Por: Gabriel Imparato
Si a alguna persona la noche del 3 de enero de 1966 le hubiesen dicho que ese programa informativo de televisión estrenado casi al borde la medianoche, se mantendría por más de cinco décadas y media al aire, probablemente hubiese esbozado una sonrisa cómplice poniendo en duda semejante afirmación. El legendario noticiero que comenzó a mediados de los 60 por aquellos tiempos de la TV blanco y negro tenía una infraestructura técnica muy limitada, pero el nivel profesional de sus presentadores emparejaba para arriba esas limitaciones desde lo tecnológico de manera contundente y eficaz.
A 55 años de su debut, lanzamiento en el horario original de las 23, semanas más tarde se corrió bruscamente de ese tardío turno bordeando la medianoche, ubicándose en el sector central de las 20 horas, reacomodamiento exprofeso para competir con el “Repórter Esso” estacionado en la vereda de lo que por entonces era “Teleonce”. Mónica Mihanovich y su colega Andrés Percivale podrán parecer ingenuos para los tiempos que corren, pero nadie en su sano juicio pondría en duda, la inquebrantable capacidad profesional para transmitir las noticias de una dura época, donde todavía resonaban los poderosos rebotes mundiales tras el asesinato de John F. Kennedy golpeando en los centros mundiales informativos.
Con la estructura que la tv argentina tenía por esos tiempos donde el golpe a Arturo Illía se presagiaba en las redacciones de los diarios y revistas, “Telenoche” cubrió situaciones noticiosas tan trascendentales como el “Cordobazo”, la guerra de Vietnam, la llegada del hombre a la Luna y otros eventos trascendentales. La química entre Andrés Percivale y Mónica Mihanovich se quebró apenas iniciados los 70, tiempos donde se rumoreaba que ambos sostenían una cautivante relación sentimental, en un elevado departamento de la avenida Rivadavia a pocos metros del Congreso de la Nación. Leo Gleizer, periodista de la vieja escuela, fue el elegido para ocupar ese puesto y pocos meses más tarde llegaría a la emisora César Mascetti, un gran plantel donde se consolidaron figuras como Roberto Maidana o Sergio Villarruel.
Insólitamente, cuando todo auguraba un afianzamiento de ese gran equipo configurado, la sorpresa fue mayúscula cuando Mónica Cahen DÁnvers (Mihanovich) decidió mudarse a la competencia para trabajar en la emisora ahora denominada “Canal 11”. Durante muchas temporadas, el ciclo se consolidó merced a su eficacia informativa y un concreto planteo de los temas sin privilegiar la personalidad de quienes las transmitían. La democracia con el arribo del alfonsinismo se había erosionado varios años después, duros tiempos donde la figura del riojano Carlos Saul Menem crecía hasta acceder al sillón presidencial, poco antes del cambio de década. La televisión color llevaba una década sorprendiendo a todo clan familiar que accedía al aparato, pero los cambios también llegarían a las emisoras.
En el núcleo de Artear la decisión estaba tomada, había que volver al formato de la pareja presentadora y después de algunos cabildeos, lo cierto es que Cahen DÁnvers y Mascetti habían sido elegidos para refrendar aquella dupla inicial que tan buena aceptación alcanzó en su inolvidable debut nocturno a mediados de los 60. “Telenoche 13” pasó a llamarse simplemente “Telenoche” y los apellidos se corrieron del escenario para aludir en aquella época al “noticiero de Mònica y César”. La energía y confianza que ambos exhalaban por esas temporadas, también retrataba sin titubeos el crecimiento de una gran pareja dentro y fuera de la pantalla chica. Siendo buenos compañeros, que lo sentimental creciera firme en paralelo a lo laboral, le brindó una imagen familiar que trascendió lo profesional para instalarse de otra manera en el arranque del histórico tramo “prime time” en 1992.
La televisión por cable desembarcaba con enorme fuerza y un año más tarde nacía “Todo Noticias”, un semillero por esa señal alternativa que promovió el desempeño de figuras de cuidado profesionalismo, entre ellas María Laura Santillán. Ya habían abandonado esa tradicional emisora de tv abierta figuras del calibre de Horacio Galloso, Juan Carlos Pérez Loizzeau, época donde la renovación llegó con notables periodistas como Antonio Gil Vidal, Marcelo Bonelli y Edgardo Antoñana. Se privilegiaba el prestigio profesional y no lo estético o la juventud de sus trabajadores, tiempos donde el noticiero por sobre todo se vinculaba a la seriedad para comunicar, evitando los ataques ególatras de los conductores, algo que en los últimos años pareció deteriorarse.
Las decisiones empresariales jugaron fuerte en la renovación de un formato que mostraba algunas fisuras, probablemente por la incansable entrega de sus conductores. Fue así que, en el 2003, mientras Argentina buscaba presidente luego del grave colapso de la Alianza, Mònica y César dejaron la conducción de “Telenoche” a una pareja que tenía la misión de mantener esa fuerte imagen familiar. Llegaban así los tiempos de María Laura Santillán y Santo Biasatti, un dueto que mostraba la calida simpatía moderada de la periodista y una postura seria pero amable del autor de la frase “otro tema”. La consolidación del panorama informativo de la señal del barrio de Constitución creció sin pausas, temporadas en las que “Telenoche” ganaba como “mejor noticiero” la mayoría de las veces en los Premios Martín Fierro.
