domingo, 9 de octubre de 2011

Mariotto: “Los monopolios no resisten tres gobiernos populares seguidos”

En diálogo con este diario, el candidato a vice bonaerense por el oficialismo hizo un balance positivo de los dos años de vigencia de la ley de medios y anunció que propone “acercar el Senado a cada distrito” para discutir temas como la seguridad, la vivienda y el transporte público
Por: Martín Granovsky
Mañana se cumplirán dos años de la promulgación de la Ley de Medios. En conversación con PáginaI12, Gabriel Mariotto, presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, se mostró conforme con la aplicación práctica de la ley pese a las medidas cautelaras interpuestas contra dos artículos. También dijo que su relación con el gobernador y candidato Daniel Scioli está “muy bien” y anunció un plan para darle impulso a la presidencia del Senado bonaerense.
¿La ley de medios está congelada o en movimiento?
¿Congelada? Está en plena vigencia y avanzando. Por ejemplo, hay 220 licencias de televisión en concurso con plazo de presentación el mes que viene, 110 para el sector privado comercial y 110 para organizaciones sin fines de lucro. Esto significa una inyección de nuevas ventanas de comunicación como jamás tuvo la patria. En el ’51 la televisión empezó con Canal 7. Apareció Evita el 17 de octubre delante del famoso micrófono Shure. Son casi sesenta años. Desde esa fecha hasta este día la oferta de televisión se amplió muy poco. Hay 29 canales privados, 10 provinciales, dos de obispados y dos de universidades. Esa es la oferta de televisión. ¡Cinco canales de televisión en la Capital Federal!

Pero están pendientes las medidas cautelares interpuestas por Clarín para el artículo 161 sobre cantidad excesiva de licencias
La ley de medios ya está vigente y funcionando, aunque el monopolio conserva su privilegio mientras se mantengan las cautelares. También hay cautelares por el artículo 30, para que las cooperativas no puedan ser licenciatarias.

Para el Gobierno ¿el Grupo Clarín es un enemigo?
Es una empresa que, como cualquier otra, se tiene que ajustar a derecho. Un licenciatario no puede tener más de 24 licencias de cable y no más de 10 licencias de comunicación abierta. No más de tres en un área de cobertura. Si tiene televisión abierta no puede tener distribución de señales de cable en esa misma área de cobertura. El monopolio es una forma de censura. Cuando hay monopolio, alguien se queda con la voz del resto.

Pero, ¿es un enemigo?
No. Todo indica que para Clarín el Gobierno es un enemigo. El Gobierno no tiene enemigos sino la vocación de democratizar y garantizar el ejercicio de derechos por parte de los ciudadanos. Clarín está acostumbrado a que los gobiernos lleven adelante políticas que ellos diseñan. Néstor Kirchner pateó el tablero de la política tradicional y Clarín no lo toleró. No toleró perder la agenda política y perder los privilegios del sometimiento. La Argentina tuvo un apotegma: cuatro tapas volteaban un gobierno. Los gobiernos fueron coqueteando con el poder con tal de no irritar sus intereses porque no tenían peso. Al contrario, el objetivo de Néstor y Cristina no era testimonial, tipo “no me dejaron pero yo quería”. Por eso muchos análisis resultaron equivocados. Decían que la ley no saldría por la presión de los poderosos. Que el Congreso no la votaría. Que el Gobierno ya no podría ser reelecto. Que sería sometido a un gran desgaste y no podría presentarse. Bien, las primarias del 14 de agosto, con el 50,2 por ciento de Cristina, certifican que hay transformación cuando se construye una trama de justicia, de equidad, de libertad y de inclusión. México, Brasil, Italia y el Parlamento europeo están muy atentos a los términos de nuestra ley, porque esas sociedades también necesitan ser democratizadas. Por eso, cuando queden sin efecto las cautelares habrá cientos de licencias para cooperativas y no existirán más los monopolios de medios en la Argentina.

