Edgardo Petrone falleció este domingo a los 89 años, desarrolló gran parte de su carrera en ciudad de Buenos Aires y posteriormente en Rosario. En 2013 fue declarado periodista distinguido por el Concejo de la ciudad de Rosario, qué valoró su "honestidad y su capacidad intelectual, siendo un acérrimo defensor de la verdad, convirtiéndose además en un gran maestro de las nuevas generaciones de periodistas"
La trayectoria en el ámbito del periodismo y de la comunicación social de Edgardo Petrone y sus logros a nivel profesional, en la ciudad de Buenos Aires y en nuestra ciudad de Rosario.
Petrone nació en la ciudad de Buenos Aires el día 7 de junio de 1931, fecha que coincidentemente, años más tarde se designó, como el "Día del Periodista". Su padre fue Juan Carlos "El Gordo" Petrone, quien ocupó entre otros cargos el de secretario General del "Diario Crítica", de Natalio Botana, en el año 1938, esto motivó que desde muy pequeño, Edgardo, abrazó el periodismo con mucha intensidad.
Con tan solo 13 años de edad, diagramó su propio diario, en una hoja de cartulina, ya que en esa época se desarrollaba la "Segunda Guerra Mundial" y los aliados, le habían encargado a su padre la redacción de un periódico quincenal que se denominaba "Interaliados", que se diagramaba en su casa, por lo que Edgardo, pesar de su corta edad, de 13 años, fue un joven testigo de la compaginación de la publicación.
En 1943, fue uno de los socios fundadores del Club Atlético Pucará, Institución en la cual practicaba rugby en la 1º división.
Su labor en redacciones comenzó en 1951 en el diario "Democracia", de la ciudad de Buenos Aires. Luego vuelve a Rosario dónde trabajó en los diarios "Rosario" y "Democracia". En 1955, regresa a Buenos aires para trabajar en la etapa final del diario "Critica", que había sido fundado por Natalio Botana. En 1963, regresa a Rosario, dirigiendo durante por casi 30 años, la corresponsalía del diario "Crónica" de Buenos Aires. Y desde 1963, hasta el año 1978, fue corresponsal de la Agencia TelAm, en esta ciudad. También fue parte de la redacción del vespertino "La Tribuna". Más adelante, en 1980, hasta el años 1998, trabajó en el diario "La Capital", en el cual se inició en la sección Cables, luego fue jefe de la sección Información General, como así también de la Sección Policiales.
Entre sus trabajos se destaca una investigación realizada en 1993, publicada en La Capital, que reveló que la secta Niños de Dios operaba en Rosario. Ese trabajo hizo que se desbarate la célula que funcionaba en la Argentina y su líder se encuentra prófugo hasta el día de hoy. Por la investigación del periodista, en aquel entonces la jueza Liliana Puccio ordenó allanar una vivienda en Fisherton de donde rescataron a niños y adolescentes que habían sido reclutados y abusados por miembros de la secta.
Luego de su retiro en el año 1998, continuó trabajando y colaborando para diversos medios gráficos y digitales, cómo "El poder de la gente", dónde cuenta la historia de dos diarios peronistas en Rosario en los años cincuenta, dónde trabajó su padre, todo esto a lo largo de casi 62 años de trabajo ininterrumpido en el periodismo.
Crónica de la periodista Laura Hintze a Edgardo Petrone en El Ciudadano (11 de marzo de 2013), tres generaciones los separaban:
"Lo mejor del periodismo es nunca negar la verdad"
Edgardo Petrone, de 81 años y una larga trayectoria en el oficio, será declarado "periodista distinguido" por el Concejo
En uno de sus primeros días de facultad, quien escribe esta nota escuchó una anécdota que luego se repetiría tanto en los pasillos de la Universidad como en distintas reuniones donde el eje de la discusión era el periodismo. La historia cuenta que el famoso periodista Natalio Botana estaba entrevistando a un periodista y le pidió que escriba una editorial sobre Dios. "¿A favor o en contra de Dios?", replicó el cronista, obteniendo de manera inmediata el puesto de trabajo. Siempre existieron rumores sobre quién había sido ese periodista tan lúcido, y algunos hasta le adjudicaron la historia a Rodolfo Walsh. Sin embargo, la anécdota rondaba mucho más cerca, en las propias calles de Rosario. El personaje en cuestión, claro está, ya ha fallecido, pero su hijo todavía camina por la ciudad. Tiene 81 años, un poco de pelo largo y canoso, se llama Edgardo Petrone y el Concejo Municipal lo distinguirá por su propia carrera periodística en Rosario.
