Las periodistas Miriam Lewin y Luciana Geuna estuvieron este sábado en Victoria y dieron continuidad al ciclo de charlas sobre periodismo que organizó Análisis, por sus 25 años de vida. Hablaron sobre el periodismo de investigación, bajo la consigna Los límites del periodismo de investigación en la televisión argentina
“Creo que en la polarización que vivimos hay un herido, y es el periodismo de investigación de calidad y la reacción informada del público, con datos”, precisó Lewin, y se refirió a una “agenda tuerta” en la especialidad. Asimismo, dejó definiciones acerca de la televisión actual y fue tajante al opinar que “está muriendo como medio para informarse”. A su turno, la disertación de Geuna estuvo orientada a dar un cierre sobre varios de los puntos planteados por su antecesora y admitió “condimentos” de los que se sirve el periodismo de investigación televisado.
“Encontramos una fórmula en la que no dejamos de lado la rigurosidad y la combinamos con el entretenimiento”, describió y sostuvo: “Creo que PPT va a quedar como un mojón de programa de televisión por eso y porque se inscribió en esta coyuntura para investigar a este gobierno”.
Lewin, quien ostenta una trayectoria de muchos años y trascendencia en investigaciones emitidas por Telenoche investiga y .doc, se refirió a la coyuntura política que se vive en cuanto a los medios y sus productos periodísticos. Además, la comunicadora que logró dar a conocer importantes denuncias que terminaron en la Justicia por delitos de corrupción, o lo que fue la condena al cura Julio César Grassi, opinó sobre las prácticas y usos tecnológicos tanto en las audiencias como la utilización de dispositivos para concretar el periodismo de investigación.
Con la sala repleta en la Sociedad Italiana de Victoria, este sábado también disertó Luciana Geuna, respondió a varios de los puntos planteados por su antecesora, y adelantó el cierre del ciclo Periodismo para todos que conduce Jorge Lanata. La comunicadora que se desempeña en radio, televisión y gráfica, reconoció la coyuntura por la que atraviesa el oficio y admitió los “condimentos” que en la actualidad entran en juego a la hora de hacer periodismo de investigación en la televisión.
Televisión, contenidos y nuevas generaciones
“¿Qué decir acerca del periodismo de investigación en televisión?”, preguntó para arrancar Lewin y abrió la charla. Dijo que atravesamos “una etapa en la que la TV está muriendo como medio para informarse”, y ahondó: “Estamos asistiendo a una transformación vertiginosa, en un tiempo en el que la gente que se informaba con el noticiero de las 20, se está muriendo. Ya no existe esa especie de hábito que venía de muchas décadas atrás, de informarse a través de la TV de aire. Esto es porque ahora hay otros medios para informarse”, planteó.
De inmediato propuso como ejemplo el caso del fiscal Nisman. “Cuando murió Nisman, en la madrugada, ya había corrido el twit de un periodista del Buenos Aires Herald, Damián Pachter y saltó a la notoriedad. Él se enteró por un medio no determinado que se había muerto Nisman. Manda un twit y esto empezó a correr exponencialmente, se multiplicó su difusión por las redes sociales y todo el mundo terminó por enterarse con ese origen. O sea, empezó en las redes sociales”.
Reforzó la línea argumental y sostuvo que “la gente recurre a Twitter y a Facebook” para informarse. “Ahora ya no se puede hablar de censura, y cualquiera puede hablar casi de cualquier cosa. ¿Esto significa que todo lo que se publica en las redes sociales sea confiable? No, en absoluto. Pero también, así como se publican inexactitudes en las redes sociales, con la misma inmediatez, alguien salta y publica la desmentida. De manera que las mentiras tienen patas cortas. Se puede decir que hay una autoregulación de lo que sale en las redes sociales. La gente ya no consume TV de aire ni siquiera para entretenimiento, con algunas excepciones. En realidad, el rating o audiencia de los noticieros de aire está en descenso”, describió.
Seguidamente opinó sobre el rol de las nuevas generaciones en la caída de audiencia de la televisión y sostuvo que los más jóvenes “miran series y consumen contenidos por You Tube”. “Hay todo una especie de red, incluso de críticas de libros hechas por pibes para gente de su edad”, agregó y plantó la inquietud: “A veces me pregunto si no llegó la hora que los contenidos que publicábamos en la TV empecemos a publicarlos por otras vías. Para responder a la necesidad de esas nuevas generaciones que hasta están dejando de usar la computadora porque se bajan contenidos en el teléfono celular. Eso nos indica que algo está cambiando”.