Copiando la estructura de una pareja con tono familiar como en su momento lo habían sido Mónica y César, en la vereda de enfrente la lección había sido aprendida en Telefe con eficacia, emisora que en los últimos años colocó a Rodolfo Barilli y Cristina Pérez, una década donde el desgaste que mostraban Biasatti y Santillán era inocultable todas las noches. La conductora del ciclo “Telenoche Investiga” ya se había separado del director de contenidos periodísticos Carlos De Elía y esa crisis había llegado a la pantalla, tiempos de un canal donde comenzó curiosamente a privilegiarse más la juventud que la capacitación de sus participantes. El fastidio por la llegada de panelistas dedicados a la informática u otros temas laterales, fue corriendo el foco protagónico de la estructura, épocas donde la salida de ciertas figuras hizo más ruido de lo previsto.
María Areces, Catalina Dlugi y otras personalidades de la emisora se fueron en términos poco agradables, mientras la renovación de la emisora privilegiaba la juventud antes que la capacidad de trabajo en pantalla. La emisora priorizó cierto circo digital o las absurdas payasadas de un dueto de meteorólogos que salían a cazar tormentas o huracanes, época donde ya se rumoreaba que Telenoche volvería a mutar de conductores. Desgastado por la presión que corría fuera de cámaras, un día Santo Biasatti pegó el portazo para irse veloz a una emisora de cable, mientras Santillán, afortunadamente repuesta de un cáncer daba señales de mostrar cansancio y poca congruencia con sus acompañantes.
El crecimiento de ciertos columnistas o productores del programa “Periodismo Para Todos” de Jorge Lanata, lentamente fue abasteciendo de personal a la emisora y, por ende, de su noticiero central. Llegaban Rolando Barbano, Lucianda Geuna y otros empleados que arribaban a la pantalla con más respaldo institucional que pergaminos para bancarse la responsabilidad de salir al aire, desabrida renovación donde insulsos animadores como Mario Massaccesi ascendieron sorpresivamente en la consideración empresarial, cambios que no redituaron mejores números de rating. El insufrible ego e histrionismo de ciertos profesionales devaluaba el histórico prestigio del noticiero, época donde el rumor de la renuncia de Carlos De Elía a la gerencia noticiosa asomaba como humo blanco por todas las chimeneas del canal del barrio de Constitución.
El regreso al poder del partido político que había gobernado en el lapso 2003-2015 fue la señal elocuente que todo había tocado un techo desde lo operativo. La muerte de Devora Pérez Volpin por una negligencia médica en Capital Federal, truncó un proyecto interno de colocarla junto a su compañero Marcelo Bonelli en la conducción de “Telenoche” y la aceleración de las decisiones fue gestando otro momento traumático. Sorpresivamente, la emisora ubicó a Luciana Geuna y Diego Leuco como acompañantes de Santillán, tiempos donde la pelea por la conducción del porta-aviones informativo respiraba muchos errores y una dinámica insufrible. Fue así que, a finales del 2020, con la grave pandemia y varios hechos afectando la travesía noticiosa, María Laura no aceptó las condiciones laborales que la emisora le ofreció, iniciando una abultada demanda laboral muy cercana a los 30 millones de pesos.
Los rumores ya estaban copando el escenario y la señal de la zona de Constitución tuvo que admitir que “Telenoche” ya tenía nueva dupla: Diego Leuco, hijo de un prestigioso periodista y Luciana Geuna, columnista de Lanata, fueron los elegidos. El primero, solo con la discutible experiencia del cable y la segunda sin los pergaminos para semejante puesto, generaron el rechazo de la histórica audiencia que lograba “Telenoche” en otros tiempos, agravamiento potenciado por la ubicación de Dominique Metzger y Federico Wiemeyer conduciendo el noticiero durante el verano. La audiencia mostró señales de descontento y los números de rating desde febrero a la fecha, no solo encendieron las alarmas, sino que reflejaron una incontrastable realidad.
La nueva dupla “LyL”, con el carisma de una heladerita de telgopor y la triste empatía en pantalla de un dentífrico aplastado por una motoniveladora, hicieron el resto. El noticiero que en otros tiempos lograba guarismos cercanos a los 20 puntos bajó a la cuarta parte de esa medición, un ciclo que cada noche pierde con su competidor directo por casi tres puntos. Sin darle importancia a estos elementos, desde algunos lugares de la emisora comenzaron una serie de cuestionamientos, tomando en cuenta que el canal lleva varios años sin recuperar el liderazgo en las mediciones, advirtiendo que, de progresar este duro deterioro, sería irremontable mejorar el promedio del prime time aún con la esperada vuelta de Marcelo Tinelli en pocas semanas. El tiempo dirá hasta donde los cambios en el formato tradicional de “Telenoche” fueron acertados, pero muchos no descartan que, de no mejorar la respuesta, después de las elecciones haya bruscas novedades persiguiendo la vuelta de una audiencia que en los últimos años decidió quitarle el histórico respaldo a un legendario programa noticioso.
Fuente: Ser Argentino