Cuando Edgardo Petrone se jubiló, quien escribe esta nota, que se sentó con él a tomar un café sufriendo una mezcla de nervios y respeto, estaba trasitando sus primeros años de vida. En esos años aparecían las primeras computadoras y las máquinas de escribir pasaban a segundo plano. Petrone dice que es incomparable la agilidad de teclear en la PC respecto a hacerlo en una máquina de escribir. La periodista le diría que ella heredó las máquinas para jugar a la oficina y escribir algunos mamarrachos, sus primeras crónicas. Entre una punta de la mesa y la otra, entre el relato de uno y las comparaciones del otro, hay varias generaciones de diferencia. Sin embargo, sobre el tema que los encuentra, la esencia poco cambió. El periodismo sigue siendo una locura para el que lo trabaja, que va entre la crítica, la verdad, el día a día, la aventura del nunca se sabe qué va a pasar.
Edgardo Petrone tenía 12 años cuando empezó a mirar al periodismo de otra manera, más allá de la profesión de su papá (el de la anécdota famosa). El padre era el secretario general de la redacción del diario Crítica, en Buenos Aires, y tenía a cargo una publicación quincenal sobre la Segunda Guerra Mundial llamada "Interaliados". Cada dos semanas, se realizaba una reunión con un diagramador en casa de Edgardo, donde se preparaba todo el material que se tenía que publicar. "Y un día se me ocurrió hacer un diario. Tenía doce años. Le puse de título El Sol. Hice ocho páginas y las fui armando de acuerdo a cómo se hacía la diagramación del diario. Cómo iba la primera página, la segunda, la tercera. Sabía que en la primera página tenía que ir lo más importante, lo nacional o internacional estando la guerra. Hice un solo ejemplar, copiando las noticias del último diario. También le elegí un lema, no sé cómo pude haberlo elegido, de dónde lo saqué. Era en latín, de Aristóteles: «Amicus Plato, sed magis amica veritas", que significa "Soy amigo de Platón, pero más de la verdad». ¡Le puse eso!"
A pocos días de ser homenajeado en el Concejo, un Edgardo Petrone canoso, con voz baja y tranquila, vestido de saco y corbata, sostuvo –como el niño que descubría la profesión– que lo mejor del periodismo es "nunca negar la verdad". "Hay que tratar de ser objetivo y crítico a la vez, y pensar que no todo lo que ves es verdad, que no existen verdades absolutas".
Escribir una nota sobre él no es fácil. Así como cuenta innumerables y jugosas anécdotas, no se destaca nunca, relata de manera tal que parece –sólo una apariencia– que no se da cuenta que escribió, por años, páginas y páginas de la historia de la ciudad. "Fueron tantas cosas, que ya no me acuerdo. Con el periodismo siempre te encontrás con historias que no esperabas". Y contó que él estuvo en un incendio en el viejo teatro Olimpo, donde se quemaron todos los vestidos de Eva Perón que Paco Jamandreu había guardado y estaba exponiendo. Contó, también, que él conoció al primer operador del cine Sol de Mayo y con eso se enteró que ahí debutó Libertad Lamarque, a sus 17 años, cuando iba a cantar y era conocida como "la hija del anarquista". Y recordó, como nota impactante, el asesinato de las tías de Fito Páez. Gran parte de su carrera fue en la sección Policiales del diario La Capital. "Cuando entré, estuve un año y pico como aspirante en la sección Cables, donde trabajamos con los teletipos que llegaban del exterior. Pero yo quería que me confirmen que me quedaba, así que le hablé al jefe de la sección y él me dijo que me prepare una carta de recomendación y que él la firmaba. Cuando se la entregué me dijo «te das una manija bárbara vos». Pero bueno, así entré. En la carta decía que había demostrado un profesionalismo a destacar", contó entre risas.
Edgardo Petrone es una persona que a los siete años conoció a Natalio Botana y lo recuerda como alguien petiso, que tenía habanos que se hacía hacer especialmente en Cuba. Petrone ahora se sienta en un bar y es uno más, y es que en realidad es uno más, como cualquiera que alguna vez hizo algo por el puro placer de hacer lo que le gusta. Jugó al rugby y tocó el piano durante tres años, hizo la conscripción en la Marina durante 23 meses y 14 días, trabajó en una empresa de seguros en Buenos Aires, trabajó en los diarios Crítica y Democracia y llegó a Rosario siendo corresponsal de Crónica. Es hincha de River, aunque de los dos equipos de Rosario simpatiza con Central. Y recuerda que la primera vez que fue a la cancha fue para ver la histórica delantera llamada "La Máquina".
