Podrían anunciarlo el martes. Después de una reunión reservada que Julio Grondona mantuvo el jueves con Cristina Fernández, los abogados de la entidad rectora del fútbol buscan argumentos legales para rescindir el contrato de explotación televisiva con Televisión Satelital Codificada, que rige hasta mediados de 2014. A cambio, el Gobierno le ofrece a la AFA adquirir esos derechos en 600 millones de pesos, prestarle dinero para saldar las deudas con los futbolistas y la puesta en marcha del proyecto de apuestas electrónicas del Prode. Así, el próximo torneo podría jugarse sin televisación.
Por: Andres Eliceche y Marcelo Rodriguez
Juntos somos más. La imagen de archivo también refleja la actualidad. La presidenta, Cristina Fernández, respaldó a Julio Grondona en la reunión del jueves.
En su campo de Loma Verde, cerca de Brandsen, Julio Grondona espera sentado. Como cada viernes, llegó allí a pasar el fin de semana. Lo hizo después de una semana movida, en la que había avanzado en un proyecto impensable veinte días atrás: sacar los pies del Grupo Clarín del plato de la explotación televisiva del fútbol y poner los del Gobierno en su lugar. ¿Cómo? ¿Por qué? Según una fuente cercana al presidente de la AFA consultada por Perfil, el jueves a la tarde hubo una reunión clave en la Casa Rosada entre el propio Grondona y Cristina Fernández, la presidenta de la Nación. De allí, el dirigente habría salido con una oferta puntual en su mano: 600 millones de pesos le daría el Estado a la AFA por los mentados derechos televisivos, y pondría en marcha el proceso para que el Congreso promulgue antes de diciembre la ley que habilite el Prode bancado –sistema de apuestas online–, un reclamo que el fútbol mantiene desde hace más de tres años. Aunque operadores del propio Gobierno no quisieron confirmar el dato del encuentro, del mismo también habrían participado Aníbal Fernández –jefe de Gabinete–, Carlos Zannini –secretario de Legal y Técnica– y José Luis Meiszner –secretario ejecutivo de la Presidencia de la AFA–. La moneda de cambio de la negociación se caía de madura: Grondona (la AFA) debía animarse a rescindir el contrato con Televisión Satelital Codificada (TSC) –conformada en partes iguales por el Grupo Clarín y Torneos y Competencias–, que desde hace 18 años tiene la exclusividad de los derechos en disputa. El combo sería suficiente para que el torneo Apertura comience el viernes 14, como estaba previsto, y que un banco oficial ponga (con un módico interés) los 40 millones de pesos para que los clubes salden sus deudas con los jugadores a través de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA). Aunque parezca inverosímil, en la AFA barajan la posibilidad de que el campeonato no se televise, conscientes del monumental conflicto que puede sobrevenir al anuncio de la rescisión. Así las cosas, una persona del entorno grondoniano definió anoche el ánimo de su jefe: “Está sereno, cuasi feliz”. Con esa sensación, y el respaldo explícito de los presidentes de los clubes, Grondona se recluyó en Brandsen. Todo hace pensar que, a partir de su vuelta a la calle Viamonte, pueden suceder hechos significativos. “Estamos ante una decisión histórica”, se precipita la misma fuente, que abona la teoría de que la rescisión no sólo es posible, sino también probable. “El martes puede haber un anuncio revolucionario”, agrega.
Tres potencias se saludan. En la AFA, la impresión de los dirigentes es que en TSC no creen todavía en la posibilidad de un rompimiento de contrato. Sólo por esa razón entienden que los interlocutores de Grondona durante la semana hayan sido Marcelo Bombau y Alejandro Burzaco –presidente y CEO de TyC, respectivamente–. “Creen que estamos apelando a una estrategia, y no se dan cuenta de que vamos en serio”, se plantó ante este diario el presidente de un club de Primera. Con la convicción de que, a partir de la entrada en escena del Gobierno, la pelota la tienen ellos, ahora aspiran a que el próximo que se siente a negociar con la AFA sea Lucio Pagliaro, número tres en la línea de mando del Grupo Clarín. La discusión es clara: la AFA considera insuficientes los $ 268 millones anuales que recibirá esta temporada, y pretende que la cifra suba a $ 500 millones. Los voceros de TSC también son directos: “El negocio es chico. Si damos más plata iremos a pérdida”, le comenta a Perfil una fuente de la empresa. Semejante diferencia no se achicará con los 40 millones que la tevé ofreció esta semana como adelanto -a devolver antes de fin de este año-.
