El proyecto de contenidos culturales en televisión, radio y cine será elevado en los próximos días al Parlamento e incluirá la creación de un ombudsman para garantizar la libertad de expresión e intereses en los medios de comunicación.
El texto será revisado en conjunto con la ministra de Educación y Cultura, María Simon, para de inmediato elevarlo al Parlamento. A través del proyecto el Estado regulará “los ámbitos públicos, es decir, las ondas de radio y televisión que brinda a concesionarios privados, con el sentido de defender la libertad de expresión”. Para Achugar el Estado “no debe limitar” ese derecho, “pero si un concesionario realiza una campaña a favor de la pedofilia o el racismo éste tendría que ser censurado porque viola otros derechos humanos”.
Para garantizar la protección de los intereses de todos, Achugar adelantó que “se incluye en el proyecto de ley la figura del ombudsman o mediador cultural que planteó el Partido Independiente”. Su rol será el de “mediar y asegurar el derecho a la libertad de expresión de todos los actores y manifestaciones culturales existentes”.
La iniciativa fue propuesta a finales de mayo por el ex director de Cultura Agustín Courtoisie, miembro de la Mesa Central del Partido Independiente, durante una reunión que mantuvo Achugar con los delegados de todos los partidos políticos.
El mediador cultural permitirá atender, por ejemplo, los reclamos de padres que sienten menoscabados sus derechos como educadores de sus hijos ante los modelos de comportamiento difundidos por la televisión.
También podrá recoger opiniones de los artistas y escritores que sientan sus libertades amenazadas debido a una norma que podría ser aplicada en forma abusiva, entre otras situaciones.
Achugar, profesor grado 5 de Literatura Latinoamericana, enfatizó que el espíritu de la ley es el de “ordenar sin avasallar ni censurar”. Consultado sobre qué instrumentos ofrece el proyecto manifestó que la cuota pantalla es una de las herramientas. “Buscamos asegurar una representación de la cultura artística nacional promoviendo mínimos y estímulos”, enfatizó.
Si bien no quiso adelantar cuáles serán los porcentajes de emisión de contenidos artísticos nacionales en los medios masivos, tanto públicos como privados, admitió que existen tres posiciones en términos de porcentajes. En otras palabras la norma implicará la exigencia de un mínimo de producción nacional que podría ser de un 60% como en el modelo canadiense o menos, es el punto en el que aún no existe acuerdo. Además se asignará el horario en el que debieran ser emitidos los contenidos nacionales.
No obstante, Achugar fue claro en que “habrá recomendaciones para canales públicos y otras para los privados, y que será una política distinta porque cumplen roles diferentes”. Hizo hincapié en que es “un tema delicado” porque “no se trata de prohibir, sino de estimular” la producción nacional. Al tiempo que observó que existe una industria naciente que “los medios mayoritarios no suelen incluir”.
Respecto a los estímulos admitió que habrá beneficios a la producción artística uruguaya, si bien no abundó en detalles, se evaluó la exoneración del IVA, así como también se establecerá el cobro de impuestos a la producción extranjera, tal como ya sucede con los espectáculos musicales.
“El rating es una falacia”
¿Qué opina de los contenidos de la televisión abierta?
Son desiguales; hay programas interesantes y otros que no se corresponden con el gusto mío, pero sí con el de otras personas. Sería interesante una mayor cantidad de programas artísticos de producción nacional, porque ya existen sobre información.
¿Y en la televisión por cable?
La TV cable es distinta; si bien también es desigual, tiene una mayor oferta. Las tres grandes señales se parecen entre sí, emiten propuestas similares: películas, debates, entrevistas, documentales y se pueden ver informativos sin tantos datos policiales y asaltos a mano armada. Y no porque no existan, pero si recorren América Latina después que vengan a hablar de falta de seguridad.
¿Existe la TV chatarra?
