Tras 24 días de plan de lucha (con quite de colaboración, paros progresivos y piquetes en más de diez gráficas) una masiva movilización a la puerta del grupo Clarín y un actazo en puerta de la fábrica, los gráficos de AGR-Clarín obtuvimos un acta acuerdo que establece:
- reincorporar a los tres contratados despedidos durante el conflicto;
- pagar los 500 pesos por única vez correspondientes a marzo y reconocer la paritaria gráfica de obra (15% desde abril y 12% desde agosto) sobre el salario conformado de AGR y no sobre el miserable básico de convenio como se hizo durante años;
- un aumento adicional en la antigüedad del 35%;
- flexibilizar el premio de presentismo “perfecto” (de 1.000 pesos), que no se descontará más en caso de fallecimiento de un familiar directo, casamiento o el nacimiento de hijo.
Con esta orientación, obtuvimos la solidaridad del resto de los trabajadores del Grupo Clarín, en particular de los compañeros de la redacción del diario, de Artear-Canal 13-TN (prensa) y los empleados de comercio de las librerías Cúspide, quienes se pronunciaron por nuestra lucha y participaron de iniciativas de movilización.
La Naranja Gráfica (con sus comisiones internas y Néstor Pitrola, orador en el acto en puerta de fábrica) orientó y apoyó todas y cada una de las acciones de lucha y difundió el conflicto en el gremio. El sindicato acompañó el reclamo con un comunicado y avaló nuestros reclamos ante el Ministerio de Trabajo, pero no fue parte del reclamo en la calle. Logramos una importante difusión en los medios. Durante el conflicto, la patronal quiso desgastarnos, sin dar respuesta alguna. Los trabajadores nos mantuvimos sólidos como una roca. Luego, quisieron descomprimir sus obligaciones productivas con desvíos de trabajos. Los piquetes de AGR, retomando la tradición de la histórica huelga de Atlántida, lograron frenar esta diáspora y obtener la solidaridad obrera en muchos casos; en otros, el compromiso de patronales que no querían “importar” nuestro conflicto.
Luego despidieron a tres contratados y presionaron a los delegados: “por tres contratados van a dejar 300 trabajadores sin aumento”, nos dijeron. Esta provocación tensó el conflicto. La asamblea refrendó lo actuado por la interna en defensa de los contratados y resolvió, a propuesta de los compañeros de base, no volver a trabajar en ese turno. En repudio a lo que los trabajadores llamaron “la apretada” del gerente general, ese día AGR paró 13 horas.
A las amenazas patronales directas se sumaron cartas dirigidas a nuestras familias, con difamaciones y macarteadas a la interna.
No pudieron quebrar la templanza y unidad de los trabajadores. Clarín cedió el último día, antes de que iniciáramos un paro general que ya teníamos votado. En el medio, metió la cuchara el Ministerio de Trabajo de Macri, el que no había dado una inspección en meses a los obreros ante una denuncia por seguridad e higiene, pero le otorgó una audiencia en horas a la patronal. Explicamos que si nos enchufaban la conciliación, dirigiríamos toda la fuerza de nuestras denuncias y nuestra movilización a la sede de Trabajo de la Ciudad. También intervino el Ministerio nacional, no por iniciativa propia ante nuestras graves y públicas denuncias, sino por la exigencia de los trabajadores, que dejamos claro que no permitiríamos que se desentiendan del conflicto.
Quedaron puntos pendientes, pero logramos el objetivo propuesto desde un principio: un acuerdo con adicionales sobre las paritarias. Respecto de las horas caídas, obtuvimos un acuerdo parcial, el pago del 100% del presentismo y parte de las horas de paro; la otra parte, a propuesta de la interna, se descontará en forma igualitaria para todos los turnos.
En el acuerdo se establece un cronograma de discusión mensual, el cual incluye seguridad e higiene, categorías, encuadramiento gráfico de los administrativos, aumento del premio por nocturnidad, rechazo a la tercerización del trabajo y el compromiso de la empresa de no achicar su capacidad instalada.
El acuerdo fue refrendado por unanimidad en la primera asamblea general de la historia del taller con la presencia de los tres turnos. Luego ratificado ante el Ministerio de Trabajo. Así culmina esta lucha que se inició mucho antes del plan de lucha, con la enorme movilización de la oposición gráfica al inicio de la paritaria, en la que la columna de AGR fue la más numerosa, y con la que logramos que la paritaria (que luego pretendía incumplir Clarín) se debatiera en los que fueron los primeros plenarios generales de delegados en 25 años. En el gremio gráfico hay vientos de cambio.
Fuente: PO