domingo, 30 de marzo de 2025

La radio del pueblo de Joseph Goebbels son hoy los amanuenses del poder

Volksempfänger. Los receptores creados para invadir los hogares alemanes

Por: Julio Petrarca, Defensor de los lectores de Diario Perfil
En una acción planificada casi a la perfección, el Gobierno de Javier Milei viene cooptando, paso a paso, a personajes de la radio, la televisión y las redes sociales, muchos de ellos con un pasado exitoso (aunque sus éxitos sean de dudoso trámite) en el periodismo. Nombres encumbrados en radio y televisión van ocupando espacios variopintos para servir a la política de comunicación planificada para exaltar la figura, potenciar los logros económicos y sustentar desvaríos y trincheras de la que se ha denominado "batalla cultural" cuyo objetivo declarado es poner fin a reivindicaciones y logros sociales, económicos y culturales logrados durante muchos años de luchas. Algunos empresarios, viejos y nuevos, controlan los medios y se subordinan.

Los planes del Gobierno no son novedosos más que en las formas. Quiero traer a esta columna un tema que lleva a comienzos de la década del 1930, cuando Joseph Goebbels, un graduado en Filología Germánica, devino antisemita feroz y ministro de Propaganda de Adolf Hitler. Es interesante la historia, aunque parezca lejana en el tiempo, el espacio y las circunstancias: sintetizando, Goebbels descubrió que no bastaban los recursos de comunicación tradicionales para llegar con el mensaje nazi a la mayoría de la población. La radio, entonces, se le presentó como un vehículo apto para una masiva llegada. No eran tantos los hogares con aparatos de radio y, por consiguiente, no tantos los que podían acceder a los virulentos discursos de Adolf Hitler y el propio Goebbels.

Así nacieron los volksempfänger (receptor del pueblo), aparatos de radio desarrollados por Otto Griessing para la empresa Seibt a petición de Goebbels. El primer aparato presentado fue el Modelo VE301 el 18 de agosto de 1933 en la Internationale Funkausstellung Berlin, una de las ferias de muestras industriales más antiguas en Alemania. El precio del VE301 fue 76 marcos, y un modelo más barato, el DKE38, llamado por el público "Goebbels-Schnauze" (el "hocico de Goebbels"), que costaba 35 marcos fue producido más tarde, junto con una serie de otros modelos.

La radio, entonces, fue para el régimen nazi lo que es hoy el enjambre de comunicadores oficiales para el gobierno argentino.

Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, la Constitución alemana garantizaba la libertad de expresión y la libertad de prensa. Sin embargo, por medio de decretos y leyes, los nazis abolieron estos derechos civiles y destruyeron la democracia alemana. A partir de 1934, se volvió ilegal criticar al gobierno nazi. Incluso contar un chiste sobre Hitler se consideraba traición. En la Alemania nazi, las personas no podían decir ni escribir lo que quisieran. Las primeras medidas del régimen para librar su "batalla cultural" fueron el cierre o toma de control de los periódicos opositores al régimen; el control férreo de las noticias que aparecían en los periódicos, radios y noticieros cinematográficos (no existía, por entonces, la televisión); la prohibición y quema de libros calificados como "antialemanes". Más tarde llegarían otros actos de censura abierta y el extremo de encarcelar a quienes pensaran distinto, fueren o no personajes públicos. Las persecuciones a judíos, gitanos, homosexuales y otras minorías se transformaron en actos corrientes en la Alemania de los 30, y se extendieron con igual virulencia a los territorios de Europa invadidos. Florecieron los campos de concentración y se puso en marcha un sistemático plan de exterminio.

Este defensor de los lectores quiere, con este recurso de memoria, establecer un paralelo entre aquella decisión de llegar con el mensaje de Hitler a la mayoría del pueblo alemán, y los Goebbels locales que aplican métodos similares, pero aggiornados, entre ellos lo indicado al comienzo de esta nota: el armado de un escuadrón de amanuenses con buenas mediciones de audiencia. Serían, para Milei y sus subordinados, los "periodistas del pueblo".

Hacer buen periodismo, independiente y valeroso, es hoy un acto de defensa de la democracia.
Fuente: Diario Perfil

Otras Señales

Quizás también le interese: