Adra, originario de Palestina, y Abraham, de origen israelí, no solo se unieron para realizar este impactante proyecto cinematográfico, sino que también alzaron sus voces juntos en un mensaje de paz, pidiendo el cese del conflicto en la región.
"Hace dos meses me convertí en padre y deseo que mi hija no enfrente la misma realidad que yo: siempre temerosa de la violencia, el desplazamiento y la demolición de nuestros hogares, situaciones que mi comunidad enfrenta cada día", expresó Basel Adra. "No Other Land refleja la dura realidad que hemos vivido por décadas… Pedimos que termine la injusticia y la limpieza étnica del pueblo palestino."
Durante su intervención, Yuval Abraham se unió al llamado de su compañero: "Cuando veo a Basel veo a mi hermano, somos iguales, pero vivimos en un régimen donde yo soy libre bajo la ley civil y él vive bajo una ley militar que destruye su vida", señaló Abraham.
Abraham también destacó el poder de la unión en la realización de este proyecto. "Hicimos esta película, palestinos e israelíes, porque juntos nuestras voces son más fuertes. Nos vemos unos a otros: la atroz destrucción de Gaza y su gente debe terminar. Los rehenes israelíes, brutalmente tomados el 7 de octubre, deben ser liberados", afirmó.
En un tono más crítico, Yuval Abraham subrayó que una solución política al conflicto es posible, pero lamentó que "la política exterior de este país (Estados Unidos) está ayudando a bloquear ese camino".
El documental No Other Land aborda la limpieza étnica que lleva a cabo el ejército israelí en Masafer Yatta, en Hebrón, Cisjordania, contra aldeas palestinas que luchan por mantener sus tierras, enfrentando a diario el terrorismo de los colonos.
El reportaje se centra en la vida de Basel Adra, un joven activista palestino que documenta con su cámara los brutales crímenes cometidos por el ejército israelí contra su pueblo en Masafer Yatta. En la región, los palestinos se ven obligados a malvivir en cuevas en su propia tierra y son despojados de cualquier propiedad.
Este valiente metraje enfrentó una fuerte censura por parte de Israel, que utilizó su influencia y lobbies para evitar su proyección en múltiples países. La presión fue tan grande que llegó al punto de acosar a una ministra alemana por aplaudir la película en el Festival de Cine de Berlín, quien incluso tuvo que disculparse. Además, se enviaron amenazas y matones a la casa de Adra para obligarlo a abandonar Cisjordania.
El documental se ha convertido en un testimonio valiente y esencial sobre la situación en Palestina, y su mensaje de paz y resistencia sigue resonando en un momento de profunda crisis.Documental sobre la limpieza étnica que el ejército sionista perpetra en Masafer Yatta, en Hebrón (Cisjordania), contra una serie de aldeas palestinas que luchan por mantener sus tierras y enfrentan cada dia el terrorismo de los colonos.
— Daniel Mayakovski (@DaniMayakovski) July 28, 2024
El film se centra en la vida de Basel, un… pic.twitter.com/xDW2CoRlCo