martes, 13 de mayo de 2025

José Alberto "Pepe" Mujica Cordano - 1935–2025

Falleció el expresidente uruguayo a los 89 años. Se va una figura única en la historia política latinoamericana. Mujica nació el 20 de mayo de 1935 –o ese año lo inscribieron, según él contó en una entrevista con Folha de São Paulo, pero nació un año antes– en el barrio de Paso de la Arena, en Montevideo, y a los pocos años de vida, cuando estaba en tercer año de escuela, perdió a su padre
José Alberto Mujica, conocido como "Pepe", falleció este martes 13 de mayo de 2025 a los 89 años. Así lo informó el presidente Yamandú Orsi en sus redes sociales: "Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo."

En cuestión de días habría cumplido 90 años, pero se fue antes. Mujica, el expresidente más popular de Uruguay, deja un vacío difícil de llenar. Ni el mejor ni el peor, pero sí —sin dudas— el más admirado. Un hombre cuya autenticidad, humildad y desapego de los laureles del poder le valieron el respeto del mundo entero.

El 29 de abril de 2024, Mujica anunció públicamente que padecía un tumor en el esófago. Se sometió a radioterapia, luego a una gastrostomía para alimentarse mediante una sonda, y hacia fin de año se le colocó un stent esofágico. Poco después, los médicos le informaron que el cáncer se había expandido. Fiel a su carácter, comunicó que no se sometería a más tratamientos. En las últimas semanas, su salud se deterioró rápidamente.

A pesar de su diagnóstico, acompañó la campaña de Yamandú Orsi, candidato del Frente Amplio, quien fue electo presidente en noviembre de 2024 y asumió el 1º de marzo de 2025. Mujica, aunque retirado formalmente desde 2020, nunca se alejó del todo de la militancia.
Un pasado de lucha, un legado de coherencia
Mujica fue exguerrillero, preso político durante la dictadura uruguaya, líder del Movimiento de Participación Popular (MPP), presidente del Uruguay entre 2010 y 2015, y —más allá de cargos— un símbolo de honestidad, humildad y humanidad en la política.

En los años 60 y 70 integró el Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T), participó en acciones armadas y fue herido en enfrentamientos. Estuvo preso por primera vez en 1964 tras un asalto frustrado, vivió en la clandestinidad desde 1969, participó de la toma de Pando, se fugó dos veces de la cárcel de Punta Carretas y pasó casi 15 años preso, muchos de ellos en condiciones infrahumanas. 

En 1973 fue capturado por la dictadura de Juan María Bordaberry y hasta 1985 fue liberado. Ese tiempo en prisión -que se puede ver en la película La noche de 12 años-, fue, aunque tortuoso, clave para la figura que Mujica quiso ser para la política uruguaya y latinoamericana. 

"Esos años en el fondo me transformaron. Y fueron los años que más me dieron, porque los hombres aprenden mucho más de la adversidad que de la bonanza. No sería quien soy ni pensaría como pienso si no hubiera vivido esa peripecia", dijo Mujica. Fue liberado el 15 de marzo de 1985, con la restauración democrática.

Lejos de quedarse en el resentimiento, se volcó a la política institucional. El Frente Amplio aprobó en 1989 el ingreso del MLN, y Mujica fundó el MPP, que se convirtió en la fuerza más votada del país desde 2004. Fue electo diputado, senador y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. En 2009 fue electo presidente para el período 2010-2015.
José Mujica y Lucía Topolansky parten en moto del Palacio Legislativo en 1996

El presidente austero y global
Durante su gobierno, un discurso ante Naciones Unidas catapultó su figura a nivel internacional, en paralelo al impulso de una ambiciosa agenda de derechos: la regulación del mercado de cannabis, la despenalización del aborto y la legalización del matrimonio igualitario. Estas decisiones, junto a su estilo de vida austero y coherente, generaron una peregrinación constante de curiosos, militantes y admiradores extranjeros hacia su chacra en el Rincón del Cerro, convertida en símbolo de una forma distinta de ejercer el poder.

Su imagen recorrió el mundo: vivía en una chacra modesta, conducía un viejo escarabajo, donaba la mayor parte de su salario y rechazaba los lujos del poder. Su discurso en la cumbre Río+20 en 2012, donde criticó el modelo de consumo global, sigue siendo viral más de una década después.

Tuvo una relación especial con Argentina, marcada por el afecto y también por las fricciones. Jugó un rol clave en la resolución del conflicto por la planta de celulosa de Botnia y cultivó una relación directa con Cristina Fernández de Kirchner. Fue respetado por todos los sectores políticos, incluso por quienes no compartían sus ideas.

