sábado, 28 de marzo de 2009

Resalta Clarín que las interferencias que reciben sus señales se dan en "el contexto de un debate por una ley de medios audiovisuales"

Interferencias a canales y radios
En los últimos días tres medios del Grupo Clarín sufrieron interferencias de origen desconocido que afectaron las emisiones de su programación y que podrían ser parte de una campaña de agresión que afectaría al ejercicio de la libertad de prensa.
A partir del lunes 23 las señales televisivas de Canal 13, de Todo Noticias, Volver y otros canales, así como las de las estaciones de radio Mitre y FM100 sufrieron interferencias en horarios centrales y por lapsos prolongados. Las señales son emitidas por los equipos de Artear instalados en Constitución y retransmitidas por el satélite estacionario Intelsat IS-3R.
Las interferencias alcanzaron sólo a los medios señalados, por lo cual no se trató de un problema de alcance general y pueden haberse realizado desde el territorio nacional o desde otro país de Latinoamérica.
Las evaluaciones técnicas indican que para realizar este tipo de intervención es necesario contar con equipo sofisticado y costoso, por lo que no puede ser obra de aficionados. El episodio ha llamado la atención, en el país y en el exterior, por sus características inusuales y porque se produce en momentos en que se debate un anteproyecto de Ley de Servicios Audiovisuales, presentado por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Este proyecto, lanzado en el contexto de sucesivas y fuertes críticas del oficialismo a los medios de difusión independientes, ha generado fuertes críticas, porque puede convertirse en un instrumento de intervención y de presión oficial sobre los medios.
En su sesión del jueves pasado, el Senado aprobó un proyecto solicitando al Poder Ejecutivo que investigue las interferencias, al tiempo que numerosos legisladores y organizaciones que nuclean a los medios daban a conocer su preocupación por los hechos.
Es de esperar que esa investigación se lleve a cabo para establecer las responsabilidades del caso y desalentar ulteriores acciones sobre cualquier medio de difusión.

Canales y radios del Grupo Clarín sufrieron reiteradas interferencias, en el contexto de un debate por una ley de medios audiovisuales. Es necesario investigar el hecho.

Heraldos negros
María Seoane
Más allá de los debates y crispaciones del presente, si existe algo que debe preservarse desde el poder al llano es la libertad de expresarlos. La interferencia que se registró en la frecuencia de transmisión de TN, Canal 13, y Radio Mitre debe ser condenada por oficialistas y opositores. El poder tiene una responsabilidad mayúscula en investigar lo ocurrido, y además tiene el deber de educar al ciudadano condenando este suceso que tanto olor tiene a heraldos negros. El gobierno de todos los argentinos debe sentirse agredido como se siente el medio de comunicación afectado. Porque condenar e investigar este hecho también es garantizar su propia existencia. Y debe hacerlo con una voz potente: no para que sea escuchado con las formalidades del pésame, sino para que sea escuchado a lo largo y ancho de la Argentina por cada uno de nosotros. Porque sólo así nos sentiremos todos seguros en una casa común con el único pacto civilizatorio que hemos aprendido luego de años de oscuridad: defender la libertad con uñas y dientes.

