Rubén Dario Heredia, periodista de la radio FM Red y la Verdad del Noa, fuera amenazado telefónicamente el día sábado 31 de marzo. "Cerrá el pico porque si no te vamos a tocar lo que más querés: tus nietos", escuchó. Así lo relata en 1° persona:
Desde la intendencia rosarina se ha iniciado una caza de brujas con quienes piensan diferente o a quienes se atreven a criticar parte del accionar de este gobierno municipal que fue elegido con el 37% de los votos, lo cual indica que mas de la mitad de los rosarinos no estuvieron de acuerdo, pero que sin embargo esperan que se gobierne con ecuanimidad y trasparencia.
Tener que estar hablando de esto, a casi 30 años del regreso de la democracia a nuestro país, pareciera un chiste, y una falta de respeto a la memoria de todos aquellos que dejaron su vida en pos de estos valores, y de que hoy tengamos la posibilidad de vivir en libertad… pero es la cruda realidad.
Desde este mismo medio hemos criticado a algunos políticos que desde las tribunas pretendían desvalorizar todo lo realizado en la primera gestión de Rómula Montero con el viejo dicho “Obras son amores”. Las obras están allí nadie las puede negar. El triunfo, aunque ajustado, también. Pero esto no le da a la intendente el poder de actuar en forma omnipotente pensando que es la dueña del Municipio y puede hacer y deshacer a su antojo sin que nadie critique o señale sus errores.
Fue precisamente eso lo que le señalé en una reunión de la Escuela de Arte Roberto Maheashi en la cual no estaba como periodista, sino como integrante de la Comisión de Apoyo a la gestión que realiza en la misma el profesor Ramón Jesús Vera, cuando desestimando todo lo realizado durante meses adelantó que nos iba a quitar el local porque los yuyos en el patio del taller estaban altos y los pizarrones que usaban los niños que concurrían al mismo estaban escritos con tizas.
Como represalia por mis palabras, al día siguiente recibí la comunicación que se levantaba la publicidad que el municipio tenía en la radio y en el periódico ($ 1.300,- mensuales entre los dos medios). Pero no solamente se cortó la publicidad, sino que dieron orden al encargado de prensa, que dejaran de enviar los partes de prensas diarios en los cuales se informa a la comunidad los hechos, acontecimientos y anuncios de interés público.
Cuando le preguntamos al encargado de prensa el porqué de ésta decisión me dijo que lamentaba decirme que yo ya no recibiría el parte ni podía hacer notas con ningún funcionario porque el Ejecutivo Municipal estaba ofendido por mi línea editorial.
Yo sabía que esto iba a pasar. Lo supe en el mismo momento que la intendente se levantó ofuscada y se fue de la reunión en la Escuela de Arte. Lo confirmé además cuando numerosas personas me informaron que ese es el trato normal que dá a los empleados, principalmente a los contratados a los cuales les paga miseria y los obliga a trabajar más de lo convenido sin pagarles horas extras bajo la amenaza que si reclaman les rescinden el contrato y los deja en la calle.
“Mi esposo hace mas de tres años que está contratado cumpliendo trabajo calificado dentro de las oficinas municipales y cuando le pidió si podía pasarlo a planta permanente se enojó mucho y amenazó con despedirlo” –decía una vecina – de la cual por razones obvias no damos el nombre para evitar las represalias de la irascible jefa comunal.
Pero parece que no sólo la intendente se siente intocable, sino también su gabinete. El pasado jueves luego de la aparición de la edición Nº 2 de La Verdad, se apersonó en mi domicilio particular el secretario de Hacienda Municipal el contador José Roldán acompañado de su señor padre, para reclamarme porqué lo había incluido en la portada del periódico y que la iba a pasar mal si volvía a meterme con él repitiendo algo parecido su padre, lo cual no dejó de intranquilizarme ya que se sabe que el contador es “cinturón negro” de Karate.
Al día siguiente un empleado municipal se acerca hasta la oficina para contarme que la Intendenta Rómula Montero había dado órdenes a los directores de tránsito para que me hagan controles donde me encuentren y si es posible me secuestren el vehículo por lo menos el fin de semana.
Pero lo más grave fue lo ocurrido éste sabado, cuando en el teléfono fijo de mi hijo recibió este mensaje: “gordo hijo de p… cerrá el pico porque sinó te vamos a tocar lo que más querés. A tus nietos…” pensando que estaban comunicados conmigo.
Pocos minutos después recibo en mi celular el aviso de un empleado municipal en el que me cuenta que la intendente había dado orden en la Oficina de Rentas que expurguen todas mis cuentas y que en caso de haber deudas el martes intimen el pago de las mismas.
Todo lo que les estoy contando parece una mala copia de las peores épocas de la dictadura, pero me están ocurriendo aquí y ahora y se las cuento a ustedes para que en el caso de que ocurra algo de lo que aquí les cuento sepan de donde vinieron.
Lamento que esta gente no conozca los derechos que tenemos los medios de comunicación; como por ejemplo el del libre acceso a la información pública, derecho que es al mismo tiempo de ustedes, nuestros lectores; así que sus abogados tendrán que agarrar los libros y ponerse a estudiar, porque yo no pienso quedarme “Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala” callada ante esta situación.
Dificultar la tarea periodística, dando órdenes desde una administración municipal de que se persiga expresamente a un medio de comunicación, es prácticamente lo mismo que cercenar el derecho a la libertad de prensa, consagrado en nuestra Constitución. Al mismo tiempo, no aceptar una línea editorial, ya que no se trata en este caso que el semanario haya publicado información falseada o mentiras, implica directamente en no creer, y bastardear, uno de los cimientos de la democracia: Qué todos los periodistas tenemos derecho a expresar nuestra opinión, sin por ello ser censurados ni perseguidos; y más cuando se trata de la crítica de actos de gobierno.
El Municipio no es una empresa privada que elige con quién quiere hablar o no, es un organismo público, y el derecho a la información también es uno de los pilares de la democracia.
Estos dirigentes, que tiene costumbres arbitrarias propias de la dictadura, me dan mucha vergüenza. Los periodistas somos como la piedra en el zapato de quienes están del lado del poder, yo no pienso cambiar mi línea editorial para conformar los caprichos de nadie.
Rubén Darío Heredia – Periodista