Por: Lucas Morando
La mitología griega inmortalizó a la hidra como un animal feroz y de enormes dimensiones, de similar aspecto a un dragón, pero con el inédito beneficio de poseer múltiples cabezas. Era muy difícil vencerlo por su capacidad de regenerarse: por cada una que perdía, le crecían dos. En esa cualidad de convertir una pérdida en mayor poder podrían esconderse los siguientes capítulos de la guerra entre el Grupo Clarín y el Gobierno.
Si bien el multimedios perdió una batalla luego del fallo de la Corte que lo obligó a presentar un plan para dividirse en seis unidades de negocios –tal como adelantó Perfil en su edición del 2 de noviembre–, el Grupo cree que el tiempo que llevará todo el proceso para ajustarse a la ley durará por lo menos un año, pero estima que se extenderá hasta principios de 2015, cuando la cercanía con las elecciones y el último tramo sin reelección del mandato de Cristina Kirchner lo dejen más fortalecido.
Dentro de la AFSCA, la autoridad que lleva a la práctica el cuerpo normativo de la Ley de Medios, admiten que el tiempo para avanzar con los trámites para que Clarín se ajuste a la ley será también de casi un año. Ese lapso insumirá analizar el plan de adecuación y que el grupo presente a los nuevos titulares de las seis nuevas compañías en las que se dividirá. Siempre y cuando, claro, los frenos judiciales que el multimedios intente presentar o los tiempos que lleve el trámite en otras dependencias del Estado que deben dar el visto bueno –la Inspección General de Justicia, la Comisión Nacional de Valores y la AFIP– no dilaten aun más su avance.
El área técnica de la AFSCA tiene como máximo 120 días para analizar si la propuesta se ajusta a la ley, pero luego el directorio del organismo no tiene fijado un lapso de tiempo para aprobar el plan. Si lo hace, Clarín dispone de 180 días para presentar a los que serán los accionistas de sus nuevos negocios.
Aunque el Grupo apuesta a que se dilate el avance de su adecuación, hoy el principal temor de los defensores de la compañía –contrató diez estudios– es que antes de los primeros 120 días el Gobierno rechace su propuesta –no existe un papel firmado que garantice que la hayan aceptado– y decida actuar de “oficio”, es decir, que la Afsca sea quien decida cómo se divide la empresa.
Clarín piensa que esa decisión sólo depende de Cristina, que ya retomó el contacto con algunos temas de gestión y se prepara para volver en los próximos días a sus funciones: “Ella baja o sube el pulgar para que nuestra propuesta siga en pie, es una decisión política”, reflejan dentro de la compañía, que no descarta una posible intervención de Cablevisión si el Gobierno decide no aceptar su propuesta. Es un viejo fantasma que sigue (o mantienen) vivo. Creen que enero, en plenas vacaciones, podría ser un mes con alto nivel de alboro judicial en ese sentido.
Pero hay que reconocer que, por más que la empresa no busca perder poder, el minucioso plan de adecuación que presentó el lunes pasado abre, para el Gobierno, la posibilidad de que Clarín esté buscando vender algunas de sus unidades de negocios a titulares ajenos a sus actuales accionistas.
No es una decisión menor, porque la empresa de cable representa más del 80% de los ingresos de todos los negocios de Clarín. Es mucho más rentable que Canal 13, el diario y las radios más escuchadas del país. Es “el” negocio del Grupo. Los asesores legales y contables de Clarín decidieron presentar un plan que divide al cable en tres partes, pero de distintas dimensiones.
La clave, especulan en la Afsca, estaría en la primera de las seis unidades de negocios en las que se reagruparía el multimedios. Allí están Canal 13, TN, las radios más importantes y 24 licencias de cable en el interior del país. Representan unos 400 mil abonados, pero tienen una capacidad enorme de crecimiento hasta alcanzar el límite legal.
No sucede lo mismo con la segunda unidad, que significa el 80% de todo el negocio de Cablevisión (esa sola unidad tiene 2,8 millones de clientes en las ciudades más importantes del país), pero que comparten con el empresario mexicano David Martínez (el 40%) y otros accionistas. La clave es que esa unidad no puede crecer exponencialmente en cantidad de abonados. Y muchas veces para una empresa resulta más sabroso enfocarse en un negocio que tiene más futuro que presente. Es más simple conformar a los accionistas, por ejemplo.
Vender la unidad 2 –la del grueso del cable– es una posibilidad que comenzó a estudiarse. Y varias fuentes dentro del Grupo la consideran una forma de reinvertir el capital de la venta en un negocio que puede seguir creciendo. Un gerente del Grupo lo explica: “Los accionistas tienen la expectativa de crecer; si una ley te pone un techo que te acota la rentabilidad, te tenés que ir a otro negocio”.
