Diana Julio de Massot, quien falleció en Buenos Aires luego de una larga enfermedad, fue una de las figuras más combativas y consecuentes con sus ideas de la prensa argentina del último medio siglo.
Con sólo 27 años, asumió en 1956 la conducción del diario La Nueva Provincia, fundado por su abuelo, Enrique Julio. Bajo la dirección de la señora de Massot, el tradicional diario bahiense no sólo preservó el carácter doctrinario con el que estaba consustanciado, sino que además abrió paso, como portaestandarte de una empresa periodística de familia, a la expansión por la que gravitaría en el mundo de la radiodifusión, de la televisión y de servicios de comunicación complementarios. Esa gravitación llegó a extenderse a otras partes del interior del país, hasta alcanzar Chile y Brasil.
La Nueva Provincia había sido clausurada en 1950 por el peronismo. Año fatídico aquel para la prensa independiente argentina, como que en un solo día más de cien periódicos corrieron igual suerte por disposición inapelable de la comisión presidida por el diputado peronista José Visca. En el caso de La Nueva Provincia, el silenciamiento se prolongó hasta la revolución que abatió aquel régimen, en septiembre de 1955.
Una vez recuperado por sus legítimos propietarios, el diario fue, al poco tiempo, núcleo central de un grupo periodístico que crecería, a partir de 1958, con la incorporación de la radio de amplitud modulada LU2 Bahía Blanca y, más tarde, de LU80 Canal 9, una de las primeras televisoras privadas del país.
La señora de Massot participó en 1959 de la fundación de la Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas (ARPA), cuyo consejo directivo integró por varios períodos. También participó de la asamblea fundacional de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), en 1962. Intervino activamente en los cuerpos ejecutivos de esta organización hasta 1970 y otro tanto ocurrió, por diez años más, con su actuación en la Junta de Directores de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Fue destinataria de importantes distinciones, como el premio María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia, por sus "distinguidas contribuciones periodísticas al progreso de la cooperación interamericana". A raíz de un grave accidente automovilístico, se vio forzada en 1995 a retirarse de la conducción de La Nueva Provincia, a la que volvió cuatro años después, como directora honoraria. Fue una mujer de coraje ampliamente reconocido.
Pesó, de todos modos, hasta la desaparición el liderazgo natural que ejerció en uno de los diarios que con mayor decisión enfrentaron siempre a los gobiernos populistas y, durante la Guerra Fría, a las más diversas manifestaciones del marxismo, entre ellas los movimientos subversivos alentados en América latina por el totalitarismo castrista. Durante los años de fuerte influencia militar en las decisiones políticas argentinas, La Nueva Provincia constituyó el periódico de lectura insoslayable para conocer el pensamiento dominante en la Armada y, sobre todo, en el ámbito naval de Puerto Belgrano, Bahía Blanca y su zona de influencia.
Había nacido el 14 de diciembre de 1928.
Fuente: Diario La Nación
PáginaI12 no piensa lo mismo (este sitio tampoco)
Murió Diana Julio de Massot, la directora de La Nueva Provincia
Consecuente hasta el final
Durante cincuenta y tres años manejó el diario que actuó de portavoz histórico de las sucesivas dictaduras. Anticomunista, antiperonista, católica ferviente, Diana Julio de Massot murió a los 80 años, víctima de cáncer.
Por: Diego Martínez
A sus 80 años, víctima de cáncer, libre e impune hasta el final, murió Diana Julio de Massot, directora del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca durante los últimos 53 años. Férrea militante antiperonista y anticomunista, portavoz histórica de la Armada Argentina y de los sectores integristas de la Iglesia Católica, respaldó todos los golpes de Estado del último medio siglo y minimizó hasta el último día los crímenes cometidos por las Fuerzas Armadas durante la última dictadura.
Un mes antes de su muerte Canal 7 difundió, por primera vez en televisión abierta, la historia de los obreros gráficos y gremialistas Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, secuestrados, torturados y fusilados en 1976 luego de enfrentar durante años a la dirección de La Nueva Provincia, que dedicó veinte líneas a la noticia y nunca fue investigada por la Justicia. La necrológica oficial destaca que su vida y obra se caracterizó por “una cristiana discreción que hacía del anonimato su regla”.