Sigamos con las definiciones en circulación. Otra dice: “Clarín es un partido político”
No. La oposición entregó su filosofía a los intereses del Grupo Clarín. El doctor (Eduardo) Duhalde, la doctora (Elisa) Carrió y el doctor (Ricardo) Alfonsín se comprometieron a que, si ellos llegaban al gobierno, derogaban la ley. La historia del pájaro y el hipopótamo. Clarín posicionaba a estos candidatos y estos candidatos le ofrecían cuidar sus intereses derogando el avance de derechos que nos da la ley de la democracia. No es que el Grupo Clarín sea un partido político, sino que la política de la oposición volvió a despreciar la palabra política. Es la guardia pretoriana de intereses económicos del grupo monopólico. Clarín había diseñado una estrategia con (Julio) Cobos presidente y con el poder político de Duhalde para bancar un presidente débil. Por eso empezaron a cruzarse miradas oblicuas.

¿Cuáles?
Muchos dirigentes reclamaban: “Ustedes nos iban a organizar”. Y el Grupo parecía decir: “Pero ustedes no armaron nada”. En el medio de ese cambalache viene un señor con mucho dinero y alquila un partido político de cien años. Como contrapartida de ese escenario la Presidenta construye una transformación que la sociedad advierte más allá de que un canal de televisión diga lo contrario. La resignificación de la noticia es la herramienta que la sociedad activó producto de la recuperación de la construcción política. La agenda la dejó de hacer el grupo monopólico. La agenda la hizo la política. Durante años, después de las dictaduras, veíamos la tele, agachábamos la cabeza y no protestábamos. Ahora uno ve la tele y, si quiere, protesta.

¿Y el diario?
Yo quiero hacer una distinción, porque a veces hay confusiones interesadas. Insisto en un punto: la prensa escrita no está contemplada en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Ahora, yendo al plano de las opiniones políticas y ya no de la legislación, mi análisis es que el diario Clarín argumenta defendiendo los intereses del Grupo, que sí tiene licencias en audiovisuales, o sea intereses. Es decir que cuando Clarín opina, opina desde un interés.

Aquí y en el resto de Sudamérica, los grandes medios influyen en la política pero no la determinan
Sin entrar en discusiones teóricas, así veo ese tema: van muchos años de construcción democrática. Dentro de la democracia continuada, los espacios políticos populares al final pudieron construir política y llevar adelante su propia agenda. Durante años, el poder y los medios condicionaron a los gobiernos. Incluso hicieron natural que los gobernantes asimilaran presiones a tal punto de que, una vez en el Gobierno, desplegaran una política contraria a la prometida en campaña. América latina estalló producto de esos abusos. Pero en estos últimos años la cultura popular como matriz de la construcción política encontró los emergentes que no se sometieron a esas presiones. Emergieron líderes como Néstor y Cristina. Antes, el lugar común era que un gobierno popular no resistía cuatro o cinco tapas. Hoy los monopolios no resisten tres gobiernos populares seguidos.

¿Qué decisión tomará la Autoridad Federal de Aplicación sobre el desnudo en el programa de Marcelo Tinelli?
La desnudez no puede llevarse a cabo aun fuera del horario de protección. Se están evaluando las sanciones pero no son inmediatas ni de un día para otro. Debemos cumplir el procedimiento administrativo interedisciplinario, recibir el informe del área de fiscalización y, si hubo trangresión, comunicarla. En la Argentina no hay censura previa y se respetan los procedimientos administrativos.

El caso Candela y la cobertura mediática
¿Qué pasaría si la fórmula Scioli-Mariotto estuviera en funciones con un caso como el de Candela?
Por un lado, parte del tratamiento mediático no se hizo teniendo en cuenta las recomendaciones del Derecho Internacional y los pactos sobre que lo primero es cuidar la integridad de la víctima. No es bueno que los medios lleguen antes que la policía a los allanamientos. Creo que los medios deberían autorregularse en esos casos. Que todos debemos asumir que, como hipótesis, las fuerzas de seguridad no deben ser interferidas en sus comunicaciones por los productores periodísticos. Y que, de nuevo como hipótesis, ningún integrante de una fuerza de seguridad debería dar las frecuencias a quien no corresponda ni utilizar las frecuencias sin el celo profesional suficiente. Dar información sobre frecuencias o utilizarlas sin celo son dos cosas malas. Las investigaciones deben desarrollarse sin filtración mediática y protegiendo los derechos de las pibas y los pibes.
Fuente: Diario PáginaI12

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