Los derechos humanos corren el riesgo de ser las primeras víctimas del despliegue de la inteligencia artificial generativa, alertó el lunes Volker Turk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, advirtiendo sobre el potencial negativo de dichos sistemas
El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk (foto), advirtió este lunes sobre los peligros que para las libertades fundamentales puede entrañar el mal uso de la inteligencia artificial (IA), advirtiendo que "tiene el potencial de convertirse en un moderno monstruo de Frankestein".
"Sin las debidas salvaguardias y regulaciones, los sistemas de IA tienen el potencial de convertirse en un moderno monstruo de Frankenstein, como en la famosa novela de Mary Shelley, concebida a pocos kilómetros de aquí", señaló en la jornada inaugural del Foro de Empresas y Derechos Humanos, que se celebra esta semana en la sede europea de la ONU en Ginebra.
Türk defendió que la IA generativa "tiene un enorme potencial, pero su explotación con fines puramente políticos o económicos puede manipular, distorsionar y distraer".
"Las amenazas a varios derechos humanos, incluidos la privacidad, la participación política, la libertad de expresión y el trabajo, son claras y evidentes", advirtió el jefe de derechos humanos de Naciones Unidas.
"Cuando los poderosos gigantes tecnológicos introducen nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial generativa, los derechos humanos pueden convertirse en la primera víctima", afirmó Türk.
Ante ello, alertó, "los gobiernos tienen la responsabilidad de unirse para evitar ese desenlace y las empresas pueden elegir un camino distinto, como algunas ya han hecho, aprovechando esta oportunidad para desarrollar tecnologías digitales que promuevan los derechos humanos y sirvan al bien público".
Otro modelo de negocio que criticó fue el de las plataformas de redes sociales, que "ya está alimentando la polarización, el extremismo y la exclusión", algo ante lo cual, advirtió, muchos países no encuentran el modo de hacerle frente.
En el comienzo de su alocución, aseguró que desde que las Naciones Unidas nacieran hace 80 años el poder de las corporaciones "ha aumentado de forma considerable, basado en gran medida en la acumulación de riqueza personal y empresarial en manos de unos pocos actores".
En algunos casos, afirmó, "este poder supera al de las economías de países enteros" y "si no está limitado por la ley, puede conducir al abuso y a la subyugación".
Türk agregó que los desequilibrios de poder corporativo también se manifiestan en la crisis climática y que "los pobres resultados logrados en la COP30 en Belém ilustran este punto".
"La industria de los combustibles fósiles está generando beneficios enormes mientras devasta algunas de las comunidades y países más pobres del mundo", afirmó Türk, quien pidió que haya una "verdadera rendición de cuentas por esta injusticia".
Cuando la inteligencia artificial amenaza derechos y libertades
La inteligencia artificial (IA) son algoritmos que simulan capacidades humanas, como aprender o resolver problemas, y se ha vuelto central en nuestra vida diaria. Si bien promete eficiencia y simplificación, también conlleva riesgos importantes, especialmente si no existe una regulación adecuada.
Entre los principales riesgos asociados a la IA se encuentran la discriminación y los sesgos, con sistemas de reconocimiento facial y algoritmos judiciales que pueden generar resultados injustos contra minorías y grupos vulnerables; el uso militar de drones y sistemas autónomos, que plantea dilemas éticos y riesgos de escalada de conflictos; y el desempleo y la desigualdad, derivados de la automatización creciente. Además, la falta de transparencia en herramientas de “caja negra” puede llevar a decisiones críticas sin explicación clara; la desinformación, mediante deepfakes (videos, audios o imágenes falsos que parecen reales) y bots (cuentas automatizadas que amplifican mensajes en redes sociales), amenaza la democracia y aumenta la polarización social; y el impacto ambiental de entrenar modelos de IA genera una huella de carbono significativa. Por último, la concentración de poder en unas pocas grandes empresas tecnológicas les otorga un control casi monopólico sobre el desarrollo de la IA y los datos de los usuarios.
Además, unas pocas grandes empresas tecnológicas —Google, Apple, Facebook, Microsoft, Amazon y sus equivalentes chinos— concentran el control sobre el desarrollo de la IA y los datos de los usuarios, lo que les da un poder desproporcionado sobre la sociedad y plantea riesgos sobre la libertad y la equidad.
Foto: Fabrice Coffrini - AFP Archivos
Fuentes: Agencia EFE y Señales