Nieta de Enrique Julio, fundador del diario en 1898, Diana Julio nació en Bahía Blanca el 14 de diciembre de 1928. A los tres años quedó huérfana de madre. Fue criada por una tía y una abuela. Se recibió de bachiller, como pupila, en el colegio Santa Unión de Buenos Aires. A los veinte años se casó con Federico Ezequiel Massot, que iniciaba su carrera diplomática. Lo acompañó en sus primeros destinos, Manila y Sydney, y tuvieron tres hijos: Federico, Vicente y Alejandro. En enero de 1950, mientras vivían en Filipinas, el presidente Juan Domingo Perón clausuró La Nueva Provincia.
Cinco años después Massot participó como comando civil en el derrocamiento de Perón. El 17 de septiembre, tras el bombardeo en Plaza de Mayo, el autodenominado “Comando Naval Revolucionario” lo designó interventor del diario de su familia política. Los viejos anuarios del periódico consignan que Diana Julio asumió como directora en 1959. La necrológica de ayer sostiene que fue en 1956, luego de negarse a acompañar a Massot a la embajada de Londres. La figura paterna, que murió en 1970 luego de prestar servicios en Haití, Costa Rica, Honduras y Pakistán, se esfuma misteriosamente en las historias oficiales.
Diana Julio comenzó entonces una extensa carrera profesional, que la llevó a conformar uno de los primeros multimedios del país tras la adquisición de la radio LU2 y el Canal 9 de televisión. También impulsó la creación de la Asociación de Radiodifusoras Privadas (ARPA) y de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (AdEPA). Se perfeccionó en la Universidad de Columbia, que la distinguió con el premio María Moors Cabot, y tuvo un rol activo en la Sociedad Interamericana de Prensa.
Tras el golpe de Juan Carlos Onganía, la directora “reveló su mejor perfil combativo”, explica la crónica oficial, escrita en vida y con esmero. La Nueva Provincia se destacó “por su compromiso indeclinable con la defensa de las más profundas tradiciones nacionales y de los fundamentos de la cultura occidental”, agrega, al tiempo que “hizo causa común con la doctrina pontificia referida a cuestiones de fe y costumbres”. En nombre de la civilización occidental y cristiana, Diana Julio decidió que “no había, con los enemigos de la Nación, negociación posible”, y se especializó en criminalizar a las organizaciones políticas y a los sacerdotes tercermundistas para justificar luego su exterminio. Los propios archivos de la Policía Bonaerense la registraron como “una activa militante anticomunista” y destacaron su predisposición para difundir gacetillas de la Liga Anticomunista Mundial, dedicada a desenmascarar “dirigentes políticos y clérigos cómplices, ocultos o abiertos, de la subversión comunista”.
Dos meses después de la asunción de Héctor Cámpora, la directora invitó a “nuestros hombres de armas” a “reconocer que la Argentina vive un clima de guerra interna y proceder sin contemplaciones ni concesiones”, línea que guió no sólo su prédica. En 1975 promovió una “agenda de saneamiento” en la Universidad del Sur, que inició el rumano Remus Tetu, escriba del diario y ex miembro del gobierno colaboracionista de la ocupación nazi, y continuó en 1976 con un juicio por “infiltración ideológica marxista”.
El 24 de marzo tituló su editorial “Refundar la Patria”. Sostuvo que “Argentina es una nación occidental y cristiana” y enumeró como enemigos “al aparato subversivo, el ‘sacerdocio’ tercermundista, la corrupción sindical, los partidos políticos, la usura de la ‘derecha económica’ y la contracultura izquierdizante”. “Al enemigo es menester destruirlo allí donde se encuentre, sabiendo que sobre la sangre redentora debe alzarse la segunda república”, arengó con términos de capellán, y sugirió utilizar una “violencia ordenadora” que “no haga distinciones al emplear su fuerza limpia contra las banderías opuestas”. Durante el tercio de siglo posterior, coherente con su pedido, luchó por la impunidad de los genocidas.
