Para elaborar un buen reportaje, la primera obligación es hacer que éste pueda leerse como un buen cuento, reflexionó hoy el escritor y periodista español Juan José Millás, ganador, entre otras distinciones, del Premio Planeta 2007
Millás (Valencia, 1946) se sometió hoy en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la mayor cita editorial del mundo hispano, al tradicional rito de reunirse con un auditorio de centenares de jóvenes que programa anualmente el certamen con algunos autores.
Las fronteras entre el periodismo y la literatura son borrosas, y en cualquier caso ambas disciplinas se valen de la misma materia prima y recursos de estilo, consideró.
Quizás, el periodismo tiene unas normas muy determinadas, principalmente no inventar, algo que no tiene por que ceñir a un escritor, pero el arte de los libros y el de los medios comparten el denominador común de ordenar y articular la información.
"El buen escritor de periódicos lo que construye son buenas representaciones de la realidad, pero para eso debe ser un buen escritor", explicó Millás, firma habitual del diario El País y colaborador de la cadena de radio SER.
Su frustración son las entrevistas en formato pregunta y respuesta, que nunca se le han dado bien a pesar de que le gustaría; aunque la excepción, destacó, puede ser una reciente charla con el ex presidente español Felipe González, que obtuvo gran repercusión.
Con lo que más disfruta, porque "hay más relato", es con lo que llama "proyecto sombra", los reportajes en los que sigue sin despegarse a un personaje durante un tiempo. "Son muy subjetivos, porque hago pasar las experiencias a través de mí", explicó como motivo de su goce.
Millás es autor de libros como "El mundo" (que le valió el Planeta), "Tonto, muerto, bastardo e invisible" y "El orden alfabético", entre otros. Su concepto de la literatura, dijo, es "artesanal".
"La literatura es precisión, y la belleza es un efecto secundario de la precisión", lanzó al auditorio.
Este rasgo, no obstante, está también presente en el periodismo, ya que un texto es bueno cuando funciona según con la intención que tiene en mente el que lo escribe. "Tiene que ser perfecto", apuntó.
Algo que, si cabe, se aplica con especial importancia un género que ha cultivado mucho, el de la columna, un juego que ha de desarrollarse encerrado en un muy específico número de líneas y cuyos engranajes pueden resultar un puzzle complejo.
La mejor forma de comenzarla es, por supuesto, con una idea brillante. Nada de guardársela para el final, porque quizás el lector no viaje hasta allá.
Foto: AFP
Fuente: Agencia EFE