¿Qué elegirá el Grupo, si es forzado a hacerlo? ¿Quedarse con la unidad de negocios que tiene el poder de fuego mediático con Canal 13, TN, las radios y una empresa de cable con una alta tasa de crecimiento, u optaría por la segunda unidad, con el negocio más jugoso pero con menos chances de ganar abonados en el futuro?
Esta semana Martínez le confió a un empresario que él mismo podría ser la puerta de entrada de un fondo norteamericano que busca absorber parte del negocio local de cable. Todavía no está claro su juego, aunque se muestre cercano al Gobierno. Si logra comprar Telecom, debería vender su participación dentro de Clarín. Cuando se conozca el comprador de esas acciones se sabrá verdaderamente de qué lado está.
Más ejemplos de negocios rentables que teje Clarín en silencio. Cuando Mauricio Macri anunció el Plan Sarmiento, que entrega netbooks a alumnos, también creó sin decirlo la red de banda ancha móvil inalámbrica más grande de la Ciudad. Y la única. Clarín hoy controla esa red. En sus planes está brindan un servicio similar a Fibertel, pero móvil e infinitamente más veloz que el que ofrecen las empresas de telefonía móvil.
Mientras CFK se recupera, ponen Cablevisión en Olivos
Una semana después de que la Presidenta inició su reposo para recuperarse de la intervención quirúrgica, la oficina de ventas de Cablevisión, empresa del Grupo Clarín, recibió un llamado inesperado.
Desde la Residencia de Olivos requerían la instalación del servicio de TV por cable más una conexión de banda ancha de Fibertel.
El pedido es sorprendente. No sólo por la guerra que enfrenta al Gobierno y al Grupo sino porque fue justo a mediados/fines de octubre cuando los operadores del Gobierno comenzaban a dejar trascender que la Presidenta nuevamente empezaba a mirar televisión.
Y también porque se supone que mientras el kirchnerismo busca desmembrar a una empresa que incumple la Ley de Medios, en la residencia presidencial contratan sus servicios.
Hay que reconocer que no está confirmado cuántas conexiones ni en cuántas dependencias o ambientes de Olivos hay servicio de cable de Clarín, pero resulta casi una provocación la particular contratación por parte de la Quinta desde donde se recupera y desde donde gobernará en las próximas semanas Cristina.
No es el único antecedente, Martín Sabbatella, titular de la Afsca, el organismo que ejecuta “los mandamientos” de esa Ley de Medios, tuvo hasta principios de año Cablevisión en su domicilio personal de Morón.
En una entrevista que le dio a Perfil el 25 de noviembre de 2012 había prometido que el 8 de diciembre de ese año, un día después del plazo para que Clarín se ajustara a la ley, iba a “desconectarse” del servicio.
Finalmente lo hizo, pero recién en marzo de este año, tres meses después de lo que había prometido.
Los trámites administrativos para dividir Clarín tardarían un año
Por: Rodolfo Barros
Independientemente de la alternativa de reagrupamiento que se escoja el proceso de implementación del plan de adecuación que presentó el Grupo Clarín será por demás complejo e implicará la realización de distintos actos societarios que, según el caso, podrá demandar un período importante de tiempo, al menos un año, coincidieron varios especialistas consultados por Perfil.
La conformación de las seis unidades de negocios se podrían llevar a cabo a través de:
1) Escisión de la sociedad holding y/o de las restantes sociedades del grupo
2) Transferencias de la titularidad de las sociedades del Grupo; y/o
3) Transferencias de las licencias.
Es dable considerar que en todos los casos, la tarea más difícil y extensa resultará la valuación de los activos que conformarán las nuevas “babyclarin”.
La primera alternativa que podría llevarse a cabo, sería a través de un proceso de escisión de la sociedad holding y/o de las restantes sociedades del Grupo, que implicará que se lleven a cabo diversos actos societarios (ver infografía).
Los consultados destacaron que cada una de las unidades reagrupa las licencias ahora bajo control del grupo, por lo que requerirá el acuerdo de los inversores que tienen el 20% de las acciones que cotizan en las bolsas de Buenos Aires y Londres.
Otra de las alternativas para la reagrupación de las licencias, podría ser la transferencia de la titularidad de las acciones.
Requiere en forma previa una valuación certera de las sociedades y sus activos. Una vez valuadas las compañías, corresponderá celebrar el correspondiente contrato de compraventa y comunicar a la sociedad vendida quienes son sus nuevos accionistas.
