Néstor siguió la sesión desde la Quinta. Cristina lo acompañó durante gran parte del debate. Todo el Gobierno se mostró eufórico frente al éxito alcanzado en “la madre de todas las batallas”. Tiempo de revancha.
Nada más alejado de aquella noche fatídica en la que el Senado, y sobre todo Julio Cobos, enterraron el sueño presidencial de imponer las retenciones móviles. Los Kirchner vivieron ayer un día de victoria parlamentaria plena. Siguieron la votación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual desde la Quinta de Olivos, junto a sus asesores y secretario. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, prefirió monitorear el debate desde la Casa Rosada. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, también se quedó en su oficina pero pasadas las ocho de la noche partió a la residencia presidencial. Lo mismo hizo el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Allí estaba el verdadero arquitecto de las leyes K, el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini. Los voceros del Gobierno repetían las palabras que Kirchner soltaba en Olivos: “Es un día histórico. ¡Le ganamos a Clarín!”.
Desde el mediodía el oficialismo sabía que esta vez sí tenían los votos más que necesarios para sacar una ley que viven desde hace meses como “la madre de todas las batallas”. “Estamos todos muy pero muy tranquilos”, contó a Crítica de la Argentina uno de los funcionarios claves de este proyecto legislativo. Eran las seis de la tarde y las cartas ya estaban echadas.
Como suele ocurrir en estos casos, el matrimonio presidencial se mantuvo al tanto de los avatares de la Cámara alta en contacto directo con el jefe de bloque del Frente para la Victoria, Miguel Pichetto. El titular del Comfer, Gabriel Mariotto, pasó el día entero en el Congreso. Se sentó primero en uno de los palcos y después hizo base en el despacho de la presidencia del bloque. Desde algunos salones cercanos al recinto, sus consejeros analizaban al minuto las controversias legales que despertaba el debate.
Néstor tuvo una tarea doble. No sólo controló la votación de sus senadores, sino que también se ocupó de que en el exterior del Congreso se viva un clima festivo para el oficialismo. Convocó a los principales intendentes del conurbano bonaerense para que ellos, a su vez, movilicen a sus militantes por los alrededores del Parlamento. El jefe comunal de José C. Paz, Mario Ishii, un influyente barón del conurbano, siguió la votación desde adentro del edificio. Sus muchachos estaban afuera, mezclados entre organizaciones sociales, dirigentes de la oposición de centroizquierda y distintas agrupaciones K, como Carta Abierta.
En su aparición pública, la presidenta Cristina evitó hacer referencia a la votación de la ley de medios. Fue durante un acto en el que despidió a 270 familiares de caídos en Malvinas que viajaron a las islas para visitar el cementerio de Darwin. La mandataria prometió trabajar “sin desmayo” para que el Reino Unido acepte la soberanía argentina de las Malvinas. Después se fue hacia Olivos. Mañana iniciará un viaje por la India. Al cierre de esta edición, Néstor evaluaba ir a la Plaza del Congreso a festejar la aprobación de la ley de medios.
Fuente: Crítica de la Argentina