La periodista no dejó cabo suelto y también tocó el tema de la censura. Puso como ejemplo los casos de Snowden y Assange, y aseveró: “Se puede decir que la represalia a la discusión de estos dos hombres, que claramente no son periodistas, de información reservada que fue materia prima, oro en polvo para los periodistas de investigación, tuvo una reacción por parte del poder demoledora, con graves consecuencias para sus vidas. En realidad, lo que creo están haciendo, no es reprimiendo tanto a estos dos personajes por lo que hicieron, sino que están tratando de disuadir que haya nuevos Assange y nuevos Snowden en el futuro”.
De los ’90 a la actualidad: la investigación, la cámara oculta y la decadencia
Para Lewin, en Argentina hubo “una época de oro del periodismo de investigación”. “Fueron los ’90 y el 2000. En un momento, en la TV hubo siete programas de periodismo de investigación. Obvio que con distintas calidades, profundidades y distintos enfoques al mismo tiempo. La nueva tecnología de la época que fue la cámara oculta, pero tuvo muchos detractores. La gente tenía razón en tenerle miedo porque muchas de las veces se utilizaron mal. Por ejemplo para hacerle cámara oculta a los denunciantes y no a quienes ejecutaban el delito. O se utilizaba para quienes estaban en los niveles más bajos de la pirámide de una organización delictiva o de corrupción”, recordó.
La periodista refirió que en Telenoche investiga tenían una suerte de código de ética respecto de las cámaras ocultas. Aseguró que cuando pasó a trabajar como coordinadora de investigación en .doc, “en una de las primeras investigaciones que se realizó involucraba a un empresario que se había asociado con un corredor del Turismo Carretera, que tiene el combustible subsidiado y el corredor había armado una estación de servicio con ese combustible. Además lo adulteraban y le había provocado a una embarazada, graves riesgos en el embarazo. Cuando la chica pidió no estar en el surtidor para estar en el kiosco de la estación, la despidieron. La producción había hechos una cámara oculta a la chica”. Sobre esa anécdota relató cómo lo resolvieron. Dijo que preguntó por qué le hicieron la cámara a la denunciante. “Me dijeron que no tuvieron tiempo”, recordó y agregó: “Entonces fuimos y le preguntamos a la chica si quería hablar voluntariamente y ella nos atedió amorosamente. Muchas veces, las cosas se hacen rápido y mal porque lo que necesita la investigación es tiempo para alcanzar la certeza”.
“En la década del 2000, yo diría desde 2003, empezó la decadencia del periodismo de investigación en la televisión. La gente estaba hastiada de escuchar denuncias y había como cierta avidez por creer que la política o el gobierno podían ser limpia y transparente”, opinó. “Nos empezamos a dar cuenta cerca de esa época, que la demanda o aceptación de los informes de investigación periodística, no fue tanta como en años anteriores”, manifestó.
Para Lewin, ahora, en la actualidad, existe lo que denominó una “agenda tuerta” del periodismo de investigación. Y explicó que “solamente por una suerte de confrontación entre sectores, interesa lo que puede dañar al que está enfrente; y esta especie de miras, hace que cuando uno va a plantear un tema que no tiene que ver con esta confrontación, no sea admitido o aceptado”.
En el mismo sentido, añadió que “las cosas que tienen que ver con la vida de la gente, es como que no interesan”, y graficó: “Hay como una especie de pulsión por dañar solamente determinados objetivos que tienen que ver con mi postura política”. Entonces, “hay un montón de temas de los que se ocupaba el periodismo de investigación que no se están abordando”. Sostuvo también que “el periodismo se está revistiendo de un montón de elementos que tienen que ver con captar audiencia”, y abonó esa idea ejemplificando: “Se sirve de modismos, imitadores, stand up y el núcleo duro, se piensa o se siente, que ya no resulta tan atrayente para el público”.
Por último, asentó que “los diferentes posicionamientos políticos hacen que se crea o descrea de una investigación periodística a priori”. “Por ejemplo con Lanata, hay gente que comenta las investigaciones dando un 100 por ciento de crédito, y cuando uno responde que fue desmentido al día siguiente de la emisión, te dicen que no escucharon la desmentida ni vieron la emisión. Al revés pasa lo mismo. Me parece que en esta polarización que vivimos, hay un herido y es el periodismo de investigación de calidad y la reacción informada del público, con datos”, completó.