Fuente: Diario PáginaI12
La Nueva Provincia refleja en su crónica algunas de las personalidades que asistieron a su funeral:
Destacan la figura de Diana Julio de Massot
Hoy, a las 11.30, en la Catedral de Bahía Blanca se celebrará una misa. Posteriormente, sus restos serán trasladados al cementerio local para ser inhumados en la bóveda familiar.
En la foto: Vicente Massot y Alejandro Massot, hijos de Diana Julio, encabezan el cortejo en Pilar. Detrás, el Contador Domingo Marra (der.) y Juan Massot, uno de sus nietos.
"Cuando la Patria se debate hoy en medio de tribulaciones e infortunios, cuando pareciera que escalamos los últimos peldaños de la sinrazón y el extravío, Dios ha requerido con esta dura despedida elevar nuestro pensamiento hacia esta señora abanderada de la libertad, del coraje, de la inteligencia, de la probidad, para llegar hasta nuestras conciencias ciudadanas y hacer de este homenaje un solemne compromiso de vida tras los pasos de su ejemplo".
La frase, expresada por el coronel Luis Prémoli, fue el inicio de la serie de alocuciones que se ofrecieron ayer en homenaje a Diana Julio de Massot, directora de "La Nueva Provincia", quien falleció el martes por la noche.
La ceremonia se realizó en la capilla del Parque de Paz, de la localidad de Pilar, que estuvo colmada de familiares, amigos, recuerdos y menciones a sus valores.
Entre otros allegados, asistieron a la ceremonia Santiago Soldati, Enrique Nosiglia, Carlos Fontán Balestra,
Alejandro Estrada, Federico Braun, el general (RE) Jorge Olivera Rovere, el general (RE) Ernesto Bossi, el coronel (RE) Daniel García (ex jefe del Regimiento de Granaderos), Pedro Sánchez (era el corresponsal desde Buenos Aires, durante la dictadura, de Evaristo Monti en LT8 de Rosario y ex interventor del ComFeR), Julio Saguier (Diario La Nación), Carlos Gaustein, Andrés Cisneros, Felipe de la Balze, Jorge Castro, Pedro Simoncini (ex titular de Rader Televisión –Canal 5 de Rosario- ex presidente de Telefé) y Enrique Morad.
A la misa de cuerpo presente oficiada por el padre Víctor Pinto y al responso, siguieron las palabras del coronel Prémoli, quien se refirió a la señora de Massot en nombre de sus amigos. Lo sucedieron el Asistente de la Dirección de este diario, Norman Fernandez; el ex rector de la Universidad del Sur, licenciado Ricardo Bara; y el doctor José Claudio Escribano, subdirector de "La Nación".
El coronel Prémoli comenzó recordando que "nos conocimos en tiempos revueltos como han sido los de nuestra Argentina siempre al borde del comienzo. Eran tiempos de prueba exactos para medir su temple de patriota, el ejercicio casi temerario de la libertad sin estridencias pero con la solvencia de su autoridad moral y su enorme capacidad de convicción", dijo.
En otro párrafo, resaltó que la "presencia de Diana de Massot aquí, bajo esta cruz, no es una despedida, es un clamor, es un llamado a nosotros y a todos los argentinos de corazón dispuesto".
"Su silencio -sentenció- tiene el imperio de su palabra severa y de su mirada penetrante cuando ejercía la fiscalía del honor de esta querida Argentina, el amor de sus amores".
"Querida Diana -finalizó-, como soldado de Caballería del Ejército Nacional compartimos un mensaje de Patria, Justicia y Libertad. Vengo a dejar simbólicamente mi sable en su regazo de Señora de la República, donde florece la esperanza de la resurrección de la Patria".
Luego de las palabras del coronel Prémoli, habló el señor Norman Fernández, en representación de los empleados de la empresa.
"Quienes durante 45 años tuvimos el honor y la satisfacción de trabajar junto a la señora Diana Julio de Massot sentimos su partida como si hubiéramos perdido a alguien de nuestra propia familia".