Hablar de televisión “chatarra” es una clasificación simplificadora de un problema más complejo. El asunto está en la diversidad cultural y en las producciones. Puede haber calidad en algo que para otro no lo es; nadie tiene el derecho a sentirse mejor que otro para dictaminar esto sí o esto no. El proyecto de ley cuida de no caer en estas cosas.
¿Los contenidos deben establecerse en función del rating?
El rating es una falacia. Si le ofrecen un “croissant” salado y pan con grasa, va a decir que le gusta eso y no una margarita. La gente pide en función de lo que es la oferta. Esta es restringida y no reconoce la diversidad cultural y de opiniones en la sociedad uruguaya. Sin embargo, Uruguay firmó la Convención Internacional sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales y ésta debe ser respetada. A no ser que algunos medios consideren que nuestra identidad sea la criminalidad, cosa que no creo. Esto tiene que ver con lo que se quiere mostrar y con la construcción de la autoestima, aunque no sea noticia. Algunos medios no dan suficiente espacio a los logros en el campo científico, empresarial y/o cultural; en cambio, ponderan lo negativo.
¿Uruguay está en condiciones de exportar contenidos culturales?
Claro que sí, por eso apostamos desde esta Dirección a estimular la producción uruguaya para incidir en la exportación de contenidos. No hay ganancias sin riesgos. Desde el Estado se buscó durante esta administración apoyar, subsidiar y distribuir. Se hizo con la danza, el teatro y el cine. El desarrollo de este último fue posible gracias al Fondo de Promoción que maneja el Instituto del Cine y el Audiovisual con un monto anual de $ 25 millones. No hay que pensar sólo en el mercado interno, eso es tener cabeza chiquita. Los empresarios en todas partes del mundo se arriesgan.
De acuerdo a la encuesta de Imaginarios y Consumo Culturales ¿habrá algún cambio en las políticas culturales trazadas?
Reafirma las políticas en desarrollo, la estimulación de la danza, el teatro y el cine, la creación de Usinas Culturales en distintos puntos del territorio que ofrecen la oportunidad de crear en localidades que no contaban con los medios audiovisuales como para hacerlo.
Fuente: Las Últimas Noticias
El texto será revisado en conjunto con la ministra de Educación y Cultura, María Simon, para de inmediato elevarlo al Parlamento. A través del proyecto el Estado regulará “los ámbitos públicos, es decir, las ondas de radio y televisión que brinda a concesionarios privados, con el sentido de defender la libertad de expresión”. Para Achugar el Estado “no debe limitar” ese derecho, “pero si un concesionario realiza una campaña a favor de la pedofilia o el racismo éste tendría que ser censurado porque viola otros derechos humanos”.
Para garantizar la protección de los intereses de todos, Achugar adelantó que “se incluye en el proyecto de ley la figura del ombudsman o mediador cultural que planteó el Partido Independiente”. Su rol será el de “mediar y asegurar el derecho a la libertad de expresión de todos los actores y manifestaciones culturales existentes”.
La iniciativa fue propuesta a finales de mayo por el ex director de Cultura Agustín Courtoisie, miembro de la Mesa Central del Partido Independiente, durante una reunión que mantuvo Achugar con los delegados de todos los partidos políticos.
El mediador cultural permitirá atender, por ejemplo, los reclamos de padres que sienten menoscabados sus derechos como educadores de sus hijos ante los modelos de comportamiento difundidos por la televisión.
También podrá recoger opiniones de los artistas y escritores que sientan sus libertades amenazadas debido a una norma que podría ser aplicada en forma abusiva, entre otras situaciones.
Achugar, profesor grado 5 de Literatura Latinoamericana, enfatizó que el espíritu de la ley es el de “ordenar sin avasallar ni censurar”. Consultado sobre qué instrumentos ofrece el proyecto manifestó que la cuota pantalla es una de las herramientas. “Buscamos asegurar una representación de la cultura artística nacional promoviendo mínimos y estímulos”, enfatizó.