Ahora, con 81 años, sigue yendo al club a mirar rugby y extraña la relación con las personas que le daba el periodismo: tanto las laborales como con las personas "de afuera". Dice que más que para leer leer, aprovecha su jubilación para escuchar música: "La música es todo y toda la música es buena. A mí me gusta la música de cámara pero el abanico es amplio y también digo «mira qué bien que cantan Los Beatles». Estoy deambulando en eso. Con internet y Youtube me han aparecido cosas que nunca podría haber escuchado. Pero de la música que existe, habré escuchado un veinte por ciento". Edgardo está a punto de ser distinguido por su trayectoria periodística y le pide a los concejales que por favor piensen bien a quién le van a dar la distinción. "Viste que la gente se equivoca. No sé qué voy a hacer. A muchos le han dado esa distinción, me gustaría que sea más simple. Buen periodista, eso lo aceptaría. Pero han juzgado y yo creo que es producto de los años que tengo. Tengo 81 años. Debería ser al más viejo".
Los diarios de Perón en Rosario
Por: Edgardo Petrone (hijo) en memoria de su padre
Durante 1953 y 1955 la ciudad de Rosario tuvo dos diarios de amplia aceptación popular, el vespertino "Rosario" y el matutino "Democracia". De clara definición peronista, desde su aparición el 17 de octubre de 1953, se caracterizó por su total embanderamiento con el gobierno de Juan Domingo Perón. Los justicialistas lo caracterizaron como "Los diarios de Perón". Aunque él no fuera realmente su propietario, sino la editorial Alea S.A., Juan Carlos Petrone, "el gordo Petrone", fue artífice en el éxito alcanzado.
Su experiencia en el periodismo moderno de Buenos Aires con su paso por el vespertino "Crítica" del uruguayo Natalio Botana, donde durante 10 años fue secretario general de Redacción, lo llevaron a ser un profesional muy conocido en el ámbito del periodismo, casi en la misma época, en que comenzaba a surgir Félix Laiño con idéntica función en "La Razón".
Redactores de "Crítica", entre ellos Gustavo Germán González que firmaba sus notas como GGG, compañero de labor e íntimo amigo de Carlos De la Púa, más de una vez recordaron la convocatoria de Natalio Botana para que "el gordo", por su condición de compatriota se sumara al diario que tenía un tábano en su marca con la frase "Dios me puso sobre esta ciudad para picarla y mantenerla despierta, Sócrates". Por supuesto, no había sido escrita por el ateniense, sino por el propio Botana.
El fundador lo sometió a "un examen de ingreso", pidiéndole que escribiera allí mismo, en la máquina, un editorial sobre Dios. Petrone le contestó con una pregunta que quedó en la historia: "¿A favor o en contra?". No tuvo necesidad de hacerlo y a partir de ese momento comenzó a trabajar. Después de la muerte de Natalio en un accidente carretero en el norte del país, situaciones derivadas de la sucesión entre los herederos, su esposa Salvadora Medina Onrubia, sus hijos Elvio (Poroto), Jaime y "China" quien vive en París (su esposo Damonte Taborda fue electo diputado nacional con el auxilio de Botana, quedando sindicado como "el diputado por la China"), provocaron un grave conflicto de conciencia en el personal.
Muchos se alinearon con Salvadora que se hizo cargo de la publicación, pero la mayoría de la Redacción, que no comulgaba con su personalidad, se alejaron. Entre ellos Petrone.
Durante durante algunos años transitó diversos medios, principalmente por la provincia de Buenos Aires, participando en la organización de "Clarín" llamado por Roberto J. Noble, que le encomendó el manejo de la redacción, Dirigió la preparación del "número 0", alejándose antes de la aparición del diario dejando a su amigo Llanos tomar la posta. 1953 lo encontró en "El Argentino" de La Plata, momento en que Perón le pidió que participara en un ambicioso proyecto de tener dos diarios en Rosario. Fue director de "Rosario" y algunos meses más tarde pasó a cumplir idéntica función en el matutino, reemplazando a Espigares Moreno.
Ambos diarios, fundamentalmente "Rosario", tuvieron la total acogida del pueblo peronista. El vespertino se convirtió en una nueva "Crítica", con sus mismas premisas: amplio tratamiento de las noticias policiales, de futbol y las carreras. Todo lo demás vino por añadidura.