"Por siempre -continuó- estaremos reconocidos a quien, con su férreo carácter, sus clarísimos conceptos de la misión periodística y su inclaudicable línea de pensamiento, nos guió por el sendero de la prensa libre, aun dentro de las condiciones más duras que se pudieran imaginar".
A continuación y en representación de las fuerzas vivas de Bahía Blanca, tomó la palabra el licenciado Ricardo Bara, quien se refirió al profundo significado que la vida de Diana Julio de Massot tuvo en relación a su ciudad.
"Mucho más profundo -dijo- de lo que en una primera mirada podríamos suponer. Y en un doble sentido: lo que Bahía Blanca significó para ella y lo que ella significó para Bahía Blanca. Sin duda su paso por la vida tendrá el reconocimiento de Dios y también el de todos los que queremos entrañablemente a Bahía Blanca y apreciamos lo que Diana Julio de Massot ha hecho por ella".
Por último, el doctor José Claudio Escribano, en nombre de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), destacó que cuando la señora de Massot irrumpió en las filas del periodismo, en 1956, "era excepcional la presencia de la mujer en la redacción de los diarios y, ni qué decir, en los puestos tan exigentes de la conducción de las empresas editoras".
"La persecución sufrida por "La Nueva Provincia" ahondó el carácter, de suyo enérgico, de la mujer que hoy me toca despedir en nombre de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas, de cuyo acto fundador participó hace 46 años".
"Cuando se ha dispuesto -prosiguió- como Diana Julio de Massot, de convicciones profundas y, por añadidura, de la voluntad de expresarlas con claridad y vigor inusuales, la cosecha es la admiración de los cófrades en las ideas, pero también el rencor de los adversarios más pertinaces y de los enemigos más acérrimos".
El subdirector del diario "La Nación" mencionó además la participación de la señora de Massot en ADEPA, donde ocupó cargos en su consejo directivo entre 1962 y 1970, y en su Junta Directiva, hasta 1980; y en la Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas, entre otros emprendimientos de gran talla en los que participó, amén de enumerar los múltiples reconocimientos nacionales e internacionales que recibió.
"La gravitación periodística de Diana de Massot se reflejó tanto en el pensamiento como en la acción", dijo Escribano, que también recordó que durante la dirección de Diana Julio de Massot, "La Nueva Provincia" fue víctima de hostigamiento por facciones de izquierda y derecha que se disputaban la primacía política entre 1973 y 1976.
"No es necesario -dijo- haber coincidido con las ideas de esta personalidad influyente en su tiempo para rescatar la templanza de carácter en las horas más difíciles, el coraje cívico y físico con el cual sostuvo sus banderas y la independencia de opinión en los períodos más dramáticos de la Argentina contemporánea. O la entereza con la cual se sobrepuso a la muerte del hijo mayor, Federico, subdirector del diario, o al accidente automovilístico que la tuvo postrada por largo tiempo".
Y agregó: "Su proyección pertenece no sólo a la historia de su ciudad y su provincia; también pertenece, por su dimensión, al gran registro del país y del ámbito periodístico continental en el que por años ocupó un lugar destacado, desde las filas de la Sociedad Interamericana de Prensa".
"Despido así sus restos y pido para ella descanso eterno. Lo merece el alma de quien se entregó sin treguas a las luchas que libró con deber y con pasión. Siempre con probidad, a cara descubierta, de frente, con pulso firme y con agallas llamativas en el mundo que acaba de dejar".
Del intendente. "Sirva su recuerdo para los que mantienen viva la llama de la defensa de los ideales con una pasión diaria y en constante crecimiento, virtudes asimiladas por quienes compartieron su trayectoria", dijo ayer el intendente municipal, Cristian Breitenstein, al referirse al fallecimiento de quien durante 53 años ejerciera la Dirección de "La Nueva Provincia".
Para hoy, en tanto, la familia de Diana Julio de Massot invita a despedir sus restos en una misa que se celebrará a las 11.30 en la Iglesia Catedral Nuestra Señora de la Merced.
Posteriormente, sus restos serán trasladados al cementerio local para se inhumados en la bóveda familiar.
Fuente: La Nueva Provincia