Señor economista
Rafael Correa Delgado
Presidente de la República del Ecuador Quito
Señor Presidente,
Los empleados y las empleadas de Compañía Anónima El Universo que de forma libre e independiente le escribimos esta misiva, somos en su mayoría padres y madres de familia, otros queremos formar una; algunos llevamos muchos años y hasta décadas trabajando para esta empresa hasta conseguir nuestra jubilación, para otros es nuestro primer trabajo; todos, eso sí, estamos muy orgullosos de desempeñarnos en los diferentes ámbitos de desarrollo que nos han sido encomendados dentro de la empresa.
En Compañía Anónima El Universo trabajamos personas de diferentes ideologías políticas y religiosas, bajo absoluta tolerancia, respeto y en libertad. Esto nos permite sostener con convicción el hecho de que las páginas de nuestro periódico se hayan constituido históricamente en vehículo para que se plasmen también, con un criterio pluralista, los pensamientos de muchas personas que han deseado expresar sus ideas.
Sabemos que el debate de las ideas permite construir una sociedad más transparente y democrática, y que la posibilidad de disentir fomenta la participación política en una nación.
No permitamos señor Presidente que pensar diferente nos lleve a dejar de lado la posibilidad de debatir las ideas.
No permitamos señor Presidente que el disenso casual nos evite la posibilidad de futuros consensos.
Esta nación crecerá por la eficiencia de sus instituciones públicas y privadas; por el trabajo de su gente; por la correcta conducción de sus gobernantes; por una justicia despolitizada y enfocada al cumplimiento de las leyes; por una fuerza pública capacitada y con recursos para combatir la delincuencia; por la protección de los derechos de sus habitantes; reconociendo que somos diferentes y en esa diversidad podemos complementarnos.
El desacuerdo producido entre usted y nuestra empresa por las opiniones vertidas por un ex columnista no es ajeno a nosotros, porque pone en peligro nuestro trabajo y por ende el futuro de nuestras familias; por ello, queremos pedirle en nuestro nombre y el de nuestras familias que deponga la acción legal que lleva en contra de nuestra empresa, y busquemos la línea de consenso que permita a nuestra empresa seguir informando como hemos procedido los últimos 90 años, anteponiendo los intereses nacionales sobre los particulares.
Señor Presidente, usted ha destacado la importancia de obras como la vialidad para establecer puentes de comunicación y desarrollo; de la misma forma, confiamos que pueda construir puentes de entendimiento en momentos que este Ecuador que amamos, requiere de la unión de todos para resolver los grandes problemas de la nación.
Aspiramos que con su decisión se garantice la libertad, la justicia, la seguridad y el trabajo en paz para nosotros, nuestras familias y todos los ecuatorianos.
Del señor Presidente atentamente,
Los trabajadores y jubilados de Diario El Universo
Estimados compañeros:
Uno de los más graves atavismos culturales del Ecuador y de nuestra América es el no saber establecer correctamente las responsabilidades, lo cual nos condena al atraso y al subdesarrollo, puesto que, al no entender quién genera el problema, tampoco podremos encontrar las correctas soluciones.
Lamento los momentos difíciles que están pasando Uds. y sus familias, pero… ¿soy yo el responsable de esta situación, o lo son aquellos que utilizaron el disfraz de "prensa libre e independiente" para ilegal e ilegítimamente desbordar todo su odio contra nuestra revolución?
Felicito y respeto los altos conceptos que tienen de la empresa donde trabajan, aunque no los comparto en absoluto. Cómo me hubiera gustado leer una carta similar a la que motiva esta respuesta, pero para denunciar las empresas fantasmas en paraísos fiscales propietarias de periódicos ecuatorianos, artimañas que, todos sabemos, solo buscan eludir impuestos; o para rechazar la censura y separación de articulistas de diario El Universo, por no prestarse a la persecución contra el Gobierno; o para rechazar los más de 150 editoriales injuriosos que se presentaron como prueba en el juicio contra el diario; o para cuestionar la cuadruplicación del sueldo del cobarde ejecutor de esos ataques y hoy flamante residente de Miami, lo cual, entre otras cosas, afectaba las utilidades que tenían que recibir los trabajadores.
¿Ya olvidaron que se dijo que toda acción judicial se detenía si reconocían y rectificaban las mentiras publicadas? La soberbia, la arrogancia, la autosuficiencia, les impidió hacerlo. Son ellos los que jamás pensaron en Uds. ni en sus familias.
¿Ya olvidaron que, lejos de buscar rectificaciones, después de perder la primer instancia del juicio desataron una impresionante campaña en contra del ciudadano Presidente y del juez que se atrevió a condenar a los otrora intocables, levantando las más disparatadas calumnias y tergiversaciones, y llegando al extremo de tratar de probar que las mentiras por las que son acusados, ya no son mentiras, sino verdades?
No se trata, como Uds. manifiestan, de "debatir ideas", ni de un "disenso casual" o un "desacuerdo producto de opiniones". Se trata de haber acusado al Presidente, padre de familia como Uds., de ser un criminal de lesa humanidad por "haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente", el día en que demencialmente se asesinó a ecuatorianos y centenares más fueron brutalmente agredidos, y en el que yo mismo pude perder la vida. Por favor, no tratemos de tapar el sol con un dedo.
Compañeros queridos, aquí no hay dónde perderse: Quienes jugaron irresponsablemente con sus puestos de trabajo no soy yo, sino los directivos del diario al permitir deliberadamente que un malqueriente calumnie y difame a su antojo.
La única manera de que se garantice la libertad, la justicia, la seguridad y el trabajo en paz que Uds. desean tanto como yo, es que todos nos sometamos al imperio de la ley, y, fundamentalmente, que vivamos en permanente verdad. En todo caso, como he manifestado en reiteradas ocasiones, independientemente del resultado del juicio, jamás permitiré que los trabajadores sean las víctimas de la mala fe e irresponsabilidad de aquellos que, por manejar un negocio de comunicación, se creyeron propietarios hasta del honor de las personas.
Con el cariño de siempre a nuestra clase trabajadora
Rafael Correa Delgado