"Rosario" se convirtió en el diario que llegó a tiradas similares y hasta superiores a "La Capital", con picos significativos dos días de la semana. Los miércoles se acompañaba el vespertino con una revista de historietas para el mundo infantil, toda una novedad en el ámbito de las publicaciones locales. Las dos bocas de la rotativa Goss lanzaban más de 60.000 ejemplares. Las ediciones de los miércoles eran un espectáculo en calle San Lorenzo al 1200, en el centro de la ciudad, donde hoy hay una playa de estacionamiento. El tránsito se interrumpía, lo único movible a partir de las 16 -los tranvías lo hacían a un paso muy lento- eran las decenas de canillitas que vendían los periódicos.
Publicado en El Poder de la Gente, el 21 de agosto de 2006
El Rosariazo
Por: Edgardo Petrone
Mañana se recuerdan los hechos del "Rosariazo" ocurridos el 21 de mayo de 1969, hace ya 40 años, donde se exteriorizó la protesta por la situación imperante en el país gobernado por los militares que ungieron presidente de facto a Juan Carlos Onganía.
La rebelión, podría decirse, fue como un calco de la ocurrida exactamente un año antes en París y, lo que pareció una protesta inesperada, tuvo su origen a partir de los hechos de Corrientes del 15 de mayo cuando los estudiantes protestaron por el elevado incremento del comedor universitario y donde las manifestaciones terminaron con el asesinato, por parte de policías, de Juan José Cabral.
En casi todo el país se produjo la reacción estudiantil, pero la rebeldía mayor comenzó dos días más tarde en Rosario, donde se hizo una gran concentración en el comedor universitario de la calle Corrientes frente a la Bolsa de Comercio para una programada Marcha del Silencio. Esta marcha por calle Córdoba, fue detenida por la policía las dos cuadras, frente al cine Radar, sentándose los estudiantes en el pavimento por un par de horas hasta que comenzaron los gases lacrimógenos y el ataque de la guardia de infantería.
El desbande se generalizó seguido de la persecución. A las cuadras, en Córdoba al 1300, un pequeño grupo en su afán de escapada entró a los pasillos de la Galería Melipal. Allí, estaban los uniformados comandados por el oficial principal Juan Agustín Lezcano, quien sacó su pistola y desde cerca le disparó a Adolfo Bello, un estudiante de medicina de 22 años que cayó gravemente herido. El asesinato fue visto por unos pocos testigos. El relato de una estudiante posiblitó tiempo después, que Lezcano fuera condenado, aunque la verdad sea dicha, pocos años estuvo en la cárcel y cuando salió puso una parrilla en la zona norte de la ciudad.
Bello fue trasladado agonizando al Hospital Central Municipal donde sobrevivió algunos minutos. Un periodista recuerda hoy que había ido con su fotógrafo a cubrir la nota y que su compañero aprovechó la situación de confusión generalizada que se produjo para entrar en la guardia y en contados segundos salir, con la foto lograda de Bello en la camilla.
El periodista recuerda: "Nadie advirtió que me dio el rollo y entonces salí sin que nadie pensara que llevaba algo en la mano. Las únicas fotos que se lograron del cadáver de Bello salieron en Crónica".
La reacción siguió imparable durante muchas horas en todo el centro. Un grupo pretendió tomar la Radio LT8, hasta que fueron desalojados y en la calle, desde la Plaza San Martín, a 50 metros, efectivos e la Montada dispararon sus carabinas hiriendo de muerte a Luis Blanco, de 15 años, aprendiz metalúrgico, sumado a la rebeldía, mientras su padre verdulero vendía la mercadería con su carrito a unas cuadras tan solo.
La policía temía que fuera tomada frente a la Plaza San Martín la Jefatura, comandada por el coronel Mones Ruíz, quien renunció dos días más tarde y fue reemplazado por el coronel Duret, por decisión el gobernador de facto, el contralmirante Eladio Modesto Vázquez.
Al día siguiente comenzaron a llegar escuadrones de Gendarmería desde la provincia de Corrientes, comandados por alguien que lograría triste fama por su desempeño como jefe de la policía rosarina: el comandante mayor Agustín Feced. Y allí, allí comenzó otra historia.
Foto Rosariazo: Carlos Saldi - Archivo fotográfico del Museo de la Ciudad “Wladimir Mikielievich” de Rosario