Su gobierno también enfrentó desafíos, como el cierre de la aerolínea Pluna en 2012, episodio que derivó en condenas judiciales para dos altos funcionarios. Aun así, culminó su mandato con altos niveles de aprobación: 51% según Equipos Consultores y 63% según Opción Consultores.

En octubre de 2020 renunció al Senado y anunció su retiro de la vida política activa, aunque nunca dejó de ser un referente. Su nombre llegó a ser considerado para el Premio Nobel de la Paz por su papel en la reconciliación democrática en América Latina.
El último mensaje
Hasta el final, Mujica mantuvo su estilo directo, combativo y humano. En una de sus últimas intervenciones públicas, dejó un mensaje a la juventud: "La única fortuna que tiene cada uno de ustedes es el milagro de estar vivo; no la hagan mierda, no se dejen ganar por la falopa, por el triunfo fácil. No hay ningún triunfo fácil —esos son versos—. Nadie puede largar para afuera lo que no tiene adentro".

Y agregó: "Lo único que es seguro en esta vida es que nos morimos, lo demás es ecléctico. Ese paréntesis, ese cacho, no lo estropeen. Vívanla. No corran a otro, no odien, no se dejen ganar más por el odio. Y entiendan que siempre se puede dar una mano a uno que está más jodido".

Ese mensaje cobró especial fuerza cuando el 29 de abril de 2024, al anunciar su enfermedad en la sede del MPP, se dirigió a las nuevas generaciones: "La vida es hermosa, se gasta y se va. El quid de la cuestión de triunfar en la vida es volver a empezar cada vez que uno cae. Y que, si hay bronca, la transformen por la esperanza".

En sus últimos días, también dejó un consejo al presidente Yamandú Orsi: "Que siga siendo él y que tenga capacidad de negociar, y que sea abierto y que no tenga prejuicios. Y que hable con todos. Porque uno a veces aprende cosas hasta de los adversarios políticos, cosas que no sabía o cosas que no veía; no hay que ser fanático. Si yo me creo que la sé toda, estoy cometiendo un error. El conocimiento no tiene color. Cuando miro la historia nacional, hay mucha inmundicia, pero en todos los partidos hubo gente genial. Esos tipos ya no tienen divisas, son la divisa, hay que levantarlos como símbolo de la nación".
El legado de un sabio popular
Mujica no fue un santo, y él mismo lo habría negado con su habitual ironía. Pero fue, y será, un símbolo de sabiduría popular, de honradez vital, de coherencia entre el decir y el hacer. Su vida entera fue una lección sobre el valor de la sencillez, la dignidad en la adversidad y la necesidad de mirar al otro con compasión.

Nos deja una frase que resume su legado: "Para ser feliz, hay que vivir liviano de equipaje". En un mundo marcado por la acumulación, su mensaje de desprendimiento resonó más allá de fronteras, credos e ideologías.

Se nos fue el Pepe. Y con él, una era. Ya se ganó un lugar en la historia. En la historia de quienes dejan huella.

No quiero que Clarín, Globo o Slim controlen las comunicaciones
Durante su presidencia, Pepe Mujica impulsó importantes transformaciones en el ámbito de las comunicaciones y la tecnología en Uruguay. Bajo su gestión se promulgó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, un marco normativo que, a diferencia de otros procesos en la región, se caracterizó por una estrategia de diálogo con los grandes grupos mediáticos. "A diferencia de lo que ocurrió en la Argentina, el gobierno uruguayo encaró el proceso regulatorio a partir de una estrategia negociadora con los grupos mediáticos. Los cambios introducidos luego del informe del Comité no fueron producto de debates públicos, sino que se definieron en despachos ministeriales. Los medios, a su vez, se cuidan de no llevar una agenda crítica del gobierno, salvo en aspectos puntuales", señaló el especialista Edison Lanza.

"Pareciera que todo lo que implique regulación es considerado un pecado mortal. Yo pienso exactamente lo contrario. Si esto no se regula, los tiburones de afuera nos terminan devorando. Porque estas familias que hoy tienen el privilegio tampoco son eternas. Sé bien lo que pasa con los herederos. Está bien que exista la libertad de prensa, pero lo que no puede haber es monopolio", expresó Mujica.

"No quiero que Clarín, Globo o Carlos Slim —el empresario mexicano, uno de los hombres más ricos del mundo y dueño de Telmex— se adueñen de las comunicaciones en Uruguay. Con los actuales dueños de los canales uruguayos discuto, pero al menos somos pocos y nos conocemos; es algo entre casa", agregó el mandatario.