Si bien no quiso adelantar cuáles serán los porcentajes de emisión de contenidos artísticos nacionales en los medios masivos, tanto públicos como privados, admitió que existen tres posiciones en términos de porcentajes. En otras palabras la norma implicará la exigencia de un mínimo de producción nacional que podría ser de un 60% como en el modelo canadiense o menos, es el punto en el que aún no existe acuerdo. Además se asignará el horario en el que debieran ser emitidos los contenidos nacionales.
No obstante, Achugar fue claro en que “habrá recomendaciones para canales públicos y otras para los privados, y que será una política distinta porque cumplen roles diferentes”. Hizo hincapié en que es “un tema delicado” porque “no se trata de prohibir, sino de estimular” la producción nacional. Al tiempo que observó que existe una industria naciente que “los medios mayoritarios no suelen incluir”.
Respecto a los estímulos admitió que habrá beneficios a la producción artística uruguaya, si bien no abundó en detalles, se evaluó la exoneración del IVA, así como también se establecerá el cobro de impuestos a la producción extranjera, tal como ya sucede con los espectáculos musicales.
“El rating es una falacia”
¿Qué opina de los contenidos de la televisión abierta?
Son desiguales; hay programas interesantes y otros que no se corresponden con el gusto mío, pero sí con el de otras personas. Sería interesante una mayor cantidad de programas artísticos de producción nacional, porque ya existen sobre información.
¿Y en la televisión por cable?
La TV cable es distinta; si bien también es desigual, tiene una mayor oferta. Las tres grandes señales se parecen entre sí, emiten propuestas similares: películas, debates, entrevistas, documentales y se pueden ver informativos sin tantos datos policiales y asaltos a mano armada. Y no porque no existan, pero si recorren América Latina después que vengan a hablar de falta de seguridad.
¿Existe la TV chatarra?
Hablar de televisión “chatarra” es una clasificación simplificadora de un problema más complejo. El asunto está en la diversidad cultural y en las producciones. Puede haber calidad en algo que para otro no lo es; nadie tiene el derecho a sentirse mejor que otro para dictaminar esto sí o esto no. El proyecto de ley cuida de no caer en estas cosas.
¿Los contenidos deben establecerse en función del rating?
El rating es una falacia. Si le ofrecen un “croissant” salado y pan con grasa, va a decir que le gusta eso y no una margarita. La gente pide en función de lo que es la oferta. Esta es restringida y no reconoce la diversidad cultural y de opiniones en la sociedad uruguaya. Sin embargo, Uruguay firmó la Convención Internacional sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales y ésta debe ser respetada. A no ser que algunos medios consideren que nuestra identidad sea la criminalidad, cosa que no creo. Esto tiene que ver con lo que se quiere mostrar y con la construcción de la autoestima, aunque no sea noticia. Algunos medios no dan suficiente espacio a los logros en el campo científico, empresarial y/o cultural; en cambio, ponderan lo negativo.
¿Uruguay está en condiciones de exportar contenidos culturales?
Claro que sí, por eso apostamos desde esta Dirección a estimular la producción uruguaya para incidir en la exportación de contenidos. No hay ganancias sin riesgos. Desde el Estado se buscó durante esta administración apoyar, subsidiar y distribuir. Se hizo con la danza, el teatro y el cine. El desarrollo de este último fue posible gracias al Fondo de Promoción que maneja el Instituto del Cine y el Audiovisual con un monto anual de $ 25 millones. No hay que pensar sólo en el mercado interno, eso es tener cabeza chiquita. Los empresarios en todas partes del mundo se arriesgan.
De acuerdo a la encuesta de Imaginarios y Consumo Culturales ¿habrá algún cambio en las políticas culturales trazadas?
Reafirma las políticas en desarrollo, la estimulación de la danza, el teatro y el cine, la creación de Usinas Culturales en distintos puntos del territorio que ofrecen la oportunidad de crear en localidades que no contaban con los medios audiovisuales como para hacerlo.
Fuente: Las Últimas Noticias