El machismo histórico en las redacciones de Clarín/AGEA ha quedado expuesto durante los últimos tiempos con algunos episodios a la vista de todos. Compañeras de diferentes secciones han vivido en carne propia momentos incómodos, situaciones injustas y hechos concretos de maltrato. Algunos involucran gritos e insultos. Otros, tienen que ver con la violencia simbólica que implican las arbitrariedades y la desvalorización de nuestro trabajo. Creemos que este #3J, ante una nueva convocatoria de los movimientos de mujeres bajo el lema #NiUnaMenos, es un buen momento para abrir, con un autocrítica, un debate postergado sobre la desigualdad de género hacia adentro de las redacciones.
La gran mayoría de nosotras soporta a diario pequeñas injusticias y situaciones machistas. Aunque tenemos compañeros que comparten la perspectiva de igualdad y que nos apoyan en este reclamo, es algo tan arraigado, incluso naturalizado, que nunca se llega a tratar cómo se merece y queda desplazado por otros problemas. No queremos dejarlo pasar más. Consideramos que es hora de visibilizarlo y tomar conciencia, entre todos, aprovechando que la sensibilidad con respecto al tema ahora tiene mayor relevancia en la sociedad.
Además de los casos de maltrato, la desigualdad en las redacciones de Clarín es notoria en la arbitrariedad para la distribución del trabajo, de los cargos y de los ascensos. Sin criterio profesional ni valorización de nuestras capacidades, el privilegio hacia los hombres resulta evidente.
Sin ir más lejos, en 2016 la Comisión Interna lo advirtió con datos concretos. Aunque en Clarín un 40% de las periodistas son mujeres y muchas son profesionales valiosas a la altura de cualquier cargo jerárquico; sólo una de ellas ocupa una jefatura. Y, según la encuesta del año pasado entre todos los empleados de AGEA, las mujeres que están en el piso salarial duplican en cantidad a los varones en esas condiciones.
Capítulo aparte, pero no menos importante, merece el enfoque misógino de algunas decisiones editoriales y, en consecuencia, de muchas de las notas que se publican en los medios en los que trabajamos. Ese es otro tema sobre el cual necesitaríamos darnos un espacio específico de análisis, discusión y crítica.
Creemos que como comunicadores deberíamos ser los primeros en reconocer y no pasar por alto las distintas situaciones de desigualdad y violencia que atravesamos cotidianamente. Nosotras les proponemos, entonces, intentar un cambio en "casa", en el día a día. No miremos más para otro lado y abramos el debate hacía adentro, entre todos: varones y mujeres, juntos e iguales.
Trabajadoras de Clarín/AGEA