Ordenan comparar muestras de ADN con otras 22 familias
El juez federal Conrado Bergesio decidió ampliar la investigación sobre el origen de los hijos de Ernestina Herrera de Noble. La resolución hace lugar al pedido de Abuelas de Plaza de Mayo para que los análisis se extiendan a otras veintidós familias que reclaman a sus nietos secuestrados o nacidos en cautiverio en los mismos años en que la dueña de Clarín adoptó a los dos bebés. Hasta aquí la causa se limitaba a develar si Marcela y Felipe son hijos de dos parejas de desaparecidos. A diferencia de otros expedientes por apropiación de niños durante la dictadura, la Justicia había ordenado que el ADN de los jóvenes sólo se cruzara con las dos familias querellantes y que el examen se hiciera en el Cuerpo Médico Forense y no en el Hospital Durand como establece la ley.
Después de la feria judicial, Bergesio le solicitó a la CoNaDeP, a la Comisión por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) y a Abuelas de Plaza de Mayo que le enviaran toda la información que poseyeran sobre las desapariciones de 22 niños que, según la fecha de nacimiento o secuestro, podrían ser los chicos que en 1976 adoptó de manera irregular Ernestina de Noble.
Para el abogado de Abuelas, Alan Iud, la resolución es importante porque “deja en claro que el juez está tratando de determinar si Marcela y Felipe son hijos de desaparecidos”.
Durante 2008, Bergesio y luego la Cámara de Casación habían determinado que la sangre de Felipe sólo se cruzara con las muestras de las familias García-Gualdero, y la de Marcela con las de Lanouscou-Miranda. Con su nueva resolución, el juez replantea aquella decisión. Su explicación es que en ese momento Abuelas de Plaza de Mayo aún no era querellante de la causa y que el expediente se basaba en el pedido de dos grupos familiares.
La causa que investiga si Noble se apropió de hijos de desaparecidos está en manos de Bergesio desde 2004, año en que el juez Roberto Marquevich fue destituido por el Consejo de la Magistratura, luego de ordenar la detención de Ernestina y la extracción compulsiva de sangre a Marcela y Felipe.
Fuente: Crítica de la Argentina