jueves, 18 de diciembre de 2025

Disparar para silenciar: la represión que quiso borrar la imagen de Pablo Grillo

Este miércoles 17 de diciembre se realizó el conversatorio 'Justicia por Pablo Grillo. La represión mileísta a trabajadorxs de prensa', en el marco de la 36ª Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino de ARGRA. Participaron Fabián Grillo, padre de Pablo; Claudia Cesaroni, abogada de la familia e integrante de la Liga Argentina por los Derechos Humanos; Juan Pablo Sarkissian (Sindicato de Prensa Rosario – SPR); y Ana Isla y Farid Dumat Kelzi (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina - ARGRA). El encuentro tuvo lugar en la Sala de las Miradas de Plataforma Lavardén, Mendoza 1085
Un plan sistemático de ajuste y represión
Edgardo Carmona, Secretario General del Sindicato de Prensa Rosario, denunció la política de represión sistemática bajo el gobierno de Javier Milei. "Se está desarrollando un plan que incluye 300.000 puestos de trabajo menos. En estos años, casi 20.000 empresas cerraron. Es un plan minucioso que también contempla la represión de movilizaciones", afirmó.

"La justicia social es presentada como una cuestión terminada, decadente", agregó, mencionando la eliminación de la salud pública, la educación pública, los derechos laborales y los derechos individuales. Amnistía Internacional informó que en los últimos dos años hubo 2.500 personas heridas en actos reprimidos, y al menos 200 periodistas resultaron heridos, además de numerosos detenidos ilegalmente. Carmona subrayó: "Este plan solo puede sostenerse con represión y silenciamiento: que la gente no participe y que el periodismo no pueda mostrar lo que ocurre".

Entre los casos más graves se encuentra el de Pablo Grillo, fotógrafo de 36 años, herido durante una movilización de jubilados frente al Congreso. Su padre, Fabián, lo acompaña en la recuperación, simbolizando la lucha por justicia: "Cada reprimido, cada encarcelado, cada ignorado forma parte de la historia real de un país que sufre. Nuestro compromiso es acompañarlos permanentemente para que este gobierno pague y se esclarezcan responsabilidades políticas".

El ataque y la noche de la represión
Pablo Grillo fue herido el 12 de marzo mientras registraba la marcha de jubilados frente al Congreso, cuando el gendarme Héctor Jesús Guerrero disparó una cápsula de gas lacrimógeno que impactó en su cabeza. Fabián aclaró que no hablaba en nombre de su hijo: "El intento de asesinato no funcionó. Él podrá hablar por sí mismo cuando sea oportuno".

Pablo atraviesa una recuperación sorprendente, seguida incluso por equipos de neurocirugía del Hospital Ramos Mejía. Volvió a tomar fotografías, documentando festivales internos del hospital: "Cumplió su rol de fotógrafo. Estaba contentísimo", relató Fabián.

El disparo no fue accidental. "Esa imagen no podía salir", dijo el padre. La represión comenzó antes de que la marcha se consolidara, golpeando a jubilados, hinchas y trabajadores de prensa. Mientras Pablo era operado durante nueve horas, Patricia Bullrich declaró públicamente que estaba detenido, acusándolo de ser un "fotoperiodista militante". "Le seguía pegando a Pablo mientras lo estaban operando. Inventaron un delito, lo juzgaron y lo intentaron ejecutar el mismo día", denunció Fabián.

Pablo sufrió un total de ocho operaciones. Su hidrocefalia generó retrocesos, pero con la colocación de la válvula empezó a revertirse; está recuperando la deglución y pronto podría dejar la sonda. Además, continúa terapias de kinesiología, fonoaudiología, terapia ocupacional y salud mental.

Fabián destacó la importancia del compromiso de la sociedad civil. "De hecho, el sistema judicial debería estar avergonzado, porque la sociedad civil resolvió el hecho la misma noche en que ocurrió", sostuvo.

Gracias a los colegas de Pablo, a los testigos y a todas las personas presentes, explicó, ese mismo día el hecho ya estaba esclarecido. Fabián agradeció especialmente a los fotógrafos, fotoperiodistas, periodistas y a quienes manejan drones: las imágenes captadas fueron contundentes y clave para identificar al responsable.

Sin embargo, señaló, resulta increíble que, aun frente a lo que estaba siendo transmitido en directo, algunos sigan mintiendo sobre lo ocurrido. "Nos dicen que lo que vemos no es cierto", enfatizó, y reflexionó sobre la gravedad de la desinformación: si se miente sobre lo que todos podemos ver, ¿qué estará ocurriendo en los lugares opacos, que no conocemos? ¿Qué pasó con Santiago Maldonado? ¿Qué pasó con Rafael Nahuel?