La coyuntura, la TV y los condimentos
Al lado de Lewin, Luciana Geuna reconoció la coyuntura por la que atraviesa el oficio y admitió los “condimentos” que en la actualidad entran en juego a la hora de hacer periodismo de investigación en la televisión. “En un principio, antes de empezar Periodismo para todos, Lanata quería ponerle mucho de Tato Bores. El contrato inicial era por trece capítulos y ninguno de nosotros pensamos que fuera a sobrevivir más tiempo. Pero se instaló y completó cierta demanda. Encontramos una fórmula en la que no dejamos de lado la rigurosidad y la combinamos con el entretenimiento. Creo que va a quedar como un mojón de programa de televisión y además, porque se inscribió en esta coyuntura para investigar a este gobierno. Es una elección editorial”, afirmó, y habló también de la rigurosidad y los tiempos, pero marcó la dificultad de poner en funcionamiento la maquinaria de un programa de investigación todas las semanas. “La televisión implica exposición, pero también de mayor desafío que la gráfica porque hay que producir un contenido riguroso y bueno con las condiciones y tiempos de la TV”. “Quienes hacemos periodismo de investigación corremos atrás de producir algo riguroso y que a la vez tenga impacto”, definió y destacó que “en mayor o menor medida, en PPT logramos algunas investigaciones como la de Boudou y La ruta del dinero k”.
Respecto de lo que había dicho anteriormente Lewin sobre la agenda del periodismo de investigación a la que definió como “tuerta”, Geuna respondió: “Si bien la construcción del programa terminó definiéndose por investigar a este gobierno, lo cierto es que hemos recorrido el país. No sólo hacemos notas que tienen que ver con el gobierno nacional, básicamente porque tenemos que contar historias que no quieren ser contadas”.
Con un concepto similar al de Lewin, Geuna sostuvo que en la actualidad “el periodismo tiene más que ver con un acto de fe”. Y ahondó: “Me encuentro con gente que me discute a Lázaro Báez”. “Creo que el desafío que tenemos es mantener la obsesión por la rigurosidad. Hay que salir de lo político y hablar de periodismo”. Discrepó con su antecesora al considerar a la televisión como un medio que “atraviesa a mucha gente”. “Desde la niñez, adolescentes y gente grande demandó estas investigaciones que la televisión permitió por formato y masividad. Tengo que reconocer que el programa logró meterse en un momento social en el que mucha gente demanda estas investigaciones, luego de atravesar una época en que no se vio periodismo de investigación”.
Al adelantar que este año PPT termina porque concluye el gobierno pero también porque “probablemente la gente necesite aire puro, aunque lo que venga sea igual, mejor o peor. Creo que el público necesitará informarse más livianamente.
Debate
Se planteó una inquietud sobre la funcionalidad del periodismo y la honestidad intelectual. Geuna respondió que “lo que importa es la historia que uno está contando”. “El beneficiado colateral es algo que no compete al periodista”, acotó. “A mí no me importa a quién perjudique”, agregó por su parte Lewin, y profundizó: “No estamos en el cálculo político coyuntural. El compromiso del periodista es con la verdad que podemos conseguir y fundamentar”.
Sobre periodismo militante, Lewin sostuvo: “Todos militamos por algo. Yo milito por que los militares sean castigados, Luciana porque no haya más corrupción. Pero una cosa es militar siendo idealista y algo diferente es expresarse partidariamente. Desprecio a los periodistas que se venden y hay muchos de esos que se venden por políticos, por un aviso. Depende de cómo se haga”, opinó Lewin. “Creo que uno puede ser militante y periodista y no necesariamente eso pervierta el oficio. Se puede ser pensante y fiel a los hechos”, dijo Geuna.
A una inquietud sobre la corrupción y el oficio del periodismo de investigación, Lewin respondió: “Tenemos un altísimo nivel de tolerancia a la corrupción en nuestras vidas personales. Nos enfrentamos a eso. Denunciar es muy fácil, pero investigar es otra cosa”.
¿Se sienten el cuarto poder o el poder económico está por encima de ustedes? Se preguntó desde el público. “Creo que en los medios de comunicación hay un poder. No sé si ya tiene tanto sentido esto, porque hay muchos otros medios como las redes sociales en los que uno puede decir todo lo que piensa. Si bien los empresarios o dueños de los medios continúan siendo muy poderosos, hay cierta forma de contrarrestar ese poder en la ciudadanía”, respondió Lewin. A su turno, Geuna dijo que la figura del cuarto poder no la siente parte. “Las corporaciones de medios ocupan un lugar importante, pero creo que las tecnologías permitieron que el poder de fuego no esté tan concentrado”, acotó.
Se preguntó si sintieron prejuicio en el oficio por ser mujeres. Geuna respondió que nunca lo sintió. Lewin recordó que en otra época había cuestiones como el tipo de notas: “Las que tenían que ver con niños, con salud… esas eran notas para mujeres, aunque no exclusivamente, pero había elección para notas que requerían cierta sensibilidad. No sé si era un plus”.
Se consultó la investigación en ciudades chicas. “Es difícil realmente. Se puede recurrir a gente de afuera, pero la cuestión es el ingenio”, consideró Lewin. “Uno de los problemas es la viabilidad económica en los medios chicos, porque automáticamente te sacan el apoyo publicitario”, acotó Geuna.
Fuente: Análisis Digital