Reflexiones de ComunA (Comunicadores de la Argentina)
El momento que eligió La Nación para despedir al periodista Claudio Minghetti es especialmente sensible. Sobre la medida, acompañamos el comunicado de la Comisión Interna de ese diario, que explica que no se trata de un caso aislado. Y, además, consideramos necesario remarcar que este despido coincide con una serie de acontecimientos ligados a la comunicación que invitan a una reflexión más profunda.
Hace pocos días, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) realizó su 67º Asamblea General en Lima, donde los dueños de los grandes medios de comunicación volvieron a denunciar supuestas presiones que atribuyen a los gobiernos regionales. Conocemos bien estos discursos, cuyo libreto resulta idéntico desde hace años. En la última visita de la SIP a la Argentina para un autoproclamado monitoreo de la libertad de expresión, quedó demostrado que tenían un discurso prefijado no sólo por repetir las conclusiones que habían anticipado incluso antes de pisar el país sino, principalmente, por ignorar la solicitada firmada por más de 1000 colegas que le fue entregada en mano a su presidente Gonzalo Marroquín.
Asistimos, a su vez, al segundo aniversario de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que entendemos como un enorme avance de la democracia a la vez que exigimos su completa aplicación.
Esta ley es sólo un ejemplo de cómo, en la actualidad, son las sociedades y los Estados los que avanzan en la profundización de la democracia comunicacional, en afianzar la garantía del derecho a la información, que no es una mercancía ni un negocio -como dijo Claudio Paolillo, miembro de la comisión de libertad de expresión de la SIP-, que no se compra y se vende, sino que es un derecho humano básico para el ejercicio de la ciudadanía plena.
La Nación lleva más de un siglo exhibiendo una línea editorial y un tratamiento informativo, desde el título al punto final, que identifica claramente a este diario con un proyecto de país que no es el que la mayoría de los argentinos están respaldando.
Aún así, el despido del periodista Minghetti le quita la máscara a empresarios que defienden sus intereses sectoriales. Es una práctica que no tiene ninguna relación con la libertad de todos los ciudadanos a expresarse y con que la información circule como propiedad social colectiva.
En este marco, creemos que en nuestras profesiones debemos reflexionar a fondo sobre las diversas prácticas pretendidamente encubiertas -y no tanto- de cercenamiento a la libertad de expresión. Con mayor o menor trayectoria, conocemos el funcionamiento interno de los medios de comunicación y sus diversos mecanismos de censura explícita y encubierta, ocultos siempre bajo el falso telón de la libertad de prensa. El distrato laboral, cuyos métodos son variados, tiene como objetivo aislar colegas no por criterios profesionales sino ideológicos. Ese aislamiento sólo responde a la voluntad de los dueños de los medios de comunicación que no son periodistas sino accionistas, que no defienden la libertad de expresión sino la libertad de empresa.
Somos los periodistas, comunicadores sociales, trabajadores de medios gráficos, radios, televisión y medios virtuales públicos, privados, cooperativos y sin fines de lucro, productores, editores, reporteros gráficos, locutores, diseñadores gráficos, técnicos de televisión y radio, pasantes, docentes y estudiantes de universidades y escuelas de periodismo, publicitarios y la sociedad en su conjunto quienes debemos velar por la libertad de expresión y de información.
Creemos que es un momento propicio para esta y otras reflexiones que alentamos en nuestras profesiones.
Para sumar su adhesión o vincularte a ComunA podes escribir a: comunicadores.argentina@gmail.com