Fabián cuestionó además la versión oficial difundida días después. Bullrich afirmó que la bala de gas lacrimógeno había rebotado tres veces antes de impactar en Pablo. Pero las imágenes mostraban otra cosa: no había estructuras metálicas, sino madera quemada. La munición atravesó un borde de esa madera como si fuera manteca; el disparo fue directo y no rebotó en ningún lado.

Por eso, concluyó Fabián Grillo, es necesario reflexionar sobre lo que ocurre en los lugares que no se ven. "Si mienten sobre lo que estamos viendo, ¿qué estará pasando en otros ámbitos, incluso en la economía?", se preguntó, subrayando la gravedad de la manipulación de la información y la necesidad de vigilancia ciudadana.

Patricia Bullrich y la legitimación del ataque
Claudia Cesaroni, abogada de la familia e integrante de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, señaló: "Patricia Bullrich estaba etiquetando a Pablo Grillo como un delincuente y decía que estaba detenido. La construcción de alguien como enemigo es lo que se hizo con Pablo".

Recordó que otras víctimas también fueron atacadas ese día: una niña gaseada y un hincha de Chacarita que perdió un ojo. "Quienes mostraban lo que estaba pasando fueron construidos como enemigos. Ese intento de Patricia Bullrich de legitimar el intento de homicidio fue central".

"Hago un paréntesis: la querella está integrada, en mi caso, por la Liga Argentina por los Derechos Humanos, donde soy abogada, y por otra compañera, Agustina Lloret, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Son las organizaciones que eligió la familia de Pablo para acompañarlos en la querella y en la presentación de su caso", acotó.

Respecto al procedimiento jurídico, Cesaroni explicó que, en cuanto a la parte legal, el hecho ocurrió el 12 de marzo y el 21 de marzo la familia se presentó acompañada por los abogados y el CELS. "Nos presentamos acompañando a Fabián, a Mari —su esposa y mamá de Pablo— y a Emiliano, es decir, a la familia de Pablo. Inmediatamente pedimos que se cite a prestar declaración indagatoria a la persona que ya ese 21 de marzo sabíamos que era el autor del disparo contra Pablo: el gendarme Héctor Jesús Guerrero".

La abogada precisó cómo identificaron al responsable: "¿Cómo lo sabíamos? Porque había centenares de fotos y videos, no solo en bruto, sino analizados por los compañeros del Mapa de la Policía, lo que nos permitió identificar claramente que el autor del disparo era Héctor Jesús Guerrero. Todo ese material lo aportamos al expediente. El juzgado que interviene es el Juzgado Federal N.º 1, a cargo de la doctora María Romilda Servini".

Cesaroni agregó que, desde el primer momento, se señaló la responsabilidad de Guerrero, pero también se pidió que se responsabilice penalmente a los superiores: "A Patricia Bullrich, al comandante jefe de la Gendarmería, y al jefe de los grupos específicos que estaban operando en la calle, en particular el grupo de Guerrero. Todo eso todavía no lo logramos. Lo único que hasta ahora hemos conseguido —que no es poco— es el procesamiento del gendarme Guerrero, que se dictó el 7 de octubre y fue apelado por los abogados de la Gendarmería".

Por último, destacó un aspecto clave del caso: "Quiero destacar algo muy importante: los abogados de Guerrero son abogados de la Gendarmería. Es decir, tienen su domicilio legal en la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Gendarmería. Toda persona tiene derecho a defensa, por supuesto: puede defenderse con la defensa oficial o con un abogado particular. Acá, sin embargo, lo está defendiendo institucionalmente la Gendarmería. Esto significa que la Gendarmería está diciendo que lo que hizo Guerrero está bien. Porque si Guerrero estuviera acusado, por ejemplo, de violar a alguien o de robar un celular, no estaría la Gendarmería defendiéndolo. Lo está defendiendo porque entiende que lo que hizo fue un acto de servicio".
Fotoperiodismo y trabajo colectivo
Ana Isla y Farid Dumat Kelzi de ARGRA resaltaron la exposición al riesgo del fotoperiodismo. Pablo fue atacado por cumplir su rol profesional. Destacaron el Mapa de la Policía, que permitió reconstruir los hechos gracias al material aportado por reporteros y militantes.