Mujica también señaló que, en la nueva ley, se aseguró de que cualquier decisión con carácter punitivo esté en manos de la Justicia, y no de un comité que eventualmente se cree. "No se debe permitir que el Poder Ejecutivo tenga herramientas de ese tipo en un asunto tan delicado", subrayó.

Mujica también fortaleció decididamente a ANTEL, la empresa pública de telecomunicaciones, en un contexto regional de creciente concentración del mercado. “Lo hicimos porque, en caso contrario, habríamos perdido un recurso muy valioso”, afirmó. Durante su mandato se concretó el acuerdo entre ANTEL, Google y otras compañías para la instalación de un cable submarino entre Uruguay y Estados Unidos, lo que el propio Mujica valoró como un hito: "Difícilmente una transnacional privada habría decidido enterrar una fortuna para llevar fibra óptica a los hogares uruguayos".

En el terreno de la inclusión digital, consolidó la segunda etapa del Plan Ceibal, con el que se fortaleció el acceso equitativo a la tecnología en la educación pública. Durante su presidencia se celebró la entrega de la computadora número un millón, junto con una ampliación de la oferta de contenidos educativos. Además, promovió la creación de la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC), una iniciativa de formación terciaria pública con perfil tecnológico.

Al término de su mandato, el país contaba con 5,5 millones de líneas móviles activas, de las cuales 2,2 millones tenían acceso a Internet. ANTEL mantenía el 51 % del mercado, con dos tercios del segmento bajo modalidad prepago. Asimismo, había 887 mil abonados a banda ancha fija, 708 mil suscriptores al servicio de televisión paga y 1,09 millones de líneas de telefonía fija.

Siempre atento al impacto de la tecnología en la vida humana, Mujica se refirió en 2022 a los avances en inteligencia artificial con su característico tono reflexivo: "Ahora empiezan a aparecer máquinas que piensan. Es maravilloso, y peligroso. Las dos cosas", dijo en una entrevista con la Fundación COLSECOR, de la que era presidente honorario. Consultado sobre los desafíos del acceso a la educación, extendió su reflexión sobre el rol de esta tecnología: "Va a haber lucha, porque hasta ahora, todo el progreso tecnológico es la prolongación de las manos, la prolongación de la voz, la prolongación de la vista… pero ahora aparecieron máquinas que son la prolongación de la inteligencia. Esto no existía. Es el desafío del tiempo de ustedes, que son jóvenes", afirmó el expresidente, con la lucidez y la visión que marcaron su legado.
"Pertenezco a una generación que quiso cambiar el mundo, fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo soñando que vale la pena luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor y con un mayor sentido de la igualdad", Pepe Mujica
La historia de amor de dos rebeldes que llegaron a liderar Uruguay
El The New York Times trazó un perfil de Pepe y su compañera Lucía Topolansky, con la firma de Jack Nicas publicó:
Él dirigía un grupo armado de rebeldes. Ella era experta en falsificación de documentos. Robaban bancos, se fugaban de las cárceles y estaban enamorados.

Él era guerrillero. Ella experta en falsificaciones. Pasaron por prisión y fueron torturados apenas se conocieron. Ahora, José Mujica y Lucía Topolansky dicen estar en el momento más complicado de sus vidas.

Eran los primeros años de la década de 1970, y José Mujica y Lucía Topolansky eran integrantes de una violenta guerrilla de izquierda, los Tupamaros. Para ellos, sus crímenes estaban justificados: Luchaban contra un gobierno represivo que se había apoderado de su pequeña nación sudamericana, Uruguay.

Él tenía 37 años y ella 27 cuando, durante una operación clandestina, se encontraron por primera vez. Muchos años después Mujica, que ahora tiene 89 años, compararía su primera noche juntos, escondidos en la ladera de una montaña, como un destello de luz en la noche.

En medio de la guerra, hallaron el amor. Pero apenas unas semanas después, fueron encarcelados y sometidos a torturas y maltratos. Durante 13 años, solo lograron intercambiarse una carta. Los guardias confiscaron el resto.

En 1985 terminó la dictadura uruguaya. Fueron liberados de inmediato y no tardaron en encontrarse.

Fue un momento crítico en su extraordinaria historia de amor. Tras más de una década separados, su amor seguía vivo, al igual que la causa común que los había unido en un principio.

