El fracaso de Black Adam en la taquilla mundial dejó al descubierto el detrás de escena desordenado de una de las mayores empresas de entretenimiento del mundo
Estaba todo preparado para el regreso triunfal. Henry Cavill, que había tenido una relación turbulenta con Superman que lo llevó a la fama mundial, estaba listo para regresar como el hombre de acero.
En su cuenta de Instagram, el 24 de octubre, posteó un video en donde se lo veía con el traje del superhéroe y una aclaración: "Una pequeña dosis de lo que está por venir, mis amigos. Renace la esperanza. Gracias por la paciencia, serán recompensados". Un poco antes el actor de Enola Holmes había abandonado la serie de The Witcher que hacía para Netflix. La principal especulación era que, más allá de diferencias creativas con los guionistas, Cavill estaba haciendo lugar en su agenda para volver a interpretar al superhéroe más poderoso. Menos de dos meses después, el propio actor confirmaba que no iba a regresar tampoco como Superman. Estas son las razones.
La primera razón para el fin de la era de Henry Cavill como Superman es que James Gunn (director de la trilogía de Guardianes de la Galaxia de Marvel) y Peter Safran desde este año son los nuevos mandamases en DC, encargados de supervisar y aprobar todo proyecto cinematográfico o televisivo que quiera usar a los personajes de la empresa de comics.
Una de las primeras decisiones que tomó esta nueva dupla fue mover el timón para hacer que toda la embarcación DC tenga un cambio de rumbo brusco.
Las aguas por las que navegó DC durante esta última década fueron algo más que turbulentas. El Hombre de Acero, en 2012, recaudó US$ 678 millones en todo el mundo. Para una producción que costó US$ 225 millones en esa época, apenas dejaba conforme al estudio que veía cómo el rival Marvel se llenaba los bolsillos con Los Vengadores.
El director Zack Snyder fue una de las piezas centrales del conflicto. Dirigió también la secuela, Batman Vs Superman, que tuvo peores críticas que El Hombre de Acero. Cuando llegó la tercera parte, La Liga de la Justicia, Snyder tuvo que abandonar la producción por una tragedia personal. Walter Hamada, en ese momento líder creativo de DC, decidió llamar a Joss Whedon, el director de Los Vengadores, para terminar de filmar la película de Superman, Batman, Aquaman y compañía.
Los resultados fueron magros en crítica y taquilla. Empezó una campaña en redes sociales, envalentonada por los seguidores de Snyder, para que Warner volviera a llamar al director original y lo dejara terminar su visión artística. Finalmente La Liga de la Justicia de Zack Snyder (así es el título), una versión de cuatro horas muy distinta a la de 2017, se estrenó directo en 2021 por HBO Max, el servicio de streaming del grupo.
Black Adam, el tiro de gracia
Pero ninguna de las otras películas de DC alcanzó buenos resultados en taquilla: ni La Mujer Maravilla 1984, Aves de Presa, El Escuadrón Suicida o la más reciente, Black Adam. Esta última parece haber sido el último clavo en el ataúd para la franquicia antes del reinicio total. El actor y productor de la película, Dwayne Johnson, pudo haber pensado que su presencia junto con el boom del cine de superhéroes, iba a resultar en una película mega exitosa.
No fue el caso. Recaudó apenas US$ 391 millones. Para una producción que costó US$ 200 millones, eso es un fracaso.
El actor de Jumanji intentó tapar el sol con las manos en las redes sociales para probar que la película fue un éxito porque recuperó los costos de inversión. Pero todos saben que en el presupuesto de una película no se consideran los gastos en publicidad, que suelen ser los mismos (o mayores) que el costo de producción.
The Rock también se despidió (o fue despedido, mejor dicho) de los nuevos proyectos de DC a través de un posteo de Instagram. En lo que pudo haber sido uno de los mayores golpes de ego para el actor, que protagonizaba franquicias exitosas como la de Rápido y Furioso, ni siquiera compartió en sus redes la llegada de Black Adam al streaming la semana pasada. Aún siendo productor de la película, a dos meses del estreno, no sube más nada para promocionarla en la plataforma HBO Max.
El mayor de los indicios de que Black Adam no iba a ser el tanque esperado se dio unos días antes del estreno mundial, cuando el mismísimo Dwayne Johnson spoileó la revelación final de la película en sus redes sociales: el cameo de Henry Cavill como Superman, como un guiño/agasajo a los fanáticos que lo pedían de regreso. Ni siquiera así logró levantar la capa de Black Adam en su paso por las salas.
Tiempo después, Gunn y Safran decidieron cortar el respirador que mantenía con vida a los proyectos de DC. Solo cuatro, que ya están en producción, siguen en pie: Blue Beetle, Shazam 2, Aquaman 2 y The Flash, la película que trae más dolores de cabeza al estudio por los actos de delincuencia que ejerció Ezra Miller, su actor protagónico.
Warner Bros. Discovery, la fusión del caos
La mega fusión empresarial del grupo Warner con Discovery no ayudó a calmar los ánimos en DC. Hasta hubo rumores sobre un cambio de nombre para el servicio de streaming de la empresa, HBO Max, en uno que podría llamarse Discovery+. Nadie sabe muy bien qué va a suceder cuando el grupo Warner Bros. Discovery siga sacando títulos de su propio catálogo de la plataforma. La épica de ciencia ficción, Westworld, entre otras series, fueron removidas de HBO Max para poder negociar las licencias con otros proveedores.
Warner Bros. Discovery quiere lo que tiene Disney: un imperio de propiedades intelectuales lucrativas tanto en streaming como en el cine, para poder expandir los negocios en otras industrias, como la de los videojuegos, los juguetes y otras.
El nuevo CEO, David Zaslav, fue visto al principio como alguien que iba a darle más poder creativo a directores como Snyder para así "encausar" el barco de DC. Ahora queda claro que el plan de Zaslav no es ese.
El "borrón y cuenta nueva" incluyó despedirse de actores como Cavill, Gal Gadot, Jason Momoa y directoras como Patty Jenkins que estaba preparando la tercera parte de La Mujer Maravilla. Este mismo año la nueva dirección de Zaslav decidió borrar para siempre la película de Batgirl, que ya estaba filmada a punto de entrar en postproducción y una secuela de Scooby Doo. Las películas, si las declaraban en la columna del debe, no pagaban impuestos y se ahorrarían los porcentajes de royalties en el caso de estrenarse en cine o streaming. Zaslav comenzó un plan para purgar proyectos, en cualquier etapa de producción que estén, para recuperar US$ 1.000 millones invertidos.
El nuevo plan de DC, bajo los nuevos dueños del conglomerado Warner Bros. Discovery, no se trata de revolucionar el mundo artístico o presentar nuevas versiones de los héroes que sean más fieles a los comics para dejar contentos a los fanáticos, sino de generar ganancias multimillonarias. Como decía Joel Schumacher, director de Batman & Robin: "Es la industria del entretenimiento, aunque a veces es más industria que entretenimiento".
Fuente: El Economista