Ana Isla, reflexionó sobre el trabajo de los reporteros gráficos y la exposición que implica: "Como reportera gráfica, al trabajar en la calle una pone el cuerpo, y efectivamente eso es lo que le pasó a Pablo: puso el cuerpo. Me parece muy importante destacar algo que ya mencionaron: el compromiso social y el compromiso profesional del fotoperiodismo. Pablo carga con toda esta represión sistematizada que está ejerciendo el gobierno. En Rosario quizás no tenemos exactamente el mismo protocolo, no se aplica de la misma manera".

En ese momento, Claudia Cesaroni interrumpió para subrayar lo que ocurre en Santa Fe: "Lo oculto acá son las cárceles".

Ana continuó: "Acá, el trabajo de reporteros y reporteras enfrenta otro tipo de violencias, que también son ejercidas desde distintos ámbitos del poder político. También es difícil trabajar en la calle en situaciones de balaceras, en barrios marginales donde matan pibes todos los días, y donde nosotros también estamos con el cuerpo expuesto en esa situación".

La credencial de reportero, de protección a blanco
Fabián Grillo agregó su mirada sobre la transformación de la labor del fotoperiodismo: "Como verán, no soy un pendejo: tengo unos años, he vivido bastante tiempo en este país y he visto el trabajo de la prensa durante muchos períodos. Y nunca como ahora la credencial de reportero pasó a ser un blanco y no una herramienta de protección. Eso es lo que al menos está ocurriendo en Buenos Aires. En otra época era un salvoconducto: te permitía acceder a los lugares donde informar. Hoy pasa a ser un blanco".

"Atentaron incluso contra compañeros que son de la élite del reportero gráfico, como es el caso de Rodrigo Abd", dijo Ana y Fabián señaló: "Ahí hay una foto de él, preciosa. Es un fotógrafo internacionalmente consagrado. Sacó fotos de misiles en Gaza, en Afganistán, y sin embargo acá, en Buenos Aires, recibió un chorro de agua que le provocó problemas auditivos. Es gravísimo, gravísimo".

El padre de Pablo reflexionó sobre la absurda militarización del trabajo periodístico en protestas sociales: "El hecho de que los reporteros tengan que ir a cubrir como si estuvieran en una guerra, con cascos y máscaras, es una locura. Es una protesta social, no una guerra. Mucha gente naturaliza eso. Hoy hubo personas que me preguntaron por qué no estaba con casco. Estaba sacando fotos. En una protesta social, ¿por qué habría que ir con casco? Sin embargo, ahora eso parece naturalizado. Parece que en una protesta social es necesario ir con casco".

Farid Dumat Kelzi, fotoperiodista, completó la visión sobre la exposición de los reporteros: "Con máscaras antigás nosotros acá, después de la realidad, se distingue el protocolo. Hay máscaras que se aplican, pero después de la marcha de Pablo el otro miércoles viajé a cubrirla y no pasó nada. Nada. Pero fui con Rodrigo Abd y le pregunté si tenía un casco para prestarme o una máscara para los ojos".

Farid remarcó la falsa sensación de seguridad que brinda la cámara: "Lo mío por ahí no va a pasar, que lamentablemente no sucede. Porque, como decía, a Rodrigo le pasó, le pasó a Pablo Piovano, a muchos compañeros. A Tomás Cuesta hace poco también lo metieron preso por documentar su trabajo. Uno va a reportar, a mostrar lo que pasa, y lamentablemente no sabe si va a volver a su casa, si se prepara para ir a una guerra o si está yendo al Congreso de la Nación".

El fotoperiodista cerró subrayando la unidad y la solidaridad de los colegas: "Siempre estamos preocupados por nuestros colegas, tanto en Rosario como en Buenos Aires, y dispuestos a colaborar entre nosotros".

Fabián Grillo relató cómo se reconstruyeron los hechos que llevaron al ataque contra su hijo Pablo: "Lo que se hizo para reconstruir los hechos tuvo mucho laburo. Kaloian Santos, con la foto que aportó, ese mismo día intuyó que había captado al agresor y se quedó hasta las 4 de la mañana revisando las imágenes para descubrir y ver el nombre de la persona. Se hizo un trabajo minucioso de revisión de archivos, y así se pudo detectar quién disparó. Uno podría pensar que un fotoperiodista que identifica a un agresor en una movilización debería ser premiado. Bueno, a Kaloian Santos lo echaron de su trabajo en la Secretaría de Cultura de la Nación. Desde el punto de vista de ellos tiene lógica, pero desde lo humano no: debería haber sido premiado. Es increíble. Además, la gravedad se origina desde el mismo Estado represor".