"Al otro día empezamos a buscar un local para juntar a los compañeros y reunirnos. Había que empezar a militar", dijo Topolansky, de 79 años, en una entrevista en su casa la semana pasada. "No perdimos un minuto. Y no paramos, porque en realidad esa es nuestra vocación. Ese es el sentido de nuestra vida".

En las décadas siguientes, Mujica y Topolansky se convirtieron en dos de las figuras políticas más importantes de su país, contribuyendo a transformar Uruguay en una de las democracias más sanas del mundo, elogiada regularmente por la solidez de sus instituciones y el civismo de su política.

Ambos fueron elegidos para el Parlamento de Uruguay, y se desplazaban juntos al trabajo en la misma motocicleta.

Mujica, conocido popularmente como Pepe, fue elegido presidente en 2009, en la culminación de una trayectoria política extraordinaria. En su toma de mando, como es tradición, recibió la banda presidencial de manos de la senadora más votada: Topolansky. También recibió de ella un beso.

En 2017, Topolansky fue nombrada vicepresidenta de Uruguay en otro gobierno de izquierda. En varios momentos, fungió como presidenta en funciones del país.

Al mismo tiempo, lejos de los reflectores, construyeron una vida tranquila en una pequeña granja de crisantemos a las afueras de Montevideo, la capital de Uruguay. Juntos cuidaban sus flores y las vendían en los mercados. A menudo se les ha visto juntos en su Volkswagen Escarabajo azul celeste de 1987 o escuchando tango en uno de sus bares favoritos de Montevideo.

Dicen que la cárcel les privó de la oportunidad de tener hijos. En su lugar, han cuidado de innumerables perros, incluido una mestiza de tres patas llamada Manuela que se hizo famosa por acompañar a menudo a Mujica cuando era presidente.

No siempre son románticos. En 2005 llevaban 20 años viviendo juntos, pero aún no se habían casado. Una noche, Mujica hizo una entrevista en un programa de televisión nacional. "Y ahí le dijo al periodista que nos íbamos a casar. Yo estaba mirando el programa y me enteré", recordó Topolansky la semana pasada, riendo. "En realidad de vieja vine a claudicar".

Se casaron en una sencilla ceremonia en su casa. Esa noche fueron a un mitin político.

"Unimos dos utopías", le dijo Topolansky a un documentalista hace varios años. "La utopía del amor y la utopía de la militancia".

Los detalles de su primer encuentro siguen siendo poco claros. Topolansky dijo que había proporcionado a Mujica documentos falsificados. Mujica ha dicho que Topolansky formaba parte de un equipo que le ayudó a él y a otros tupamaros a escapar de la cárcel, y que la vio por primera vez cuando asomó la cabeza por un túnel.

Topolansky dijo que los detalles son difíciles de recordar por una razón. "Esto se parece bastante a esos relatos de las guerras y eso donde las relaciones humanas tienen un marco de distorsión porque tú estás corriendo, podés caer preso, te pueden matar. Entonces no tiene los parámetros de una vida normal", explicó. 

Pero también fueron esas difíciles condiciones las que encendieron su fuego. "Cuando vives una vida clandestina, el afecto es realmente importante. Renuncias a muchas cosas. Por eso, cuando aparece una relación y el amor, ganas mucho", dijo hace unos años al documentalista.

Ahora dicen haber entrado en uno de sus momentos más difíciles. En abril le diagnosticaron un tumor en el esófago a Mujica. La radioterapia le ha dejado débil.

La semana pasada estaba sentado frente a una estufa de leña en la casa que comparten desde hace casi cuatro décadas, mientras Topolansky le ayudaba a abrigarse un poco más al ponerse el sol. "El amor tiene edades. Cuando eres joven, es una hoguera. Cuando eres viejo, es una dulce costumbre", dijo.

"Si estoy vivo es porque está ella".
Mujica por Mujica:
"Lo que me asusta es el narcotráfico, no la droga. Y por la vía represiva es una guerra perdida: se está perdiendo en todas partes"

"Esos años de soledad* fueron probablemente los que más me enseñaron (…). Tuve que repensarlo todo y aprender a galopar hacia adentro por momentos, para no volverme loco"
*Se refiere a los 14 años de prisión, donde fue torturado y recibió tratos inhumanos.

"Pobres son los que quieren más, los que no les alcanza nada. Esos son pobres, porque se meten en una carrera infinita. Entonces no les va a dar el tiempo de la vida"
De su entrevista con BBC Mundo. Noviembre de 2012.

