La integrante del SPR detalló: "Esta guía toma discusiones de distintos lugares de Centroamérica y Sudamérica donde en torno al negocio de la comercialización de drogas ilegalizadas se han generado estructuras de fuerte poder, con una multiplicidad de actores que han asolado las ciudades, regiones, y en torno a eso, el periodismo ha trabajado para ver cómo poder protegerse mejor".
"Me parece que lo que es muy interesante de resaltar del documento es que está construido en base a asambleas con compañeros y compáñeras y marcar esto de que es una continuidad no es algo que surgió porque en este momento estemos pasando por ahí el peor momento de violencia altamente lesiva con muchas muertes en las calles", sostuvo Leo Graciarena y advirtió: "No es un chaleco antibala, el que tome el documento como un chaleco antibala la está pifiando porque dentro del documento no solamente se prevé cómo deberíamos resguardarnos los periodistas que vamos al territorio sino también como debemos tratar al vecino porque en algunos aspectos los periodistas nos tenemos que desayunar que ya no somos tan bienvenidos como antes en los barrios".
"Años atrás -sobre todo las y los que hacen móviles lo pueden pueden dar fe de esto-, uno llegaba al barrio, era la prensa y el vecino lo veía bien. Mira llegó Canal 5, Canal 3, La Capital, El Ciudadano... hoy ya no es así porque el periodista arrastra problemas. En los barrios no nos quieren", afirmó el cronista de policiales de La Capita y siguió: "Ni la policía nos quiere, porque terminamos contando alguna que no tendríamos que contar ante sus ojos", añadió y sumó: "el transero tampoco nos quiere porque le traemos problemas".
"El que se bajó del móvil ploteado, el que se bajó del remís, el que se bajó y está diferentemente vestido que los vecinos del barrio, era el periodista. Tranquilamente le traemos un quilombo al vecino, por eso ya veníamos trabajando, sobre todo en los medios escritos, esta cuestión de no poner en las crónicas cómo se llama el vecino y que sea un vecino, una vecina o un residente. Si poníamos que lo decía Doña Rosa, mañana a Doña Rosa le baleaban la casa", cerró diciendo.
"Es una realidad de que no todos tenemos las mismas labores dentro del periodismo. No todos trabajamos en los mismos medios, cumplimos funciones diferentes. No es lo mismo la tele, que la radio o que el diario. No es lo mismo el compañero movilero, que el redactor, cada uno en su espacio se enfrenta a distintas situaciones que atravesar. El hecho de que se haya generado, primero en 2016 a partir de determinados hechos de inseguridad está guía para minimizar riesgos y 7 años después tengamos que reverla, es todo un mensaje el hecho de que tengamos que seguir profundizando en ver cómo aseguramos el trabajo, que tenemos que hacer, el compromiso social que tenemos y también lo que implica la preservación del derecho a trabajar y por supuesto a informar", reflexionó Carina Ortiz y acentuó: "esto es un mensaje en sí mismo".
"En la guía se hace una referencia a la fundamentación con una referencia muy concreta más y mejor democracia, derechos integrales inclusivos, reparadores, un abordaje con raíces y matriz política", subrayó y llamó a "profundizar en estas cosas y también tener una noción de la realidad que se vino dando en estos últimos 15 años de la ciudad, donde cambió tanto el panorama, donde nos encontramos con las dos caras de una misma moneda, porque la criminalidad fue mutando, pero también hay bandas criminales que se desarrollaron en barrios periféricos y hay bandas criminales que se desarrollaron en lugares de alta alcurnia".
"Esto que hablábamos antes, de los corrimientos de los límites también nos obliga a repensar la vara de la calidad del laburo que venimos haciendo y de la calidad de cuidados y precauciones que tenemos que tener a la hora del tratamiento de una noticia. No solamente a la hora de dar una información puntual, sino en todo el proceso de construcción de la información que se termina dando", dijo el periodista de Televisión Litoral.
Esta guía es producto de un largo y minucioso proceso que se construyó de manera colectiva en diversos encuentros y asambleas en los espacios de trabajo. Las agresiones que sufrieron compañeras y compañeros de prensa y medios de comunicación en los últimos años, provocó la actualización de este documento orientado a minimizar situaciones de riesgo durante las coberturas periodísticas. En 2016 se presentó la primera edición luego de un intercambio realizado en asambleas a las que se sumaron diversas consultas hechas al interior del gremio y la revisión de materiales producidos por organizaciones latinoamericanas de periodistas.