Estela Hernández recordó el contexto político y social: "Con un presidente que dice que hay que odiar, que no se odia lo suficiente a los periodistas, ya desde ese marco —que es una aberración— estábamos viviendo en un clima de locura. Esto también remite al caso de José Luis Cabezas: después del asesinato hubo responsabilidades judiciales involucradas. Quería destacar el aporte de los reporteros gráficos que se ponen al frente, que se adelantan. Sin esas fotos, sin esa circulación de imágenes, los cuerpos hubieran quedado tirados ahí sin que se supiera qué había pasado".
Doctrina de seguridad continental
Ese análisis fue profundizado por Oscar Lúpori, integrante del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, sacerdote fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo en Rosario y Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Rosario.

Lúpori advirtió que lo ocurrido con Pablo Grillo no responde únicamente a decisiones de un gobierno argentino, sino que se inscribe en una doctrina de seguridad continental. En ese marco, señaló que el enemigo ya no es el comunista ni el socialista, como en otras etapas históricas, sino el "crimen organizado", el "terrorismo" y el "narcoterrorismo".

Ese desplazamiento conceptual, explicó, permite presentar la protesta social como desorden, violencia o terrorismo, y justificar así la represión. En ese sentido, recordó que Patricia Bullrich sostuvo públicamente que era necesario "mantener el orden" para garantizar el progreso, argumento con el que luego lanzó el protocolo de seguridad.

Lúpori alertó también sobre el perfil de la nueva ministra de Seguridad de la Nación, Alejandra Monteoliva, a quien definió como una académica convencida de esta doctrina, con antecedentes como asesora de Nayib Bukele, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. Esa continuidad, señaló, demuestra que no se trata de improvisación ni de excesos individuales, sino de una planificación estructural.

Como ejemplo del alcance regional de esta doctrina, mencionó la presencia creciente de fuerzas militares y ejercicios conjuntos en zonas estratégicas, como el Caribe y las fronteras del norte argentino, y la militarización de territorios populares bajo el argumento del combate al narcotráfico.

El diálogo con el gobierno nunca existió
Fabián Grillo aseguró que jamás nadie del gobierno nacional se comunicó con la familia. "De ninguna instancia", remarcó. Contó que intentaron establecer contacto en varias oportunidades, incluso cuando Patricia Bullrich fue a votar. "Fuimos con mi hijo Emiliano. Pasó con vidrios polarizados y custodia. Nunca hubo diálogo".

Luego, recordó, tanto Bullrich como el vocero presidencial Manuel Adorni afirmaron públicamente que la familia había cortado el diálogo. "No se puede cortar algo que nunca existió", sostuvo. Si bien dijo que le gustaría hablar con Bullrich e incluso debatir públicamente, admitió que a esta altura cualquier gesto resultaría hipócrita.

En contraste, destacó la solidaridad popular recibida desde el primer día. "Es algo precioso", dijo. Mencionó el acompañamiento de los pibes de Independiente, los amigos del barrio, los gremios y figuras históricas del club como Pancho Sá, el Chivo Pavoni y Ricardo Bochini, quien incluso fue a visitar a Pablo al hospital.

También recordó los carteles en distintas canchas y el mural realizado en Díaz Vélez e Yrigoyen, frente a la estación Darío y Maxi, realizado por escenógrafos de La Renga. Agradeció, además, la solidaridad de artistas como La Renga, León Gieco, Ricardo Mollo, Ariel Prat y tantos otros que expresaron públicamente su apoyo.

No es un error: es un sistema
La conclusión compartida por los participantes fue contundente: el ataque contra Pablo Grillo no fue un accidente, ni una desviación personal de un gendarme, ni un error operativo. Fue el resultado de un marco político, discursivo e institucional que define enemigos internos, habilita la violencia estatal y luego intenta legitimar sus consecuencias.

Para finalizar el encuentro, Edgardo Carmona afirmó: "Quiero quedarme con el relato de Pablo luchando, mejorando, rodeado de amor. Más allá de los análisis políticos, me quedo con la resistencia. Hay coraje, hay amor, hay valentía; no hay resignación. Vamos a seguir peleando por el futuro que nos merecemos. Hay vida después de Milei: nos toca animarnos a conquistarla".
Fotos: Julia Carmona

Otras Señales

Quizás también le interese: