miércoles, 25 de noviembre de 2009

Clarín publica una historia incompleta de Papel Prensa

La historia de la compañía
"Papel Prensa se origina en 1968 como un proyecto privado con participación estatal. Los principales diarios (Clarín, La Nación, La Razón y La Prensa, que finalmente no participó) querían desarrollar una planta de papel, para dejar de importarlo. Como esto no avanzaba por las diferencias entre los distintos gobiernos de la época, los diarios iniciaron el análisis de otro proyecto, bajo una sociedad llamada Fapel. Papel Prensa, por su parte, se adjudicó en 1972 a Editorial Abril. Estaba previsto que el Estado participara financieramente y que luego se fuera, algo que nunca hizo.
En 1973, el ministro de Economía José Ber Gelbard buscó cambiar el socio privado y allí entró David Graiver - que desembolsó US$ 4 millones- en reemplazo de Abril. Luego del golpe de 1976, Graiver muere en un accidente de aviación en México, nunca esclarecido.
Su viuda y sucesora, Lidia Papaleo, comienza entonces el proceso de venta de sus bienes. Entre septiembre y octubre, negocia con Fapel la venta de su parte (63,9%) en Papel Prensa.
En noviembre se efectiviza la operación en US$ 8,3 millones. Recién en marzo de 1977, varios meses después, aparecen las primeras denuncias sobre vínculos de Graiver con Montoneros. Su familia percibió la primera cuota (US$ 730.400) y luego el régimen de facto le incautó los bienes. Los compradores siguieron pagando las cuotas restantes en los tribunales judiciales hasta saldarla. En agosto, los militares buscaron injerencia en la compañía y nombraron un veedor-interventor: el capitán de navío Alberto D'Agostino, cercano al jefe de la Armada Emilio Massera. Se fue un año después".

NdE:
En la imagen la composición accionaria actual de Papel Prensa, según la infografía del Diario La Nación


¿Qué paso después?...
¿Qué ocurrió con las acciones de La Razón?, Siguió teniendo alguna participación el estado en las decisiones de la empresa... En el año 1986, Ricardo Molinas titular de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas inició una investigación sobre Papel Prensa. Allí se estableció que la empresa costaba U$S 250 millones, pero la venta a los tres matutinos se realizó en U$S 8,3 millones. Relató Osvaldo Papaleo: Clarín compró Papel Prensa, con la familia Graiver detenida y juzgada por un tribunal de guerra de la dictadura. A partir de allí Clarín ejerció el monopolio de la venta de papel para diarios. Cuenta de esto dieron Julio Ramos (N. de R: Los cerrojos a la prensa), fundador de Ámbito Financiero, y Héctor Ricardo García, que durante muchos años fue dueño de Crónica. Clarín no lo dice...

Es bueno recordar:
A Julio Ramos la espina se le quedó clavada. Según algunos malpensados, porque se quedó afuera del negocio. Según él, por la injusta razón de que una industria clave (la primera planta productora de papel para diarios del país, construida con el dinero de todos los argentinos y -específicamente- gracias a los impuestos a la importación de papel que pagaron todos los medios gráficos durante varios años) fue vendida con grandes facilidades a sólo tres empresas periodísticas: Clarín, La Nación y La Razón (que luego se desprendió de sus acciones).

Como las autopistas que se levantaron sobre la ciudad de Buenos Aires, Papel Prensa S.A. se convirtió así en una herencia más del Proceso.
En mayo de 1977, Clarín realizó el anunció desde su portada, con un recuadro gigante a dos columnas que ocupaba los dos tercios derechos de la primera plana. Por ese entonces no hubo cortes de rutas ni puentes, tampoco discusión acerca de la posible contaminación que esas plantas podrían causar. Nadie hablaba de dioxinas. Y los uruguayos no tenían nada que ver en la cuestión.
Clarín se ocupó de detallar en ese recuadro todos los pasos que se siguieron para la compra de las acciones de Papel Prensa. Y puso especial énfasis en aclarar que, gracias a la inyección de capital de los medios compradores, la planta iba a poder finalizarse de una vez por todas. Al final, haciendo honor al refrán que habla de la “cola de paja”, se cuidaba de aclarar: “Como surge de todo lo expuesto, la transacción se celebró a la luz pública y con el consetimiento previo y posterior del Estado (...), preservando un proyecto de interés nacional y resguardando el abastecimiento para todos los diarios de su principal insumo, en defensa de la libertad de prensa, de conformidad con una centenaria tradición argentina y respetando uno de los soportes de nuestro estilo de vida”.Poco más de un año más tarde, el primero de agosto de 1978, La Nación publicaba la tradicional fotografía con el corte de cinta. Quedaba así inaugurada la primera fábrica de papel para diarios de la Argentina. La imagen muestra a los directivos de los periódicos socios en la empresa junto a miembros del gobierno militar. Hoy, Papel Prensa sigue funcionando, a orillas del río Baradero y muy cerca de la ciudad bonaerense de San Pedro.

Nota: Algunas de las imágenes que reproducimos en el Especial Memoria han sido tomadas del libro Decíamos ayer. La prensa argentina bajo el Proceso, de Eduardo Blaustein y Martín Zubieta (Ediciones Colihue). Texto e imágenes: Visualmente
Ver anteriores: La historia se escribe en papel

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