"En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio porque aprendí una dura lección que me impuso la vida: que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas"

"Triunfar en la vida no es ganar. Triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae"
De su discurso de renuncia al cargo de senador. Octubre de 2020.

"Van a envejecer y van a tener arrugas, y un día se van a mirar en el espejo y tendrán que preguntarse, ese día, si traicionaron al niño que tenían adentro"

"No quiero llamarnos América Latina porque no somos solo descendientes de latinos: somos descendientes de negros, de pueblos indígenas, de asiáticos; somos descendientes de todos los pobres y perseguidos del mundo que vinieron a América a soñar con un porvenir"
De su discurso ante el Congreso de la Unión Nacional de Estudiantes de Brasil. Julio de 2023.

"Yo sé que soy un viejo medio loco, porque filosóficamente soy un estoico por mi manera de vivir y los valores que defiendo. Y eso no encaja en el mundo de hoy"

"Se ha generado una literatura contra el Estado falsa. Pero el Estado es como la caja de herramientas, no tiene conciencia. Los que fallamos somos los humanos que manejamos el Estado"
De una entrevista con BBC Mundo. Noviembre de 2024.
Junto a Manuela
Mujica será cremado y sus cenizas descansarán junto a donde está enterrada su perra Manuela, en su chacra. En 2020 en una entrevista con la CNN habló sobre Manuela y dijo "vivió 22 años, lo que es un récord para un perro. Está enterrada abajo de una secoya. El día que me muera he pedido que me incineren y que las cenizas las pongan ahí, abajo de ese árbol, junto a Manuela. Cuanto más conozco a los humanos más adoro a los perros".

Manuela nació en Paysandú y es hija de Dunga, la perra de la hermana de Topolansky. "Ella es medio marca perro, pero tiene algunas características de Foster", comentó Topolansky en una entrevista cuando Mujica todavía era presidente de la República.

Una niña vecina de Mujica le puso ese nombre por la tortuga Manuelita. Antes de estar castrada, la perra tuvo cría en tres oportunidades con perros de ese barrio.

Hace aproximadamente 20 años la perra perdió una de sus patas en un accidente con el tractor que manejaba Mujica.

Manuela se encontraba acompañando a Mujica, quien iba manejando el tractor, y fue corrida por otros perros del lugar. El animal escapó en dirección hacia el vehículo que manejaba Mujica, que si bien frenó, no pudo evitar llevársela por delante.

El tendón del animal quedó colgando y otra perrita "cazó" la pata que estaba herida.

"Le encanta ir en el auto. Cuando empiezo a armar el bolso porque nos vamos para Anchorena, ya sabe que ella va. Cuando Pepe va a viajar se da cuenta, porque aparece la otra valija", fue una de las anécdotas que Topolansky contó durante la Presidencia de Mujica.

"A Pepe, es increíble como lo extraña. Cuando se enfermó, en el año 2005, que él estuvo un mes en el hospital, yo iba a las seis de la mañana a cuidarlo y volvía a las seis de la tarde. Y cuando llegaba en el auto, ella estaba ahí esperando. ¿Qué esperaba? Que se bajara Pepe. Y estaba toda contenta y después… las orejitas pa´ abajo. El día que llegó parecía que se le iba a salir la cola de la alegría", relató la exvicepresidenta.

Manuela falleció en junio de 2018, por causas naturales. Fue el propio Mujica quien la enterró en su terreno, en un rincón especial. Desde entonces, ese lugar quedó cargado de un simbolismo que el expresidente jamás ocultó. En una entrevista con CNN en diciembre de 2024, expresó: "Mi futuro destino está abajo de ese escollo, donde está enterrada Manuela. Cuando me muera, me van a quemar y me van a enterrar ahí".

"Manuela es la integrante más fiel que tuve en el gobierno", dijo en más de una ocasión, una frase que resumía no solo el afecto, sino también su mirada sobre la lealtad y la vida. En otra entrevista, remató: "Cuanto más conozco a la gente, quiero más a los animales".

Manuela fue protagonista de momentos curiosos. En 2012, asistió a una cena de fin de año en la residencia presidencial, donde fue fotografiada junto a Frida, la chihuahua de la aristócrata Laetitia d’Arenberg. La imagen contrastaba dos mundos: la elegancia refinada de Frida frente a la sencillez descuidada de Manuela, que representaba mejor que nadie el estilo de Mujica.
Mujica en Rosario en el 90 veces Che
Fotos: Archivo Búsqueda, Nicolás Pereyra El País, Getty Images y Dado Galdieri para The New York Times

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