martes, 22 de julio de 2008

Retoman pelea por ley de medios

El domingo por la noche, en Olivos, Cristina de Kirchner despejó la incertidumbre. La derrota por las retenciones móviles no clausurará la reforma de la Ley de Radiodifusión. La indicación la escuchó el titular del ComFeR, Gabriel Mariotto.
A pesar del fracaso que detonó Julio Cobos, la Presidente decidió avanzar con el plan de modernizar la normativa que regula el sistema de radios y TV, y que en la práctica funciona como el marco global sobre el funcionamiento de los medios.
En agosto, quizá en la primera quincena, luego del receso legislativo, el Ejecutivo mandará el texto al Congreso. La redacción, según confiaron ayer en Casa Rosada, está lista «en 98%». Podría, sin embargo, sufrir modificaciones en los próximos días.
Varias veces demorado, el proyecto reingresa al universo oficial como un elemento para relanzar el gobierno cristinista. Así como la reestatización de Aerolíneas Argentinas tuvo ese objetivo, la Ley de Radiodifusión se proyecta en la misma dirección.
Simple: mostrar a la Presidente activa y dispuesta, además, a otros pulseos densos. De hecho, Mariotto definió la discusión de esa ley como «la madre de todas las batallas».
La indicación presidencial parece ignorar un dato: el revés con las retenciones, además de infringirle la primera derrota en el Parlamento, diezmó los bloques del oficialismo, y de antiguas mayorías numerosas, ahora sólo quedan minorías frágiles y fragmentadas.
Esa vulnerabilidad, quince días atrás inimaginable, sirve para justificar una decisión tomada con antelación a la derrota en el Senado: el proyecto, que subsana 25 años de atraso, apunta a ampliar el espectro de medios pero no fragmenta los oligopolios actuales.

Marca registrada
La mutación tiene una inconfesable marca registrada. En el furor de su enfrentamiento con el monopolio «Clarín», Néstor Kirchner imaginó la reforma de la Ley de Radiodifusión como el estilete perfecto para desguazar al conjunto de empresas de Noble-Magnetto.
Eso es pasado. El modelo que llegará al Congreso en agosto «democratiza» el acceso a medios a futuro pero no desintegra las estructuras actuales. Es más: ese retoque es anterior, incluso, a la derrota por las retenciones, por entonces inimaginable.
En algunos despachos de la Casa Rosada lo saben. «No podemos ir contra algunos grupos porque o nos ganan en el Congreso, en la Justicia o nos cuesta la presidencia», dramatizó un funcionario para justificar la reconfiguración que en los últimos tiempos sufrió el proyecto.

Plazos
Ayer, por radio, Mariotto fue más genérico. Precisó que por «instrucciones» de la Presidente siguen abocados al diseño de la nueva ley de radiodifusión y señaló, sin dar fecha, que será «próximamente» enviada al Congreso para su tratamiento. En el gobierno hablaron, anoche, de agosto.
Además, el titular del ComFeR explicó que la norma contempla la digitalización de las frecuencias para que «personas jurídicas con o sin fines de lucro», al igual que el Estado -nacional, provinciales o municipales- tengan porcentajes para que «todo el mundo pueda transmitir».
Asimismo, se remitió al Pacto de San José de Costa Rica para argumentar que la existencia de monopolios y oligopolios de comunicación «atenta contra la democracia». A pesar de lo cual, admitió que los dueños de diarios podrán tener canales de TV y radios. Sin embargo, precisó, «no podrán tener varias».
De aquel «Clarín miente» que encarnó Hugo Moyano y los «Todo Negativo» (o «Todo Negocio», en su versión más violenta) que exponían los militantes de La Cámpora en los actos de Cristina, el gobierno se prepara, menos belicoso, a defender el proyecto de reforma.
En estos días, para espantar los dolores de la derrota, la tropa K volverá a salir a la calle, pero esta vez con el argumento de la reforma de la Ley de Radiodifusión. Y, más que nunca, con pronóstico reservado.

Fuente: Ámbito Financiero

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