Esta operación podría ser la más gravosa desde el punto de vista impositivo, por cuanto los resultados que se generen las ventas de acciones estarán alcanzada por el Impuesto a las Ganancias.
La última alternativa, podría ser que las sociedades del grupo no se escindan ni se vendan, sino que simplemente se transfieran las licencias. En este caso, correspondería analizar cada uno de los contratos por medio de los cuales las licencias fueron adjudicadas, y definir si existe algún tipo de restricción para que las sociedades del Grupo Clarín las transmita a nuevos sujetos.
En relación a los tenedores de las acciones del Grupo Clarín que cotizan en Bolsa, podrán participar en las asambleas que resuelvan cualquiera de las alternativas anteriores haciendo valer sus derechos políticos y votando conforme sus intereses.
Del mismo modo, una vez llevado a cabo la alternativa que corresponda, ellos formarán parte de las unidades en forma proporcional al capital que actualmente representan.
Límites al cable benefician a las telefónicas
Por: Gabriel Ziblat
Durante el debate de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual hubo sectores que presionaron y lograron negarle a las telefónicas la posibilidad de ingresar a competir en el mercado. Cuatro años después, el desarrollo tecnológico lleva a que esas empresas aparezcan como las principales favorecidas en el desarrollo de internet. Y no es un detalle menor que más temprano que tarde, la comunicación audiovisual llegará a los usuarios a través de la red de redes.
Hoy existen dos grandes rubros que tienen las redes físicas necesarias para dar el servicio de internet: las telefónicas y los prestadores de TV por cable. Las primeras, Telecom y Telefónica, pueden llegar a todo el país, pero las segundas tienen el límite de 24 licencias que impone la ley de medios.
El especialista Martín Becerra coincide que las telefónicas se ven beneficiadas pero aclara que debería darse la condición de que Fibertel no pueda crecer más, algo que pone en duda. El argumento es que la televisión por cable tiene el límite de licencias, pero internet no, por lo que la empresa de Clarín podría hacer acuerdos con otros cableros. Henoch Aguiar sostiene que “la TV por cable, que es la que permitió tender redes alternativas a la de las telefónicas, va a desaparecer de acá a diez años”. Así, cualquier empresa del sector, sostiene, “va a tener limitaciones estructurales para crecer”.
Desde el Grupo Clarín negaron que Fibertel pueda seguir creciendo y se quejan de que “es imposible hacerlo si sólo brindan banda ancha”.
En un clima de tensión, Clarín realiza la cumbre anual de sus gerentes
Más de 150 gerentes y directores del Grupo viajan a Mar del Plata. El principal expositor será Héctor Magnetto
Por: Lucas Morando
A partir del lunes, el diario Clarín vivirá por tres días una situación excepcional. Tres de los máximos responsables de sus contenidos no podrán hacer la tapa como todos los días. Ricardo Kirschbaum, Julio Blanck y Ricardo Roa viajarán a Mar del Plata para participar de una reunión de gerentes de todo el Grupo.
Algunos periodistas del diario aseguran que durante el evento, que se hace todos los años, los directivos del diario "envían" el contenidos de la tapa desde la ciudad balnearia. Pero celebran el clima de "tanquilidad" que se vive en la redacción durante el evento.
Desde el domingo, viajan más de 150 gerentes y directores de todas las unidades de negocio de la compañía. Se hospedarán por tres días en el hotel Costa Galana, donde se realizará el evento y donde se repasarán los resultados financieros del año y se proyectarán los próximos pasos a seguir para 2014.
Como cada año, la idea es que el principal expositor sea Héctor Magnetto, CEO de la compañía. Se planificaron además algunas charlas de diversos analistas (consultores y economistas) sobre el devenir político y económico del país.
Pero además, será la primera oportunidad en la que reunirán a sus gerentes luego de haber recibido un duro golpe por parte de la Corte Suprema, que declaró hace pocos días constitucional la Ley de Medios y obligó a presentar casi en tiempo récord un profundo plan para dividir la compañía en seis unidades. Eran pocos los que dentro de la empresa esperaban un fallo tan adverso.
De hecho, varios de sus gerentes suelen disparar todo tipo de acusaciones hacia el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, y para Enrique Petracchi, uno de los jueces de la Corte que, analizan y especulan, cambió su voto a último momento.
En el caso de la última reunión, que fue en noviembre de 2012, el Grupo habló sobre las inversiones que hizo en el último ejercicio y además intentó evitar bajo todo concepto que los fotógrafos que trataban de registrar el momento puedan tomar imágenes del ágape.
No será la misma reunión que se viene realizando desde hace 19 años, sobre todo porque es la primera que se organiza en el clima de tensión que viven muchos de sus gerentes.
Fuente: Diario Perfil