucha "hola, Mónica". Los años de TV no son en vano. Una señora le decía el otro día: "Mónica, yo soy íntima amiga tuya y si vos no los sos es tu problema, porque hace 35 años que estás metida en mi casa". Las proporciones son diferentes porque San Pedro ocupa un lugar importante en nuestras vidas; vivimos allí. Y un par de días por semana, yo hago ida y vuelta por la ruta 9; soy un chofer experimentado y a veces hasta movilero, porque la semana pasada no pude llegar a la radio, a raíz del accidente que allí ocurrió, y relaté desde el lugar todas las alternativas. Los días que Mónica se queda allá, está en el arranque y en el pase. Funciona muy bien este fixture que armamos.

La verdad es que nosotros disfrutamos de lo que hacemos. El equipo de profesionales solventes que nos acompaña es muy importante y está integrado por Mario Portugal con la actualidad, Gustavo Sylvestre en política, Miguel Angel Rubio en deportes, Guillermo Blanc y Nora Lafón en espectáculos, Walter López en humor, Alicia Cuniberti en la locución y Marcelo Martín, productor general del ciclo y hombre de confianza nuestro. La mesa se desarrolla con buena fe. Y eso se traduce en un clima natural y auténtico. Cuando comenzamos, no sabíamos qué botón había que tocar para hablar con producción o con el operador, ni ponernos los auriculares. Hubo que hacer un aprendizaje y nuestro programa fue un banco de pruebas. La radio nos respaldó y ahora comienzan a verse los resultados de esa perseverancia en el formato como en el contenido, que redundan en el posicionamiento del ciclo.

¿Organizaron una suelta de palomas mensajeras en la radio? Sí, es un hecho, en apariencia, antirradial. Lo extraordinario de la suelta, desde la radio hasta San Pedro, es que los oyentes iban siguiendo su recorrido a través de los mensajes y decían: "Las estoy viendo en Villa Urquiza", "las veo por la ventana" y luego: "Sí, acá, en Villa Martelli, atención ¡Viene la bandada, viene la bandada!" Y al final se transformó en un emotivo hecho radial que la audiencia siguió comentando días después.

La historia de amor de Mónica y César
Mónica y César se vieron por primera vez en 1971, cuando él daba sus primeros pasos en Canal 13 y ella ya era una figura consagrada. En ese momento, Cahen D'Anvers todavía estaba casada con Iván Mihanovich, el padre de sus hijos Vane y Sandra, y más allá de este detalle, no sintió ninguna química especial con su colega.

"El me parecía un hombre insoportable", explicó en un reportaje. Pero años más tarde, cuando ya se había divorciado, todo cambió: "Era muy buenmozo y se sabía lindo. Todos los días había mujeres en la puerta del canal y lo esperaban a que saliera. Un 7 de junio, Día del Periodista, nos encontramos en una fiesta de Goar Mestre. Sólo sé que cuando nos fuimos, él se subió a su auto y yo al mío, y en vez de ir por caminos separados, nos volvimos juntos y nunca más nos separamos".

Desde entonces, forjaron una de las parejas más sólidas del mundo del espectáculo y tras 25 años de convivencia, en 2003 se casaron. "En 2003, cumplimos las Bodas de Plata, así que aprovechamos la fecha y nos casamos. Nos pareció que era un buen regalo de aniversario. Le dije a César: '¿No te parece que es hora de que firmemos un papelito para que se sepa que esto es en serio?'. Y lo hicimos", explicó la periodista y señaló que el secreto de sus más de 40 años de amor fueron sus diferencias.
El último adiós al reconocido periodista fue en el Cementerio local y estuvo presente toda su familia
Mónica Cahen D'Anvers y sus hijas encabezaron la carava que acompañó los restos de César Mascetti hasta el cementerio de San Pedro. 

Mónica se acercó a los periodistas para expresar todo su agradecimiento: "Gracias, porque ustedes son parte tanto de la vida de él como de la mía. Gracias por haber venido", agradeció profundamente conmovida y cerró: "Gracias por estar y gracias por ser un abrazo".

En una emotiva ceremonia, tras la palabra del párroco Héctor Molfesa, fue Sandra Mihanovich, hija de la reconocida conductora televisiva, la encargada de dar a conocer y leer frente a las personas y medios presentes en el Cementerio, el último texto escrito por Mascetti el 20 de septiembre.

"Él se subió a su escritorio de la calle Salta, se sentó y se puso a escribir porque necesitaba organizar y decir lo que pensaba. Escribió esto, y lo mejor que podemos hacer hoy es despedirlo con sus propias palabras", introdujo la cantante.

"Me estoy muriendo en San Pedro, rodeado de durazneros en flor y de naranjos que esperan su turno para dejar caer sus pétalos e inundarnos a todos de perfume.

Estoy en el medio del campo caminando con mis perros, que perciben desde hace días lo que va a pasar. Estoy mirando el río, escuchando las campanas que escuchaban mis abuelos, estoy por ver volar a las palomas que cubrirán el cielo como todas las tardecitas. Dentro de poco me llevarán con ellas para enseñarme el camino.

Me estoy muriendo en San Pedro, a los 80 años, donde siempre quise morir, junto a la mujer que amo, abrazado a mi familia. Qué más puedo pedir

Me estoy muriendo en paz, con la satisfacción del deber cumplido".
Cesar, 12 de septiembre 2022

Fuentes: Noticias Argentinas, Archivo Señales

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