Por: Néstor Piccone
Desde los años '90, con el avance del neoliberalismo, el modelo de comunicación se transformó y lo hizo a escala planetaria. En ese momento comenzó el proceso de concentración a través del modelo de armados de Grandes Grupos Económicos.
En la Argentina Clarín exhibió rápidamente ese título. Avanzó el modelo de financiarización de la economía y los Medios se convirtieron en el brazo armado que impulsó las privatizaciones y la demolición de los Estado-Nación.
Fue un proceso de recolonización que avanzó con gran celeridad; que se perpetúa y que con la pandemia tiende a consolidarse porque la pandemia, por supuesto, es neoliberal.
Con el Estado de Bienestar, en los años 50, surgieron los Medios Públicos. En Argentina bajo el peronismo nació TelAm para enfrentar a las agencias internacionales como UPI (estadounidense) y Reuters (británica) que con las fakenews de aquella época decían al mundo como era el proceso social, cultural y económico peronista.
Después de los años ’90 el modelo de comunicación pública de la Nación con TelAm, Canal 7 y Radio Nacional fue ganado por la imitación, una experiencia que pretendía y pretende copiar lo que hacen los privados. Salvo algunas excepciones bajo la gestión de Cristina Fernández. Para Juan Perón la comunicación era la expresión de un modelo de Estado. Hoy es un remedo de pantallas y emisoras privadas. La designación de Leonardo Flores en la dirección de la Televisión Pública es una muestra.
El Estado neoliberal, debilitado económicamente por haber entregado al privado multinacional la energía, los bancos, los puertos, los ríos, la marina mercante, los astilleros, la salud; sin control sobre el comercio exterior no tiene una comunicación propia.
Comunicación es un sistema que incluye a los Medios, pero fundamentalmente requiere un proyecto político autónomo con respecto a los monopolios y las transnacionales. La Comunicación no es un negocio es parte del Proyecto Político.
Es un sistema que exige la articulación de los distintos subsistemas que conviven y legislaciones que regulen el respeto a la privacidad de las personas entre otras cuestiones y que impida que quien maneje los soportes no pueda imponer los contenidos que produce, la denominada neutralidad de la red, cada vez más comprometida.
Desde que en 2009 se promulgó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual a la fecha, el Sistema de Comunicación en el mundo y en la Argentina avanzó en concentración de poder de fuego, con recursos y tecnología. No podía ser de otra manera ya que el neoliberalismo impuso en todos los sectores de la economía, su modelo de negocios.
Es un puñado de personas las que controlan la política de comunicación en el mundo. Un grupo concentrado que tiene más poder que los mismos Estados. Como se lo demostraron al propio Parlamento estadounidense y a la mismísima Unión Europea.
En Argentina está Magnetto con Clarín, Canal 13, 350 repetidoras en el sistema de cable, radio Mitre, Telecom que vive en competencia con Carlos Slim, el gigante mexicano que con Claro domina la telefonía celular de Latinoamérica. Por sobre ellos están Marck Zuckerberg (Facebook-Whatsapp), Elon Musk de Tesla y X Space, Jef Bezos con Amazon, y Bill Gates con Apple. Son el sector que más se enriqueció durante la Pandemia.
Ellos controlan la comunicación desde las plataformas, las aplicaciones, los medios y las redes que utilizamos todos. En ese pelotón los Medios Públicos no tienen ni para comenzar.
La crisis de la Comunicación pública va de la mano de la crisis de los Estados-Nación, por eso es un error pensar la Comunicación Pública como una prensa que difunde las acciones de gobierno que además responde, punto a punto, a la agenda que plantean los grupos hegemónicos.
Pero hay otra comunicación posible.
Fuente: Colectivo por el Derecho Humano a la Comunicación
En la Argentina Clarín exhibió rápidamente ese título. Avanzó el modelo de financiarización de la economía y los Medios se convirtieron en el brazo armado que impulsó las privatizaciones y la demolición de los Estado-Nación.
Fue un proceso de recolonización que avanzó con gran celeridad; que se perpetúa y que con la pandemia tiende a consolidarse porque la pandemia, por supuesto, es neoliberal.
Con el Estado de Bienestar, en los años 50, surgieron los Medios Públicos. En Argentina bajo el peronismo nació TelAm para enfrentar a las agencias internacionales como UPI (estadounidense) y Reuters (británica) que con las fakenews de aquella época decían al mundo como era el proceso social, cultural y económico peronista.
Después de los años ’90 el modelo de comunicación pública de la Nación con TelAm, Canal 7 y Radio Nacional fue ganado por la imitación, una experiencia que pretendía y pretende copiar lo que hacen los privados. Salvo algunas excepciones bajo la gestión de Cristina Fernández. Para Juan Perón la comunicación era la expresión de un modelo de Estado. Hoy es un remedo de pantallas y emisoras privadas. La designación de Leonardo Flores en la dirección de la Televisión Pública es una muestra.
El Estado neoliberal, debilitado económicamente por haber entregado al privado multinacional la energía, los bancos, los puertos, los ríos, la marina mercante, los astilleros, la salud; sin control sobre el comercio exterior no tiene una comunicación propia.
Comunicación es un sistema que incluye a los Medios, pero fundamentalmente requiere un proyecto político autónomo con respecto a los monopolios y las transnacionales. La Comunicación no es un negocio es parte del Proyecto Político.
Es un sistema que exige la articulación de los distintos subsistemas que conviven y legislaciones que regulen el respeto a la privacidad de las personas entre otras cuestiones y que impida que quien maneje los soportes no pueda imponer los contenidos que produce, la denominada neutralidad de la red, cada vez más comprometida.
Desde que en 2009 se promulgó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual a la fecha, el Sistema de Comunicación en el mundo y en la Argentina avanzó en concentración de poder de fuego, con recursos y tecnología. No podía ser de otra manera ya que el neoliberalismo impuso en todos los sectores de la economía, su modelo de negocios.
Es un puñado de personas las que controlan la política de comunicación en el mundo. Un grupo concentrado que tiene más poder que los mismos Estados. Como se lo demostraron al propio Parlamento estadounidense y a la mismísima Unión Europea.
En Argentina está Magnetto con Clarín, Canal 13, 350 repetidoras en el sistema de cable, radio Mitre, Telecom que vive en competencia con Carlos Slim, el gigante mexicano que con Claro domina la telefonía celular de Latinoamérica. Por sobre ellos están Marck Zuckerberg (Facebook-Whatsapp), Elon Musk de Tesla y X Space, Jef Bezos con Amazon, y Bill Gates con Apple. Son el sector que más se enriqueció durante la Pandemia.
Ellos controlan la comunicación desde las plataformas, las aplicaciones, los medios y las redes que utilizamos todos. En ese pelotón los Medios Públicos no tienen ni para comenzar.
La crisis de la Comunicación pública va de la mano de la crisis de los Estados-Nación, por eso es un error pensar la Comunicación Pública como una prensa que difunde las acciones de gobierno que además responde, punto a punto, a la agenda que plantean los grupos hegemónicos.
Pero hay otra comunicación posible.
Fuente: Colectivo por el Derecho Humano a la Comunicación