martes, 25 de marzo de 2025

La pesadilla de Néstor Kirchner que ahora sufre Javier Milei

Por:Juan Manuel Compte Editor Jefe de Negocios y Revista Apertura jcompte@cronista.com

Hace un mes, minutos antes de que Telecom anunció la compra de Telefónica Móviles Argentina, Javier Milei bramó contra la operación. Instruyó al Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) y la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) para que investigaran la constitución de un monopolio. En los días siguentes, subió la apuesta, con ataques - orales y digitalescontra Clarín, al que identifica como dueño de Telecom.

La telco, vale recordar, es de Cablevisión Holding (CV Holding). Esta empresa habilitó la fusión, en 2017, de Telecom y Cablevisión. Un socio de CV Holding es Fintech, fondo del inversor mexicano David Martínez. Los otros, Héctor Magnetto, José Aranda, Lucio Pagliario y los hermanos Marcela y Felipe Noble Herrera, los mismos accionistas controlantes del Grupo Clarín, que aquel momento escindió -en los papelessu negocio de telecomunicaciones del de contenidos.

El viernes, el Gobierno pasó de las palabras a los hechos. A última hora, anunció la suspensión preventiva de los efectos de la compra. La medida, explicó, se sustenta en la recomendación de la CNDC, “atento a que la fusión de ambas compañías incrementaría en forma significativa su participación en el mercado”. Mensuró ese peso: 61% en el negocio de telefonía móvil, 69% para telefonía fija y, en algunas zonas del país, hasta el 80% en Internet residencial.

La resolución, en principio, durará seis meses. O hasta que la autoridad de aplicación –léase, CNDC o ENaCom– se expida. En ese plazo, Telecom deberá abstenerse de “realizar cualquier tipo de acto jurídico, societario y/o comercial que implique directa o indirectamente la integración o consolidación con Telefónica Móviles Argentina”.

Esto, precisa el texto, incluye “cualquier iniciativa que implique unificar o integrar los equipos que forman parte de Telefónica Móviles Argentina con Telecom Argentina, así como cualquier intercambio de información competitivamente sensible a Telefónica Móviles Argentina, como ser precios y estrategias de precios, costos y márgenes, planes de negocios y estrategias comerciales e información sobre clientes y proveedores, planes de inversión, entre otros, debiendo respetar los convenios para el uso recíproco de infraestructura que Telecom Argentina y TMA hubieran celebrado”.

En sendas notas enviadas ayer (feriado) a la Comisión Nacional de Valores (CNV), CV Holding y su controlada aclararon que “Telecom ha resaltado que, aún desde antes del dictado de la resolución, tanto ella como TMA se encuentran operando como sociedades y negocios independientes y tanto los miembros del directorio como el management de esta última son independientes”.

Esto, incluso, a pesar de los avances ya hechos. La Telefónica de Marc Murtrá -CEO que goza del apoyo de Pedro Sánchez, enemigoíntimo de Milei- les informó a sus inversores, tres días después del anuncio de la venta, que ya había desconsolidado a los activos argentinos de su balance. Además, Telecom tomó deuda - con BBVA, Deutsche Bank, Santander e ICBC- para pagar u$s 1170 millones de los u$s 1250 millones del ticket. El día del anuncio, el CEO de Telefónica Móviles Argentina, Marcelo Tarakdjian, un argentino formado 30 años en la filial, informó su renuncia al personal y que “el nuevo accionista se hará cargo de la operación a partir de mañana mismo”. Eso fue un lunes. Noventa y seis horas después (el jueves 26), TMA develó su reemplazante: Gabriel Speratti, un ex Nokia, Microsoft y American Tower presuntamente cazado a pedido del comprador por un headunter.
Milei se opuso a la compra de Telefónica desde minutos antes de su anuncio. El Gobierno pasó a los hechos: suspendió preventivamente cualquier efecto de la operación. En 2007, Gerardo Werthein, hoy canciller, inició la resistencia al take-over de Telefónica sobre Telecom. Paradójicamente, esa guerra les abrió el camino de los dueños de Clarín
Ahora, además de expresar su “disposición para aportar información técnica y regulatoria que permita una evaluación integral de la transacción”, como declaró en un comunicado de prensa, se especula con que esta semana Telecom presentaría una medida cautelar.

La situación retrotrae a 2007, cuando el temor era que Telefónica, que había comprado en Europa a la controlante de Telecom Italia, se quedara en la Argentina con Telecom. “Los derechos que Telefónica de España adquiere sobre Telecom Italia y la posibilidad de acceder a información estratégica de su principal competidora en la Argentina pueden ser problemáticos (potenciales prácticas coordinadas) en eventuales denuncias por supuestas violaciones al régimen de libre competencia”, se leía en el dictamen con el que el entonces vicepresidente de Telecom, Gerardo Werthein, intentó su primera defensa en lo que, años después, resultó la mayor guerra societaria de la que se tenga memoria en la Argentina.

Es probable que Milei haya oído la historia de boca de su canciller, protagonista directo. Esa sucesión de episodios novelescos -con pasajes de los géneros bélico, épico, de suspenso, espionaje, policial y algo de comedia-, paradójicamente, condujo al ingreso de los accionistas de Clarín a Telecom: fue, en ese contexto, que Néstor Kirchner le propuso a Magnetto que se asociara “con gente de su confianza” para comprar las acciones de Telecom Italia en Telecom. El CEO de Clarín rechazó la propuesta. Pero no el interés en lo que vio como el paso natural siguiente a la fusión Cablevisión-multicanal (la primera empresa de cable de Clarín), aprobada por Kirchner en los últimos días de su mandato.

Más allá del negocio que pudo haber pergeñado, Kirchner –que se entendía muy bien con el entonces número uno global de Telefónica, César Alierta–, se opuso a la creación de una nueva Entel. Lo mismo contra lo que se resistió Werthein y a lo que hoy teme Milei. Y no precisamente por el grado de eficiencia que tenía el antiguo monopolio estatal de telecomunicaciones, sino por las implicancias - económicas y, también, políticas- que podría alcanzar semejante titán. Además, si un driver de la fusión TelecomCablevisión fue el cuádruple play, la compra de Telefónica tiene un motivante expreso: el 5G. Telecom hizo pruebas con tecnología de la china Huawei, una luz roja en el tablero de la relación con la Casa Blanca de Donald Trump y Elon Musk.

“Tu celular, tu Internet, tu teléfono, todo lo controlaría el mismo grupo económico, que, por su posición dominante, podría cobrarte cualquier precio porque no habría competencia”, posteó semanas atrás, en relación a lo que, según su óptica, no cree que será un monopolio virtuoso - es decir, uno que nace como consecuencia de la libre elección de los consumidoressino lo contrario.

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