Cartas en la manga. Mario Schmoisman, abogado de la AFA, encabeza el equipo que dedicará el fin de semana a estudiar el contrato en cuestión. Buscarán allí los huecos que permitan a la entidad pedir la rescisión. Entre los argumentos que se anotan a su favor, deslizan algunos: según la AFA, el contrato establece que los partidos se transmitirán “sin publicidad”, “sólo para Argentina”, y que la emisión será “en directo”. También agitan la cláusula que habilita realizar auditorías sobre los volúmenes de venta del producto. En la calle Viamonte aseguran que nada de eso se cumple, y que incluso enviaron sendas cartas documento a la empresa para que les muestren los números. “Si soy tu socio, ¿cómo no voy a poder ver tus números?”, analiza Luis Segura, presidente de Argentinos Juniors.
Sin embargo, del otro lado contestan que “en los últimos años se realizaron tres auditorías”. Esta enumeración plantea otro enfoque: ¿cómo harán los dirigentes del fútbol para justificar que durante tantos años no advirtieron estas anomalías que ahora señalan horrorizados? “Va a haber un mea culpa público”, anuncian. Pero deberán cuidar las formas: aceptar su inacción implica, también, ceder ante la idea de que han sido cómplices de lo que por lo bajo consideran “una estafa”. Por eso, dicen que esta vez –como tantas veces repitieron en los últimos años– habrá cambios de fondo. Apuntan que los controles sobre las economías de los clubes será real. “No sólo necesitamos mecanismos de control hacia la televisión, también tenemos que hacer cumplir los propios. Si no, esto será un parche que durará unos meses, y después volveremos a los mismos problemas”, reflexiona Segura. “La televisión no puede hablar de despilfarro si no nos da la nafta suficiente para llenar el tanque”, se defiende Meiszner ante Perfil, mientras niega su presencia en la reunión con el Gobierno. La fuente de TyC cruza datos en contrario: “El 50 por ciento del presupuesto del fútbol de la mayoría de los clubes sale de la televisión. El Real Madrid y el Manchester sólo sacan de allí el 37 por ciento de sus recursos para el fútbol”.
Lo que viene, lo que viene. Con la espalda ensanchada por el envión presidencial –que había tenido su primer paso el jueves, cuando Grondona cenó con Néstor Kirchner, tal como consignó ayer el diario Crítica de la Argentina–, los dirigentes del fútbol se animan a pensar un nuevo escenario. Algunos fantasean que el martes, después de que se reúna el Comité Ejecutivo, haya una conferencia de prensa en la que se anuncie oficialmente la decisión de la AFA de rescindir el contrato con TSC. En esa foto estarían, además de Grondona, todos los presidentes de los clubes de Primera, B Nacional y B Metropolitana. Pero saben que antes de eso habrá nuevos contactos con la empresa dueña de los derechos. “Pero no nos vamos a bajar de los 500 millones”, insisten los dirigentes.
El plan B, que contempla la rescisión, necesita de avales económicos. Sólo con aportes frescos y urgentes se podrían saldar las deudas consignadas con los futbolistas y la AFIP. Por eso, la AFA necesita la certeza que el 31 de enero de 2010, cuando arranque el Clausura, los apostadores puedan empezar a jugar a través del ProDe bancado. De allí, estiman, podrían obtener 25 millones de dólares anuales, un monto que terminaría con las penurias económicas, pero que también abriría el sinuoso camino de las sospechas de los arreglos de partidos. De eso dan cuenta numerosos ejemplos en el fútbol europeo.
Con la variante del plan “fútbol sin tevé” a su alcance, el propio Grondona podría buscarse en el archivo. Allí encontrará una declaración suya del 25 de mayo de 1992: “El fútbol tiene en su futuro un organigrama a nivel televisión en el que prácticamente ya los hombres estamos de más. Con todo lo que está diagramado, camina solo. Porque se han hecho sociedades claras, sin querer imponerse una sobre otra”. Se lo dijo al diario Clarín.
