Por: Rosario Gómez
Dos semanas después de que el Tribunal Europeo reconociera el derecho de los ciudadanos a retirar datos de carácter personal en Internet, Google ha decidido poner los medios para que puedan ejercerlo y hacer así efectivo el llamado derecho al olvido. La empresa ha diseñado un formulario a través del cual se podrá solicitar la eliminación de los resultados del buscador cuando un usuario introduce su nombre, según anunció ayer. Cada petición será analizada de forma individual y la decisión que adopte la multinacional intentará encontrar un equilibrio entre el derecho de privacidad y el derecho a conocer y difundir información, añadió.
Google - Jens Meyer AP |
“La sentencia obliga a Google a hacer juicios difíciles sobre el derecho del individuo a ser olvidado y el derecho público a saber”, dice la compañía. Para conjugar ambos, ha constituido un comité asesor de expertos. Su misión será clarificar en qué casos los ciudadanos podrán reclamar que se borren sus datos de carácter personal. Han de ser irrelevantes y carecer de interés público, tal y como especificaba el Tribunal Europeo en su sentencia.
Este comité estará liderado por el expresidente de Google, Eric Schmidt, y en él participarán desde el director de Wikipedia, Jimmy Wales, hasta académicos y representantes de los organismos reguladores de protección de datos de los países europeos. Entre ellos figura el exdirector de la AEPD José Luis Piñar, actualmente catedrático de Derecho Administrativo y vicerrector de Relaciones Internacionales de la Universidad San Pablo (CEU); Frank La Rue, relator especial de la ONU para la protección del derecho a la libertad de expresión; Luciano Floridi, profesor de Filosofía y Ética de la Universidad de Oxford, y Peggy Valcke, de la Universidad de Lovaina. Floridi ha comentado que este comité consultivo internacional creado para evaluar los problemas éticos y jurídicos que plantea Internet requerirá “un pensamiento profundo”.
Google asegura que su intención es trabajar de cerca con las autoridades de protección de datos de los distintos países para “implementar” el borrado de enlaces. El usuario deberá indicar si considera que los resultados de búsqueda que incluyen su nombre son “inadecuados, no pertinentes o ya no pertinentes, o excesivos desde el punto de vista de los fines para los que fueron tratados”. Desde un punto de vista técnico, la empresa reconoce una cierta complejidad al tener que trabajar en muchos idiomas. “Confiamos en que sea un proceso ágil”, afirma una portavoz de Google, apuntando que, con el tiempo, “se irá refinando el procedimiento”. Sin embargo, considera que es pronto para determinar en qué plazos se atenderán y se resolverán las peticiones. “Hay que comprobar que los formularios hayan sido completados correctamente. Además, habrá que informar a las autoridades de protección de datos y estar coordinados con la web de origen”, explican fuentes de la compañía.
De hecho, la AEPD recuerda que el procedimiento a seguir pasa, en primer lugar, por dirigirse a quien está tratando sus datos y si este no atiende la petición, el afectado podrá acudir a la agencia para que revise su caso. Este organismo evaluará si la reclamación se atiende o se desestima y se dirigirá a los responsables para que se supriman determinados enlaces. El cuestionario de Google deberá rellenarse con el nombre completo para el que se solicita que se retiren los resultados de búsqueda y los enlaces asociados que se desean suprimir. Para poder evaluar las peticiones Google solicita que se indique la URL (en la barra del navegador). Además, se deberá explicar —en el caso de que existan dudas— los motivos por los que la página enlazada se refiere al usuario en cuestión y por qué los contenidos son irrelevantes o resultan obsoletos.
Un largo proceso
- El dictamen del Tribunal Europeo que obliga a Google a eliminar enlaces que contengan información lesiva, publicado el 13 de mayo, dio respuesta a una demanda del español Mario Costeja, que exigía al buscador que retirara una información publicada en La Vanguardia. En 1998, este diario publicó un artículo con enlaces a una subasta de inmuebles relacionada con un embargo por deudas a la Seguridad Social. Pese a que este asunto estaba ya saldado, Costeja seguía apareciendo como deudor en el buscador.
