“En su gran mayoría, los medios de comunicación no se conforman con representar la guerra, sino que la glorifican; escogen su bando y participan en el esfuerzo bélico”Por: Petra Llamas, @petrallamas
Tzvetan Todorov (filósofo búlgaro)
En estos últimos días, una serie de acontecimientos me han llevado a reflexionar sobre la responsabilidad social que tienen los medios de comunicación en la construcción de una ciudadanía justa, abierta a las ideas, tolerante y no violenta, sin que por ello traicione su derecho a informar y la libertad de expresión.
Uno de esos acontecimientos fue la pelea entre dos estudiantes de sendos colegios privados. El video es por demás descriptivo, porque cuando todo empieza, una parte de los compañeros, como “testigos cobardes” caminan en bloque, celular en mano, con la única finalidad de grabarlo en video. Otros gritan incitando y poniendo más agresividad a la lucha. Ninguno de ellos hace el más mínimo gesto de detenerla o de avisar a las autoridades para que lo hagan, sobre todo cuando uno de los jóvenes ya está en el suelo y otros le dan patadas cobardemente. El objetivo es grabar un buen espectáculo y una vez filmado, lo puedan subir a internet e iniciar así las competencias por tener más visitas.
Por su parte, las redes sociales y los medios se dedican a reproducir una y otra vez dichos videos, mientras el locutor de turno comenta la escalada de violencia en las escuelas y lo negativa que es la actitud de estos jóvenes. Se convierte en juez implacable y adopta poses de solidaridad y de repudio absoluto a las agresiones. Critican a las autoridades educativas, a los maestros y a los padres de familia y recalcan la urgencia de medidas contra el bullying y la violencia escolar, exigiendo que alguien haga algo.
Hay una frase que me gusta mucho y que no sé de quién es, que dice: “Siempre me preguntaba: ¿Por qué no hay alguien que haga algo? entonces me di cuenta que yo soy alguien” Ese locutor y los medios son precisamente ese alguien que puede y debe hacer algo.
Después de presentarnos ese lamentable video, se van a un corte publicitario, no sin antes anticiparnos que volverán con las matanzas en Irak, las manifestaciones violentas de aquí, allá y acullá; sobre el desalmado que golpeó brutalmente al hijo de su esposa y demás noticias llenas de morbo y violencia. Acto seguido entran escenas de las telenovelas que se podrán ver a lo largo del día, donde los gritos, las traiciones, el sexo y las amenazas de muerte o asesinato explícito son la constante. Alfred Hitchocock tiene una frase genial al respecto: “Ver un asesinato por televisión puede ayudar a descargar los propios sentimientos de odio, pero si no tienen sentimientos de odio, podrán adquirirlos en el intervalo publicitario”.
Las declaraciones de los líderes sociales no se hicieron esperar. Unos consideran que los pleitos y el acoso escolar se deben a la falta valores, otros que la familia es violenta y por eso los hijos también lo son; otro más opina que hay que pasar estos videos para que la gente se dé cuenta de lo que está ocurriendo en las escuelas. Lamentablemente en esas declaraciones no aparece ninguna de los líderes de las cadenas televisivas y medios de comunicación, seguramente porque no son los más honorables como para dar opinión sobre la causa de tanta agresividad, siendo como son los principales promotores de la misma.
Sabemos que las conductas agresivas se originan en la familia y que lógicamente continuarán en la escuela; sabemos también que la jerarquía de valores en nuestra sociedad está invertida y ahora se rinde culto a los materiales (dinero, riqueza, poder) y en cambio los valores morales (lealtad, laboriosidad, respeto y muchos otros más) han pasado a un segundo término, además de ser asociados a conductas mochas y decimonónicas. No dijeron nada nuevo.
No obstante, las declaraciones de los líderes sociales tuvieron una coincidencia, y es que todos somos responsables de lo que está pasando con los niños y jóvenes; por tanto toda la sociedad debe trabajar para formar individuos que resuelvan sus conflictos de manera pacífica, principalmente las familias y la escuela. Sin embargo, no hay que dejar de lado a los medios ya que su influencia es mucho más contundente y decisiva.
Los medios de comunicación son los encargados de decir qué pensar y cómo pensar, dictan modas y conductas y también las juzgan. Ellos son los educadores informales por excelencia y sabedores de esa influencia, tienen la obligación moral de realizar una autocrítica profunda y modificar el rumbo que están llevando. No pueden deslindarse del daño que están provocando, así que tienen que empezar a hacer su parte. Pocos son los medios que escapan a esa tónica amarillista y violenta y pocos son los periodistas serios que forman la opinión y el criterio de los ciudadanos.
Esta sociedad agresiva y descompuesta está necesitando unos medios que coadyuven con la educación en la familia y en la escuela, que seleccione con cuidado sus contenidos y deje de hacer apología directa o indirecta de todo lo que tenga que ver con la violencia. Los medios de comunicación tienen una enorme responsabilidad social. Deben dejar de glorificar la guerra y empezar a enaltecer los valores, la bondad, el diálogo y la paz.
Fuente: desdelared.com.mx