A un año de nuestro pedido formal para que intercediera por la falta de Internet en los puestos de trabajo, nos dirigimos a usted para recordarle que el problema persiste y que, reunidos en asamblea, resolvimos hoy enviarle esta carta pública para reiterarle un reclamo que lejos está de ser un capricho o una excusa para entrar en un conflicto. Creemos, como creíamos hace un año, que es una herramienta de trabajo básica que nos pondría al mismo nivel del resto de los diarios del país. Ni más ni menos. Y ese paso, además de facilitar nuestra tarea profesional, sería un gran avance para el diario Página/12.
Una de las computadoras de PáginaI12 |
La solución ante la falta de inversión la aportamos día a día los trabajadores, escribiendo desde nuestros hogares para evitar la pérdida de tiempo que implica hacer cola en el puñado de computadoras de uso colectivo o bien concurriendo con nuestras propias netbooks, alternativa que PáginaI12 consiente al instalar wi-fi y más enchufes, pero que desalienta a través de los voceros de la propia empresa que aclaran que nadie nos pidió nada. Y es cierto, lo que hacemos es trabajar en mejores condiciones, comprometiendo nuestro capital, con el único fin de hacer un mejor trabajo periodístico, que de eso se trata.
Como le informamos hace un año, el resto de los diarios que se publican en la ciudad trabajan con Internet en todos sus puestos desde hace una década o más. Perfil instaló el servicio en 1998, La Nación en 1998/99, Clarín en 1999/2001, Ámbito en 2001/2003, y desde sus nacimientos los más modernos Tiempo Argentino o Miradas al Sur. PáginaI12 es la excepción. Esta situación de precariedad se produce paradójicamente en un diario que destaca desde sus páginas la importancia de la modernización tecnológica, que aprueba la política oficial en la materia y que históricamente ha criticado al empresariado por no reinvertir sus ganancias para brindar condiciones dignas de trabajo.
El problema no se limita sólo a la redacción. En otras áreas claves, como diagramación, se han realizado mejoras en cuanto a las máquinas instaladas, pero como la red está desactualizada esas máquinas resultan demasiado veloces para los programas con los que se tiene que trabajar. En consecuencia, el funcionamiento es errático y el trabajo muchas veces se pierde y hay que empezar de nuevo. Este tipo de situaciones no sólo complican nuestro trabajo diario, también significan un problema serio para la propia empresa.
La ostensible falta de inversión en tecnología tiene lugar en un contexto político altamente favorable para la empresa, con un flujo de publicidad oficial creciente desde hace ocho años. Como trabajadores, no pensamos sólo en nuestra “comodidad”. No se trata de estar cómodos, se trata de contar con los medios necesarios para hacer una tarea profesional digna.
Saludamos al director atentamente, con la sincera esperanza de que interprete este reclamo como un aporte al buen funcionamiento colectivo y de que busque una pronta solución.
Trabajadores del diario PáginaI12