La versión de la dueña de los derechos
En tiempos en que la AFA pretendería 600 millones de pesos para redistribuir entre Primera A, B Nacional y B Metropolitana, Televisión Satelital Codificada (TSC), empresa que posee los derechos de televisación del fútbol argentino, emitió ayer un comunicado a los medios para detallar cifras sobre las que sustenta su posición para no negociar.
Según consta en el escrito, “AFA recibe un mínimo garantizado de 268 millones de pesos anuales, que se actualizan mensualmente de acuerdo con la tarifa del abono del cable. Cada vez que aumenta el cable, AFA recibe inmediatamente más dinero”.
También se consigna que “TSC ya adelantó a AFA 45 millones de pesos correspondientes a tres cuotas de la temporada 2009/10 y ofreció ayudar con el adelanto de otros 40 millones para ayudar a solucionar la crisis de los clubes”.
La empresa, que tiene contrato hasta 2014, asegura que “de los 304 millones de pesos que se obtienen por la comercialización de los derechos del campeonato argentino de Primera División, AFA percibe 212 millones, que es el 69,7 por ciento, aunque por contrato AFA es socia al 50% de las ganancias de TSC”. Es decir que, de acuerdo con lo expresado por TSC, 268 millones es la cifra que se le garantiza a AFA como un mínimo de base, por si las ventas del “producto fútbol no fueran tan importantes”.
En el punto 8 del comunicado se deja constancia sobre las utilidades de la empresa: 10,7 millones de pesos. A la vista el número final que se indica parece ridículo, teniendo en cuenta el volumen de dinero que maneja el negocio del fútbol. “No hay ni estafa a los clubes, ni aprovechamiento de nadie. Es la realidad del producto fútbol en la Argentina”, se remarca.
Como cierre, se apunta que la “AFA conoce al detalle todos los movimientos económicos y las operaciones de TSC. El contrato la faculta a auditar a la empresa y, de hecho, ya lo realizó tres veces en los últimos años”.
Que los dirigentes barajen y den de nuevo
La crisis del fútbol está llenándonos de ansiedad. Todos queremos que el Apertura empiece de una vez. El problema es que, desde hace muchos años, el torneo comienza a como dé lugar. Esa acumulación de arrancar “como sea” es la que nos trajo hasta esta situación.
Por: Chavo Fucks
La crisis del fútbol está llenándonos de ansiedad. Todos queremos que el Apertura empiece de una vez. El problema es que, desde hace muchos años, el torneo comienza a como dé lugar. Esa acumulación de arrancar “como sea” es la que nos trajo hasta esta situación.
La cosa había ya explotado en 1999. El martes 20 de julio de aquel año, en el predio de la AFA en Ezeiza, se reunieron los presidentes de los clubes de Primera, los del ascenso y los de las ligas del interior. Se juramentaron y acordaron controles estrictos trimestrales de ingresos y egresos de dinero y la vuelta a los torneos largos. Se discutieron otros ítems, aunque sin acuerdo, como las sociedades anónimas macristas contra la figura de la “asociación civil sin fines de lucro” que proponían Emilio Chebel (Lanús) y Raúl Gámez (Vélez). Hoy, a diez años de esta discusión, Boca debió vender a Rodrigo Palacio casi a un precio vil. Hace un par de años, era “la joya” y valía cinco veces más. Y Lanús y Vélez, propulsores de aquel antiguo pero eficaz modelo, se mantienen en lo alto, uniendo éxitos deportivos con un sostenido crecimiento institucional.
Está claro que una década después no hubo controles (de hecho, la mitad de la deuda total de los clubes es con la AFA) ni torneos largos ni clubes saneados ni los ingresos por televisión son el principal sustento. Salvo Estudiantes, Vélez, Lanús y Gimnasia de Jujuy, que descendió, el resto le debe a cada santo una vela. No todos los casos son iguales. Boca –por ejemplo– está en Europa de gira, cotizándose en euros y aliviando algunos números poco felices. Pero, por citar un caso, San Lorenzo acaba de contratar a Migliore, al Kily González, a Cristian Leiva, busca a Bottinelli, arregló el Pipi Romagnoli… ¿No va a pagar la deuda que tiene, por ejemplo, con Santiago Solari? ¿Y la que tiene con Orión? ¿Y la del Chaco Torres?
