Por Juan de Dios Romero (*)
La mayoría de las personas -creo-- parece defender algo o impulsar proyecto o ideas si éstas están en línea con sus intereses y leyendo por años casi todo lo que me ha llegado sobre el derecho a la información, el derecho al conocimiento, el derecho al acceso a ambos bienes y como hacer y cuando para que esto sea real; nunca leí que alguien bregara para que la Confederación General del Trabajo disponga de un medio de radiodifusión nacional dedicado a lo que promueve y defiende. Nunca leí nada así. Nunca escuche a ningún colega laboralista el exponer esta necesidad. Pero yo si me di cuenta de esta imperiosa necesidad, ya hace unos años, en el transcurso de unas clases en la Escuela Nacional de Inteligencia, lugar al que mis jefes me mandaron para hacer un curso de algunos meses.
Y decidía hace unas horas escribir éstas líneas, exponiendo esta idea, con el propósito de que en algún lugar del país o en algún sindicato, algún miembro de una Comisión Interna lea éstas líneas y les sean útiles.
Cuando comencé a interiorizarme aún más sobre lo que se denomina la guerra de la información (International Warfare) esa guerra desarmada destinada a ser ganada doblegando voluntades, imponiendo percepciones o quitándole certeza o seguridad a otros, para que sus proyectos usted los tome así, sin ser realmente de usted; entonces comprendí que sería un hecho casi único el que nuestra Confederación General del Trabajo dispusiera de sus propios medios para hacer conocer a todos y fuera de Argentina también y en otras lenguas, lo que la entidad piensa de lo que acontece aquí y en todo el mundo.
Creo que esta es una posibilidad cuya única oposición se puede sustentar o en la ignorancia o por ser parte del enemigo. No importa quien sea el Secretario General de la Confederación, lo que si importa es que se la puede dotar hoy de un derecho que es una herramienta esencial para poder expresarse en pluralidad, en casi todos lados y cuando las cosas están sucediendo.
Por supuesto, no me estoy refiriendo a una FM, me refiero a una AM, con aptitud para ser escuchada en todo el país, con repetidoras y en el exterior. No me preocupa el detalle estético de su programación, ni me incumbe a mi hablar de ello, sino a los propios trabajadores organizados.
Esta falta de preocupación obedece a que la naturaleza de los intereses confederados son más que suficientes para arribar a una nueva etapa en que los trabajadores organizados, también de esta forma, podrán vencer al tiempo.
No existe hoy en el mundo una experiencia de éste tipo, en que los trabajadores organizados puedan proponer un mensaje que no es contracultura, es nuestra cultura del trabajo y la solidaridad.
Esto es una sola idea, simple pero muy densa. Habrá más de un detractor de la misma, solo espero que al menos un solo trabajador argentino la crea útil. Y, no hay tenerle miedo, hay que tenderle una mano.
(*) Abogado en la Comisión Nacional de Comunicaciones.