Fuente: Diario Clarín


Información sobre las interferencias
El Comité Federal de Radiodifusión tomó contacto con la organización INTELSAT, requiriendo en forma urgente información sobre las interferencias en las transmisiones de las señales satelitales de la empresa ARTEAR. S.A.
Al respecto la organización ha comunicado que entre 24 y 26 de marzo de 2009, el Centro de Gestión del Transporte de INTELSAT informó que una señal portadora no autorizada de alta potencia causó interrupciones intermitentes del servicio de Artear. Las interferencias duraron aproximadamente dos (2) horas cada vez.
El día 26 de marzo del corriente año, al producirse una nueva interferencia, el Centro de Operaciones de Radio Frecuencia de INTELSAT indicó al área técnica pertinente que activase el Sistema de Localización a fin de generar una elipse para determinar la posible ubicación de la interferencia. Las medidas adoptadas no fueron suficientes para determinar el origen de las interferencias, no obstante lo cual si pudo determinarse que la fuente de las interferencias se encuentra fuera del territorio de la República Argentina.
Si bien hasta la fecha INTELSAT no ha podido confirmar la fuente que causó la interferencia experimentada por ARTEAR durante el período del 24 de marzo hasta el 26 de 2009, durante este período de tiempo, INTELSAT fue capaz de eliminar varias instalaciones de comunicaciones por satélite como posibles fuentes de la interferencia. Se llevarán a cabo pruebas adicionales para determinar el posible origen de esas interferencias.
Asimismo se estableció contacto con posibles fuentes de la interferencia y se implementaron precautoriamente medidas para la solución del problema.
Como medida de precaución, INTELSAT ha relocalizado la frecuencia de ARTEAR, a fin de garantizar los servicios y las áreas técnicas continuarán monitoreando cualquier interferencia.

Fuente: ComFeR


El grupo sostiene que el equipo que realizó el sabotaje de la señal satelital está localizado en la península de Yucatán. El multimedios denunció el episodio ante la Justicia, y voceros de la empresa dicen que no sospechan de sus competidores.
Las interferencias sufridas por Radio Mitre, Canal 13 y Todo Noticias fueron realizadas por medio de equipos instalados en el área de la península de Yucatán, en México. Así lo hizo saber Eduardo Bayo, gerente técnico de Artear, quien aclaró que la información fue suministrada por Intelsat, la empresa operadora del satélite, el viernes por la noche, después de haber realizado los últimos rastreos de los equipos desde donde se instrumentó la maniobra. Según pudo establecer Crítica de la Argentina, el Grupo Clarín habría presentado ya una denuncia penal para esclarecer no sólo la identidad de los responsables materiales del sabotaje sino también la de sus instigadores.
Bayo no confirmó este último dato, pero explicó que, “si bien desconocemos la ubicación precisa del lugar, se ha logrado circunscribir el área en la que estarían instalados los equipos. Y el área, de acuerdo con Intelsat, corresponde a Yucatán, a una amplia zona del Caribe”. El gerente técnico de Artear sostuvo que el resultado de las investigaciones es fiable “casi en el 90%”, al tiempo que advirtió que, si no vuelve a repetirse, no será sencillo dar con el punto exacto desde el cual se ejecutó la interferencia. “Por la banda de frecuencia, se necesitan antenas de más de tres metros de altura. La tecnología indispensable para poder destruir, como se hizo, el contenido digital de las emisiones, oscila en unos 150 mil dólares”, calculó Bayo.
Clarín descarta, asimismo, que el ataque a sus radios AM y FM y sus televisoras de aire y cable pueda provenir de una empresa de comunicación. “Tanto nuestros amigos como nuestros competidores son serios. No se meterían en un asunto de este tipo”, aseguró. La pérdida de señal de Mitre, Canal 13 y TN –a los que se sumaron la FM 100 y los canales Volver, Magazine, Metro y TyC Sports– fue advertida en las provincias de Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y Salta, así como en la ciudad de La Plata.
La primera interferencia se registró el martes 24 y se repitió en los dos días siguientes, aunque con distinta duración: el 24 se prolongó casi 110 minutos; el 25, alrededor de 105, y el 26 ocurrió el episodio extenso, con 160 minutos. El horario elegido para practicar el bloqueo de las transmisiones fue el de la media tarde. La empresa presentó una denuncia ante la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC); el organismo a cargo de Ceferino Namuncurá se limitó a responder que “la CNC está disponiendo lo necesario para detectar el origen de las interferencias”.
Las manipulaciones practicadas, ahora se sabe, desde Yucatán no sólo oscurecieron las pantallas. También el clima político acusó el golpe y se enrareció: la agresión llegaba en medio del pico más alto de la disputa que el Gobierno mantiene con el Grupo Clarín, al que le ha dedicado casi en exclusiva el proyecto de una nueva Ley de Radiodifusión

Fuente: Crítica de la Argentina

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