Independiente estuvo inhibido por su deuda con Agremiados hasta hace poco. Les debe una fortuna a dos bancos, a jugadores que se fueron, a otros que están, está construyendo un nuevo estadio. Arrancó con austeridad: trajo a Luciano Vella, Walter Acevedo y Walter Busse. La venta de Montenegro al América de México le dio un poco de aire y, con ese aire, arribó Andrés Silvera.
Desde Canadá, Gorosito dijo que no se imagina la vida sin refuerzos. Alguien que corta grueso en River le mandó un mensaje claro: “Si no se vende, no se compra. Y si a Pipo no le gusta, ya sabe lo que tiene que hacer”. Los reclamos del DT enmudecieron “redepente”, como diría la inolvidable Niní Marshall. Es cierto que vendió a Falcao, pero su pase tiene varios dueños.
Entre la repartija del dinero de la transferencia y el pago de una importante deuda acumulada con él, al club no le quedó casi nada. O sea: vendió a su mejor jugador y no le quedó plata para reemplazarlo con alguien de igual jerarquía.
Racing es un casting permanente. ¡¡¡Caruso Lombardi llegó a probar a un jugador para decirle a un amigo cómo juega!!! “Es el estilo de Caruso”, nos dicen. El entrenador tiene un mérito enorme. Puso al equipo a cubierto de riesgos de descenso, hizo un equipo con nada en pleno campeonato y trabaja todo el día. Pero probar a 150 jugadores en un club como Racing es una de las caras más nítidas de la crisis.
La vereda opuesta la ocupan los de siempre. Lanús vendió a Sand para no cortarle al jugador la chance de que salve económicamente a su familia, no porque lo necesitara. Valeri fue a préstamo al Porto y al club le quedaron más de dos millones de euros. Todavía cobra beneficios por la venta de Lautaro Acosta al Sevilla y se sacó de encima sueldos altos, como los de Bossio y Graieb. Vélez no hizo locuras para retener a Larrivey y luego de preguntar por Luciano Figueroa decidió arreglárselas con Ro Ro López y recuperar al Roly Zárate. En Estudiantes, la salida de Andújar servirá para que Damián Albil tenga su oportunidad. Acá tampoco hay desquicio: el Tecla Farías está lejos en plata y distancia, entonces, hay que armar el equipo sin él. Y a nadie se le cae ningún anillo.
No sólo en los pases el fútbol argentino funciona mal. Los operativos de seguridad son los más caros del mundo. En Lanús, Argentinos o Banfield, por ejemplo, la policía se lleva la mitad de lo que recaudan en condición de local. Salvo en los clásicos o en los partidos contra los clubes grandes, nunca embolsan una buena suma de dinero cuando juegan en casa. Un disparate. Se hizo una industria de la llamada “violencia en el fútbol” y lo paga el fútbol, cuando en países de primer mundo futbolero, la seguridad está a cargo del Estado.
Y es lo único que el Estado debe pagarle al fútbol. En Argentina, no debería entremeterse en cuestiones privadas, como lo hace en el contrato AFA-Torneos y Competencias. No está en condiciones –estando como están en el país la salud y la educación, por mencionar sólo dos ítems– de ofrecer la fortuna que ofreció (600 millones de pesos) para televisar partidos por el canal estatal.
Es un dislate.
Torneos y Competencias hizo una oferta para desatar el nudo del conflicto. Propuso pagar la deuda con Agremiados (30 millones de pesos) para que los futbolistas cobren y la pelota empiece a rodar mientras se solucionan otros problemas. El préstamo sería devuelto en cómodas cuotas. Julio Grondona no quiere esto, sino que aumente el abono básico del cable, anular los partidos codificados y de allí sacar la plata para cubrir la deuda global, que actualmente supera los 700 millones de pesos. Debe ser la primera vez que la tele y la AFA están enfrentados. Seguramente, la AFA negociará con Torneos y el campeonato empezará.
Lo que sería realmente saludable es que los dirigentes –actores fundamentales de este sistema perverso– barajaran y dieran de nuevo otra vez. Ya no los salvará la venta de ningún jugador –porque los vendieron a todos– ni el dinero de la televisión, porque se lo gastaron todo y más también. No
les queda margen de error, tienen que hacerlo bien.
Así, con este panorama, la situación está cerca de ser irremontable.
Fuente: Diario Perfil