- Costeja recurrió a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) para solicitar la retirada del artículo. La AEPD dio la razón a La Vanguardia porque la publicación de los datos tenía una justificación legal, pero instó a Google a eliminar los enlaces en los que se hacía referencia a datos personales.
- Google recurrió la resolución de la AEPD ante la Audiencia Nacional por entender que era injusta y ponía en juego la neutralidad y la transparencia del buscador. El buscador recurrió ante la Audiencia todas las resoluciones similares posteriores que le fueron llegando, hasta acumularse más de 200.
- En 2012, ante el cúmulo de recursos presentados por Google, la Audiencia Nacional decidió enviar al Tribunal Europeo una cuestión prejudicial sobre la manera de interpretar las normas de protección de datos en Internet.
- Hace un año, el abogado general de la UE dio la razón a Google por entender que no puede ser considerado “responsable del tratamiento” de los datos contenidos en las páginas web que procesa. El Tribunal Europeo no tuvo en cuenta esta opinión porque entiende que el buscador sí es “responsable” de la información que figura en la lista de resultados de una búsqueda.
- Tras conocer el dictamen del 13 de mayo, Google anunció que lo acataría y que pondría a disposición sus usuarios un formulario para que pudieran solicitar la retirada de enlaces. Ayer el buscador explicó el sistema y presentó al comité de expertos que evaluará las reclamaciones.
La representante del organismo para la libertad de prensa alerta de que la decisión europea puede afectar a la libertad de prensa
Por: Javier Salvatierra
Dunja Mijatovic, en el centro, durante el Stockholm Internet Forum. / SIF14 |
“Creo que la sentencia puede tener un efecto negativo a largo plazo sobre el libre flujo de información, la libertad de los medios y el periodismo de investigación”, dice Mijatovic en los pasillos del Stockholm Internet Forum, un conjunto de debates sobre el futuro de internet que se celebraron en Estocolmo los pasados 27 y 28 de mayo. “Estoy totalmente a favor de una adecuada protección de nuestros datos personales, pero no creo que la sentencia vaya en esa dirección y puede afectar a nuestro derecho a ser informados de determinadas cosas”.
¿Qué cosas? Tanto en la entrevista como en el debate en el que participaba minutos antes, Mijatovic pone un ejemplo. “Por ejemplo: yo robé un coche, era miembro de una banda en mis días locos de adolescente. 20 ó 30 años después, siendo completamente otra persona, responsable, quiero ser candidato a un Gobierno. Y ahí está ese artículo en un periódico contando lo que hiciste y puedes encontrar ese artículo en Internet. No creo que eso sea algo que haya que esconder”.
En realidad, la sentencia del Tribunal Europeo no obliga al medio en cuestión a borrar la información publicada en su día, sino a los buscadores a no indexarla, de modo que sólo dificulta un poco la localización de esa información. “Lo sé”, dice, pero insiste: “¿Por qué hay que hacerlo más difícil? ¿Por qué hay que hay que esconderlo del discurso público? Puede que sea un poco radical en esto, pero creo que, como personas responsables, deberíamos poder hablar incluso de cosas muy privadas que hayamos hecho”.
¿Y qué hay de aquellos que no van a presentarse a nada, que tan solo aspiran a un trabajo, por ejemplo? ¿No merecen una oportunidad? ¿No merecen esa privacidad? “Por supuesto, pero ahí está lo que hiciste. Y no puedes pedir que se destruyan todos los periódicos de hace 20 años. No sé, imagina una pelea con la pareja en la calle y decimos cosas horribles, y alguien lo escribe un periódico. Hablar de esto afecta a la privacidad, pero no se le pide a un periódico que lo borre y sin embargo, la mayoría de ellos también están en Internet. Por tanto, no creo que [prohibir a un buscador indexar una noticia] resuelva el asunto de la privacidad”.
Fuente: Diario El País