Técnicos del Durand testimoniaron que la Policía demoró allanamientos. Para la defensa de Marcela y Felipe, “no hubo incorrecciones”.
Por Mariano Confalonieri
Los policías llegaron a la puerta de la casa de Marcela Noble Herrera, en la Avenidel Libertador, con la orden de allanamiento. Los acompañaban técnicos del Banco de Datos Genéticos del Hospital Durand. Eran las 7 de la mañana del 30 de diciembre. Pero Marcela les pidió a los federales si podían esperar a que llegara su abogado. Y la Policía lo hizo. Recién una hora después, entró a la vivienda. Los científicos recopilaron cepillos de dientes y prendas íntimas y luego se fueron.
En forma simultánea, en Martínez, otro grupo de policías y técnicos se pararon frente a la casa en la que reside la familia Noble, para incautar objetos de Felipe y conservar así su ADN. Ocurrió algo similar. Aunque tenían la orden de allanamiento en la mano esperaron -según la denuncia- a que llegaran los letrados de la defensa. “¿Cómo puede ser que la Policía con la orden de allanamiento espere una hora en la puerta de la casa porque se lo pide el allanado?”, se preguntó una fuente con acceso al expediente y agregó: “Encima la dirección de los dos fue pedida por el juzgado a quienes eran allanados. Eso y avisarles es lo mismo”.
La situación generó suspicacias entre los querellantes. “En ese tiempo de espera pudieron haber plantado cepillos de dientes o limpiado la ropa”, consideró en off the record un abogado que trabaja en el caso. En Tribunales aclararon que eso ocurrió al menos una vez, en otro caso. “Habían plantado cepillos de dientes pero eso saltó después con las pruebas”, minimizó una fuente judicial.
Las presuntas irregularidades en el procedimiento de incautación de muestras de ADN en los domicilios de los Noble, el 30 de diciembre, saltaron a la luz cuando declararon ante el juzgado de Conrado Bergesio el 13 de enero los técnicos del Hospital Durand.
En la causa, el magistrado intenta averiguar si Marcela y Felipe, hijos adoptivos de la dueña del grupo Clarín, Ernestina Herrera de Noble, son hijos de desaparecidos. Aunque los chicos se sometieron a una extracción de sangre voluntaria en el Cuerpo Médico Forense por orden del juez, el propio Bergesio mandó a realizar el allanamiento para obtener las muestras de ADN por métodos alternativos, como manda la nueva Ley sancionada por el Congreso y como indicó la Corte Suprema en el Caso Prieto. Es porque las muestras de sangre fueron tomadas bajo el consentimiento de los chicos pero con la condición de que sólo fueran comparadas con las de las dos familias reclamantes y no con todas las que están en el Banco del Durand, que conserva el ADN de las familias de desaparecidos.
A las irregularidades en el procedimiento se suma que desde la toma de las muestras hasta hoy es el juzgado quien tiene bajo custodia las pruebas, cuando ya deberían estar en el Banco de Datos Genéticos, que debe compararlas con las de las familias de desaparecidos que se conservan allí. En la causa Noble hay dos querellantes que reclaman la filiación de Marcela y Felipe y también está en la querella Abuelas de Plaza de Mayo en nombre de las otras familias de desaparecidos. Por esto y la lentitud con que avanza la causa, las Abuelas estudian, por estas horas, pedir un juicio político a Bergesio, aunque no públicamente: quieren esperar a que el juez de los pasos correctos.
El abogado de los Noble, Jorge Anzorreguy, le dijo a Perfil que lo que ocurrió no constituye ninguna irregularidad. “Con la simple lectura del acta se puede ver la corrección de los procedimientos”, destacó. Y agregó que los chicos “no son imputados en la causa y por lo tanto está bien que se espere a los abogados para garantizarles el derecho a defensa”.
En la foto: el domicilio de la familia Noble, en Martínez. Allí buscaron muestras de Felipe, ausente durante el proceso
Fuente: Diario Perfíl